7 pasos para hacer realidad tus sueños

Las metas y sueños que nos fijamos a lo largo de nuestra vida, son el combustible que nos da la esperanza de que algo mejor está por llegar a nuestra vida. Los sueños son lo que nos motivan a levantarnos todas las mañanas y salir con la mejor cara posible a la calle, tener una dirección y el anhelo de dar un paso más hacia nuestras metas.

Una persona que tiene el coraje para perseguir sus sueños no se conforma con una vida mediocre, sino que busca una vida llena, plena y que le haga feliz. Quien no tiene sueños, simplemente es como un barco a la deriva que está en espera de lo que la marea depare para sí. Y aunque es imposible tener el control total de nuestra vida, podemos al menor darle una dirección a partir de las circunstancias que nos rodean. Trazar metas y sueños se trata de mirar más allá del presente. Se trata de cuestionarte “ ¿Qué es lo que quiero de la vida?” y salir a buscarlo.

Para poder  alcanzar tus metas primero debes ¡tener metas! Identificar qué es importante para ti y establecer un proyecto para conseguir lo que quieres. Idear un proyecto profesional al detalle te ayudará a conseguir lo que te propones. Los pasos que habrás de seguir a fin de lograr lo que quieres deben contemplar  qué  esfuerzo estás dispuesto a hacer, debes ser  consciente de tus posibilidades y convencerte de que estás dispuesto a luchar para conseguir lo que quieres. Para ello, te presento los siguientes tips que te ayudarán en el logro de dicha meta:

  1. Define con claridad lo que realmente deseas. Tómate un tiempo para anotarlo, definirlo y describirlo tan claro como te sea posible. Deja que esos deseos emerjan de lo más recóndito de tu ser. Una vez que comiences a escribir, comenzaras a desarrollar todas esas ideas con mayor soltura, pero asegúrate de querer cada una de las que anotes. Este será el inicio de tu plan a seguir. Si planificas los pequeños pasos que te acercan a tu objetivo te resultará más fácil conseguirlo. Una larga caminata empieza por un solo paso.
  2. Visualiza como sería si tu sueño ya se hubiera hecho realidad. Sin importar si se refiere a tu empleo, a tu hogar, a tu relación o a tu propio cuerpo. Intenta visualizarlo con todos tus sentidos. Si por ejemplo tu sueño es publicar un libro, visualízate a ti mismo firmando libros para tus lectores, siente la emoción recorriendo tus manos con cada libro autografiado, escucha a tus fans elogiándote por el gran trabajo que has hecho. la técnica de visualizar el resultado de aquello que queremos, es el primer paso para poder llegar a conseguirlo con éxito. Si puedes imaginarte el logro de un objetivo o meta que te hayas propuesto estarás preparando tu mente para que se focalice en los elementos que te van a permitir alcanzar ese resultado.
  3. Haz una cosa a la vez. Preferentemente a la misma hora todos los días. Si se trata de escribir un libro, proponte comenzar a escribir un capítulo a determinada hora. Si tu meta es bajar de peso, sal a correr todos los días a una misma hora. Piensa que cada vez que cumples con esta tarea a la hora fijada, te estarás disciplinando y a su vez, te estarás acercando un poco más a tu sueño.
  4. Simplifica las tareas o pasos. No tienes que hacer todo a la vez. Tampoco tienes que cubrir varias tareas al mismo tiempo para poder terminar antes. i divides la meta en pequeños trayectos o etapas, te resultará más fácil y te animará ir viendo tus logros diarios.
  5. No descuides tu motivación. Piensa en los logros que ya has conseguido. Seguro que hay muchas cosas que te has propuesto  antes y has resultado victorioso. Tenlas en mente para cuando creas que no puedes. Ten presente en cada momento el porqué quieres conseguir la meta. Te motivará y te ayudará a sacarle el máximo provecho a cada oportunidad y acercarte a tus objetivos
  6. Concéntrate en los resultados. el poder del objetivo, y el momento en que nos centramos en un objetivo, la meta se convierte en una especie de imán, que tira de nosotros y nuestros recursos hacia ella. Cuanto más centrados estemos, más poder vamos a generar para conseguir nuestro objetivo.

Prepárate para salir de la zona de confort

La vida nos depara todo tipo de situaciones inoportunas, inesperadas y francamente, indeseables. A menudo, es la vida la que nos hace arribar a territorios desconocidos. Pero lo más importante que debemos recordar cuando nos vemos obligados a salir de nuestra zona de confort es que estamos equipados con una capacidad increíble para adaptarnos a los cambios.

Prepárate para salir de la zona de confortPoseemos el don de la resiliencia, que es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves. Aunque somos seres de hábitos y costumbres, nuestras verdaderas fortalezas, – nuestro autentico yo – despiertan cuando estamos de cara a circunstancias desconocidas, es decir, cuando nos vemos obligados a abandonar nuestra zona de confort.

La zona de confort es la zona de lo conocido, de aquello que ya hemos aprendido a manejar, sin importar si eso es algo que nos genera felicidad o conflictos. Es todo aquello que nos es familiar, donde nos sentimos seguros, protegidos en nuestra vida actual, donde nos dejamos llevar por nuestro piloto automático, es nuestro camino trillado.  Todo lo que está fuera de esta zona, nos incomoda, nos parece difícil, nos genera tensión y ansiedad.

Cada día encaramos  la experiencia de los retos y la dificultad para lograr la transición entre las etapas de nuestra vida: un divorcio complicado, la muerte repentina de un ser querido, la pérdida de empleo o tener que mudarse a otra ciudad. Todos estos motivos imprevistos causan angustia, incertidumbre y un sentimiento apremiante de miedo.

Pero entonces ¿Qué debemos hacer cuando nuestros hábitos se ven interrumpidos y nuestra estabilidad emocional se pone a prueba? Hay ciertas “pistas” que debes tener en mente cuando de repente el sencillo camino de la zona de confort se vea accidentada por todos estos imprevistos:

Debes estar preparado. No dejes que un evento inesperado devaste tu vida. Es muy fácil llegar a ser tu propio peor enemigo cuando te has visto a obligado a abandonar tu zona de confort ya que en estar circunstancias se suele ser víctima de falsas comodidades como sustancias adictivas o conductas negativas. Pero si se planifica, con antelación y consciencia de los cambios que estarás obligado a hacer, podrás tomar las medidas necesarias para garantizar tu bienestar.

Debes comprender la razón o motivo principal. Siempre una raíz o motivo principal detrás de cada acontecimiento inoportuno. Lo que puede parece una tragedia en primera instancia, puede llegar a ser una bendición disfrazada. A menudo no solemos entender los contratiempos como tal (de hecho, suele llevarnos tiempo identificar en retrospectiva el lado positivo del mismo), y no nos percatamos que a fin de cuentas, es un cambio o una situación que al final puede traernos un beneficio o enseñanza.  Cada cambio en nuestra vida es un catalizar necesario para la mejora de la misma.

Aprovecha las oportunidades. Cada nuevo capítulo en la vida viene con problemas incluidos, sí. Pero también está acompañado de nuevas oportunidades. Por ejemplo, supongamos que terminaste una relación recientemente. Pudiera ser que esa persona no te trataba como querías o te mereces y ahora tienes la oportunidad de conocer a una persona más adecuada para ti. Acepta los desafíos que se te presenta y rompe ese patrón repetitivo de las cosas a las que estás acostumbrado. Permítete la oportunidad de desprenderte de esos viejos patrones que te mantienen atrapados en círculos viciosos.

Piensa en las consecuencias. Cambia tu mentalidad para adaptarte a los cambios. Al igual que un camaleón que modifica su tono para adaptarse a los colores de su entorno, también tú debes camuflarte con tu entorno. Tú, al igual que el resto de las personas, eres multifacético y posees las habilidades necesarias para tener éxito. Utiliza esta amplia gama de talentos para prosperar en cualquier situación. Todo comienza teniendo una mentalidad y una actitud correcta.

Busca ser productivo. La mejor manera de superar cualquier reto en la vida es siendo productivo. Realiza nuevas aficiones que te ayuden a mejorar tu salud física, mental o espiritual, como el ejerció, la lectura o clases en grupo. Ser productivo te ayudará a centrar tu atención en actividades positivas.

Reconoce tus fortalezas. Sin duda, eres mucho más fuerte de lo que imaginas y solo cuando te ves obligado a abandonar tu zona de confort, esas fortalezas surgirán para ayudarte a sobrevivir en ese periodo de pruebas. Es como una parte de ti que permanece dormida hasta que se le requiere. Con el tiempo, tus fortalezas crecerán, al igual que sucede con los músculos del cuerpo cuando se hace ejercicio. Recuérdate a ti mismo todas esas situaciones en las que has tenidos que hacerle frente a situaciones difíciles y/o similares y de las que has salido victorioso.

Permite que el tiempo te sane. Cada vez que te sientas deprimido por las adversidades,  recuerda que sólo es un periodo de transición hacia días más felices. Permítete experimentar calma en tu corazón y en tu mente. Cuando los sentimientos de ansiedad o preocupación te agobien, recuerda “con el tiempo se esfumarán”.

Mantén la vista fija en el futuro. Anticipa un futuro cercano en el que te sientas seguro y estable. Visualiza la resolución de tus cuestiones pendientes. Teniendo esto en mente, eventualmente esas cosas que parecen fuera de lugar irán adoptando uno.

Si bien es totalmente comprensible que una persona desee permanecer en su zona de confort por siempre, los cambios repentinos que le obligaran a salir de la misma son inevitables. Pero si aceptamos los retos como parte fundamental de nuestro crecimiento y progreso personal, podemos superar los inconvenientes de estas circunstancias no deseadas.

¿Cómo sobrellevar la adversidad?

 Ya sea que nos guste o no, las adversidades son parte de nuestra vida y por ende, aprender a sobrellevar la adversidad es uno de los más grandes obstáculos a los que debemos enfrentarnos.  Como Havelock Ellis escribió “El dolor y la muerte son parte de la vida. Rechazarlos es rechazar la vida misma”.

Los problemas, ya sean grandes o pequeños, se nos presentan a lo largo de toda nuestra vida y pese a lo astuto, optimistas o precavidos que seamos, nos será imposible evitar toparnos con ellos.

¿Por qué la gente permite que incluso cosas pequeñas afecten su mente? Porque aún no han aprendido a vivir el momento presente y disfrutar de su vida. Todos los problemas que has vivido en el pasado continuamente los estás reproduciendo en el presente. Hay cosas que son útiles y las debes conservar como  las habilidades y los conocimientos, así como la memoria de los acontecimientos que forman tu vida, pasiones, sueños, etc.

Para lograr sobrellevar las adversidades, necesitamos desarrollar nuestra resilencia, que  es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo. Por más terribles y dramáticas que realmente puedan ser las adversidades , si son bien trabajados, pueden ayudar en el conocimiento de uno mismo, promoviendo el fortalecimiento propio.

Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades, sino lograr a  sucesos de ese tipo  y adaptarse bien a lo largo del tiempo.

Una persona resilente se caracteriza por su:

          Autoestima fuerte

          Independencia de pensamiento y de acción

          Habilidad para dar y recibir en las relaciones con los demás

          Alto grado de disciplina y de sentido de la responsabilidad

          Reconocimiento y desarrollo de sus propias capacidades

          Una mente abierta y receptiva a nuevas ideas

          La percepción de sus propios sentimientos y de los sentimientos de los demás

          Capacidad para comunicar estos sentimientos y de manera adecuada

A fin de lograr ser más resilentes, necesitamos trabajar en los siguientes aspectos:

Cultivar relaciones afectivas. La relación de amistad, afecto y confianza con otra persona nos sirve de refugio, porque en ella podemos tener amparo, ayuda y afectuosa protección.

Al desarrollar relaciones afectivas podemos encontrar consuelo y auxilio sin tener que dar nada a cambio. La amistad verdadera que nace de estas relaciones afectivas, no tiene desarrollado el sentido de la posesión y no es absorbente en su trato con los demás,  no hay en ella exigencias, ni pretensión caprichosa o desmedida,  ni obligaciones, al contrario es libertad y apoyo mutuo.

Hablar de lo que nos ocurre. En ocasiones el solo hecho de hablar sobre cómo nos sentimos con algún familiar o amigo que nos inspire confianza y que nos pueda apoyar, tranquilizándonos, restaurará nuestra confianza y será suficiente para superar la situación.

Tener un cierto control de nuestra vida. Es fundamental que haya una relación armónica entre las diversas áreas de nuestras vidas. Tener una vida en equilibrio implica tener bien organizados y distribuidos todos los aspectos de la vida, los principales son: la vida de familia, la vida de pareja, las amistades y nuestra individualidad es decir los momentos en los que necesitamos estar solos.

Conocer tus habilidades y saber utilizarlas para hacer frente tanto a tus problemas personales como interpersonales es un factor clave al momento de decidir verlas como oportunidades con las cuales puedes tratar de manera constructiva. Tratar con la adversidad nos obliga a enfrentar la causa que lo trajo a nuestra puerta en el primer lugar. Cuando puedes manejarte con honestidad y claridad, cuando puedas  escuchar a los demás y a ti mismo con aceptación y empatía, cuando puedas hacer frente a tus miedos y cuando puedas resolver tus otras personas, habrás aprendido a satisfacer tus propias necesidades, estableciendo y alcanzando objetivos verdaderamente importantes para ti.

El  temor de lo que podría suceder en el futuro es a menudo peor que la realidad. Una sola persona no puede predecir el futuro, así que tenemos que ser valientes y plan para el éxito óptimo. Tenemos que ser optimistas. Recuerda que tú y  solo tú tienes las herramientas necesarias para convertir  cualquier adversidad en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.

¿Cómo puedes fomentar una actitud más positiva en tu vida?

 

Los pensamientos y las emociones negativas son las responsables de limitar tus pensamientos y hacer que te concentres solo en ese tipo de pensamientos. Es como si estuviesen en una situación de peligro, en la que, por ejemplo hubiera un tigre frente a ti. Pero como los pensamientos negativos te paralizan, ignoras las opciones como subirte a un árbol, defenderte con una rama o lanzar una piedra.

Este instinto de supervivencia sería muy útil tratándose de una situación en la que debes salvar tu vida y tu integridad física, pero en tu vida cotidiana, seguramente no tienes que enfrentarte a una situación como la de toparte con un tigre en el medio de la nada. El problema es que, tu cerebro está programado para responder a las emociones negativas de la misma manera, cerrándose al mundo exterior y limitando las opciones a tu alrededor.
Por ejemplo, supongamos que estás en el medio de una pelea con alguien. La ira y las emociones que surgen del intercambio de palabras pueden conducirte a un punto en el que no puedes pensar en otra cosa que no sea agredir. O bien, suponiendo que un día estás demasiado estresado por todo lo que tienes que hacer puede que te resulte imposible acabar con todos esos pendientes ya que crees que el tiempo no te alcanzará para cubrir esa larga lista de tareas. Otro ejemplo sería, que te sientas mal por no hacer ejercicio o haber dejado de comer sano, pero lo único en lo que piensas es que eres perezoso o no tienes fuerza de voluntad mientras lo que deberías estar haciendo es buscar una motivación. En cada caso, el cerebro pareciera cerrarse al mundo exterior y se centra en las emociones negativas del miedo, la ira o el estrés.

Las emociones negativas son las que impiden que el cerebro vea las demás opciones o alternativas que se nos presentan. Es decir, limitan tu instinto de supervivencia.Es por ello que debemos desarrollar un pensamiento más positivo. Los beneficios de las emociones positivas no son algo que desaparezca al cabo de unos minutos. De hecho el mayor beneficio que las emociones positivas pueden proporcionar es la capacidad para desarrollar habilidades y recursos que podrán usarse en el futuro.
Pero ¿Cómo podemos incrementar los pensamientos positivos en nuestra vida? Si bien muchas personas creen que los pensamientos son una cosa trivial que no tiene verdadera importancia en nuestra vida, lo cierto es que la mente tiene la capacidad para visualizar cada uno de los pensamientos que tengamos. Es por ello que, en lugar de centrarnos solo en esos pensamientos derrotistas o que no nos hacen ningún bien, debes centrar tus pensamientos en lo que deseas, lo que anhelas y mantener ese enfoque.

Nuestros pensamientos pueden ocasionarnos ansiedad, miedo, frustración, o por el contrario tranquilidad, coraje, satisfacción o motivación entre otros estados anímicos. Y a su vez esos sentimientos retroalimentan nuestros pensamientos. Piensa en el éxito, en lo que quieres lograr, piensa mejor de ti, y tus resultados serán mejores. Piensa de manera débil y piensa que perderás y tus resultados serán mediocres.

Tres prácticas que debes considerar para el desarrollo del pensamiento positivo son:

Medita. Recientes investigaciones han arrojado que la gente que medita a diario tiene sentimientos más positivos que aquellos que no la practican. El pensamiento positivo te predispone mejor para enfrentar los desafíos de tu vida cotidiana. Al tener buena predisposición, se piensa de manera más abierta y flexible para encontrar nuevas soluciones a cada problema. La meditación es una técnica muy útil para despejar la cabeza de cualquier negatividad que puede ser la que azota el interior de tu mente.

Escribe. Según los expertos, escribir es una terapia emociona que nos permite expresar lo que sentimos, ver nuestros problemas desde otra perspectiva y encontrar una respuesta a nuestras emociones. Los beneficios de la escritura se ven reflejados en nuestro estado de ánimo, en la reducción del estrés e incluso en el aumento de nuestra autoestima. Sumergirnos en la escritura nos abstrae de todo lo demás (rutinas, obligaciones, corazas) y nos conecta con la parte más íntima de nosotros mismos: los sentimientos y las emociones, que a menudo nos cuesta expresar de viva voz. Esta es una técnica por demás sencilla ya que no necesitamos de ninguna herramienta sofisticada ni contar con la asesoría de un experto. Basta con que tengamos un poco de tiempo libre y donde escribir, para así dedicarle ese tiempo a nuestro mundo interior.

Distráete. Así como le asignas un día o una hora en específico al resto de tus actividades cotidianas, también debes darte un tiempo para ti mismo. ¿Cuándo fue la última vez que dispusiste de un tiempo para distraerte y divertirte? Para tener una actitud más positivas, debes ser consciente de que una junta en el trabajo no tienes porque ser más importante que tu felicidad.

Date permiso de reír, de divertirte, de pasarla bien y disfrutar los beneficios de las emociones positivas. Asigna un día o un par de horas a la semana para cultivarte, para explorar y desarrollar nuevos pasatiempo o habilidades.
Nuestros pensamientos son como una semilla que produce una flor y luego un fruto. Entonces para recoger los frutos hay que alimentarlos de pensamientos, de emociones y acciones positivas.

Los peligros de ser iracundo

En el ámbito de la salud, el enojo, al igual que cualquier otro sentimiento negativo nos hace daño repercutiendo en nuestro bienestar físico ya que la química de nuestro organismo pierde el equilibrio. Cuando nos enojamos, el cuerpo reacciona de manera agresiva: aumenta la presión sanguínea, el corazón bombea sangre con mayor rapidez y la envía a los músculos de las piernas y de los brazos por si hay que correr o defenderse.

Los peligros de ser iracundoEl enojo o la agresividad de una persona causa efectos directos al corazón. Cuando estamos muy enfadados, las células cargadas de los lípidos liberan grasa en el flujo sanguíneo para hacer uso de ella en caso de necesitar energía extra de emergencia. Pero donde esta presión sanguínea crece, las paredes de las arterias se deterioran y esa grasa acumulada se transforma en colesterol malo.

Algunas de las enfermedades que el enojo puede ocasionar son:

–          Aritmias

–          Colitis

–          Gastritis

–          Hermatitis

–          migraña

–          Dolores musculares

Cuando nos enojamos  el cuerpo activa un mecanismo de combate o pelea, te pone alerta y es entonces cuando se liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol, se aceleran los latidos del corazón, la respiración se hace más agitada y sientes una descarga de energía. Los vasos sanguíneos se contraen y la presión sube. Cuando esta reacción ocurre con demasiada frecuencia, el sistema cardiovascular se sobrecarga y se gasta.

El cortisol hace que nuestro cuerpo produzca energía para manejar el estrés. Si nuestros niveles de cortisol son elevados por varios meses o años esto produce daños a nuestro cuerpo. Afecta el sistema inmunológico, la fertilidad y los huesos. Nuevos estudios también demuestran que niveles altos de cortisol producen perdida de la memoria y diabetes de ciertos tipos.

Para resolver el problema del enojo, es importante que reconozcas cómo se manifiesta el mismo. Si no has evaluado tu tipo de enojo, probablemente no lo resolverás.

Si sientes que te enojas con mucha frecuencia  o te desesperas a menudo o si tienes problemas de ansiedad o nerviosismo, puedes empezar a practicar alguna actividad que te ayude a canalizar esta energía emocional para evitar que dañe tu cuerpo. Por ejemplo,  el Yoga y Tai-chi son actividades especialmente efectivas. Si por el contrario prefieres algo más dinámico, cualquier ejercicio  para descargar la energía del enojo.