¿Algunas vez alguien te ha hecho sentir mal con algún comentario imprudente o un tanto sarcástico? A continuación te presento un par de ideas prácticas que pueden evitarte este mal sabor de boca a futuro y también asegurarte de resguardar la integridad de tu autoestima.
La crítica puede ser una energía positiva en ocasiones. Tenemos que ser capaces de manejar nuevas situaciones si queremos aprender nuevas habilidades o mejorar las que tenemos, sin este tipo de información nos sería difícil mejorar nuestro desempeño o conductas.
Pero la crítica también tiene la habilidad e causar dolor, la crítica puede llegar a ser demasiado hiriente e incluso permanecer en nosotros de manera inconsciente por largo tiempo.
Dependiendo de que tan bien la manejes, la crítica pueda llegar a tener el potencial para limitarnos en varios aspectos o por el contrario, para impulsarnos y sacar lo mejor de nosotros.
El secreto está en la forma en que manejamos las críticas recibidas. La mejor manera de recibir una crítica es separando los hechos de las opiniones ajenas. Un hecho re algo que de alguna manera es demostrable y puede comprobarse que es verdad. Una opinión por el contrario, es una idea o una interpretación personal que alguien hace de algo.
Pongamos por ejemplo, un libro. Alguien puede decir que es un libro aburrido, mientras tú piensas que es un libro interesante. Ambas son opiniones. Un hecho en cambio podría ser que ese mismo libro sea un libro de ciencia ficción.
La crítica es una respuesta instintiva, espontánea y natural. Es una respuesta de supervivencia, pero no de desarrollo. Somos críticos por naturaleza; así que nadie puede escapar a de la crítica. Por tanto, el problema no está en la crítica en sí, sino en la forma en que reaccionamos ante ella.
Es cierto que existen personas que tienden a ser críticas y lastimar a quienes les rodean – con o sin intención de ello. Sin embargo, cuando nos enfrentamos con personas así, no debemos perder de vista nuestra valía ni aceptar sus comentarios destructivos.
Al hacer esto, les estamos quitando el poder de lastimarnos. Es probable que en los diferentes ámbitos en los que te desenvuelvas te topes con personas así, por lo que es no justo que pongas tu autoestima en manos de personas que a lo largo de su vida sólo han aprendido a relacionarse con los demás de esta manera. Lo mejor que puedes hacer al estar en contacto con ellas es respetarlas y establecer límites al aceptar las críticas y valorarlas.
Escuchar las críticas – de quien sea que vengan – y opiniones contrarias te ayudará a modificar las propias en caso de que sea necesario. No por ello debes vivir este cambio como una derrota o una pérdida de credibilidad, al contrario, debes mantener tus propias opiniones cuando estés seguro de ellas y si encuentras algo enriquecedor proveniente de una crítica, adoptar ese aporte.
Ten en cuenta que no todas las críticas son con fines malintencionados. En su mayoría, las críticas pueden ser positivas. Nadie es perfecto pero si puede trabajar para acercarse a la perfección. Hasta los gran célebres personajes de la historia han tenido sus defectos, entonces, lo menos que se puede esperar es que cualquiera de nosotros tenga un manojo de defectos bajo el brazo. Las críticas constructivas tienen la propiedad de facilitar nuestro desarrollo. Pero muchos de nosotros no estamos acostumbrados a ellas o estamos tan enamorados de nuestro ego que no reflexionamos las críticas y mucho menos, nos tomamos el tiempo de intentar mejorar o al menos cambiar.
Para aceptar e integrar las observaciones críticas de los demás (positivas o negativas), es importante saber escuchar. Aparentemente, todo el mundo sabe hacerlo. En la práctica, muchas personas, tienen autenticas dificultades para hacerlo. Practican, contrariamente, la escucha selectiva. Es decir, seleccionan inconscientemente fragmentos de los que se les dice y no la totalidad del mensaje. Aprender a escuchar mejor es una práctica de desarrollo personal al alcance de cualquier persona.
Evita interpretar la crítica con prejuicios relativos a lo que piensas sobre la otra persona. Escucha con atención y reflexiona sobre el asunto, no es necesario que te reivindiques con una respuesta inmediata. Acepta la crítica con humildad y respeto, aunque no la compartas puesto que, si la otra persona se ha esforzado en decírtelo, será porque lo considera importante.