Haz a un lado el miedo al fracaso

El miedo al fracaso es uno de los miedos más comunes pero no por ello más fácil de vencer. El miedo al fracaso está estrechamente ligado con el miedo a las críticas y el miedo al rechazo. Sin embargo una característica notable de la gente exitosa es que han aprendido a superar este miedo. Recuerda, el miedo incapacita a las personas, les impide avanzar.

El fracaso no debería ser visto como trabajo echado a la basura, sino como una inversión de tiempo y esfuerzo que nos permite la retroalimentación. Las personas exitosas han aprendido a ver sus errores como resultados y consecuencias, no como una falla. No obstantes quienes aún no logran el éxito, insisten en ver los errores como algo permanente y personal.

La mayoría de las personas se limitan a sí mismas y por lo tanto la mayor parte de éstas no logran ni una pequeña fracción de todas las cosas que son capaces de lograr debido a ese temor casi irracional a fracasar. Yo jamás he oído sobre alguien que haya aprendido algo nuevo sin cometer un error. Y es que es un adagio bien conocido el hecho de que “se aprende de los errores”.

Físicamente el miedo es una conducta que te imposibilita a hacer algo que parece arriesgado. No importa si se trata d escribir tu primer libro, de pedirle al chico o chica que te gusta salir contigo o intentar crear tu propio negocio: la reacción de tu cerebro será la misma. Lo que tu cerebro piensa es “Esto no lo conozco. Es aterrador. Debería pensar mejor los posibles resultados negativos. ¡Mejor no me arriesgo!” por ende, antes de siquiera haber actuado ya estarás temeroso de realizarlo.

Lo que nuestro cerebro intenta es protegernos de algo que nos resulta nuevo. El miedo nos protege, por tanto nos está diciendo que hay algo que tenemos que “solucionar”, nos hace una advertencia para que trabajemos ese “algo” no resuelto, tenemos que escuchar nuestro cuerpo. No obstante el miedo al fracaso es el temor a la posibilidad de que algo salga mal.

Para poder hacer frente a este temor lo primero que debemos hacer es aceptarlo. Si no lo aceptamos, difícilmente podremos solucionarlo. Acepta que tienes miedo e intenta averiguar de dónde viene y que te está provocando para saber qué puedes hacer. Ten presente que normalmente no es una razón en particular, sino que puede ser una mezcla de ellas, así que tendrás que trabajar un poco más. Tales como:

  • Rechazo de las críticas
  • Desagrado a los errores
  • Expectativas que exigen mucho más de lo que puedes lograr.
  • Malas experiencias pasadas.
  • Creencias erróneas infundadas por experiencias ajenas.
  • Falta de confianza en uno mismo.

De acuerdo con los expertos en coaching, lo que debes cuestionarte para resolver estos temores son preguntas como:

  • ¿Qué necesito aprender para prepararme para ese momento?
  • ¿Tengo los recursos necesarios para emprender mi proyecto?
  • ¿Qué hay detrás de ese miedo y cómo lo puedo solucionar?
  • ¿Qué creencias tienes que revisar/cambiar para que no te limite?
  • ¿Qué habilidades y fortalezas tengo que me ayudarán a superar cualquier situación?
  • ¿Cuál es el siguiente paso que tengo que dar para acercarme a mi objetivo?
  • ¿Qué me detiene para tomar acción?

Los que hemos experimentado el fracaso más de una vez sabemos que es en nuestra mente donde se acumulan los miedos a no ser eficaces, a no tener suerte, a que ocurra algo imprevisto que haga que los resultados no sean buenos.

Por lo tanto, es de nuestra mente de donde tenemos que apartar esos miedos, tener la mente limpia para confiar en nuestras capacidades y disfrutar lo que hacemos como forma de ser felices y de agradecer a dios. Expulsar esos sentimientos y pensamientos de nuestra mente es el siguiente paso a tomar.

Si expulsamos el miedo, aunque las cosas no nos salgan del todo bien, ya no lo consideraremos un fracaso. Estaremos blindados. Será un episodio más, digno de repetirse. A veces te ayudará apoyarte en alguien, otras veces te ayudará la relajación, pero siempre tienes que pensar que tú puedes, que el miedo es sólo una mala pasada que te juega tu mente, y que tienes que tomar tus decisiones basándote en tu intuición.

Bloquea tus pensamientos negativos para que no te limiten.

¿Eres digno de confianza?

Existen muchas situaciones y experiencias en la vida en las que perdemos la habilidad para confiar en las personas. Puedo asegurarte que vivir sin la habilidad para confiar en otros puede ser bastante doloroso. La mayoría de las personas cree que al no confiar en los demás se están protegiendo a sí mismos de no ser lastimados, sin embargo esto es completamente lo contrario. Vivir sin poder confiar en ti mismo, ni en nadie ni nada puede ser realmente tormentoso.

Eres digno de confianzaLa confianza es uno de los emergentes posibles de creación cultural.Es un sentimiento, un comportamiento, una reacción o una función que facilita las relaciones. En las relaciones interpersonales la confianza mutua es completamente necesaria. De esta manera es posible crear conexiones emocionales sinceras, ya sea con un amigo o una pareja, compartiendo secretos, alegrías y penas… con la confianza, es como realmente nos damos a conocer, además de representar una forma de manifestar amor.

Pero ¿Qué características debemos tener para que la gente confíe en nosotros? ¿Cuáles son las características que debes buscar para saber si un persona es digna de confianza?

Por lo general, se confía en una persona:

 Siempre cumple lo que  promete. Así es como se demuestra la confiabilidad, así es como se gana la confianza de los demás. Prometer por salir del paso y no cumplir se convierte en un desagradable hábito que afecta negativamente las relaciones interpersonales, a veces, en forma irremediable. Lo anterior podemos observarlo en la relación familiar. Los niños hacen de sus padres un modelo a seguir; por naturaleza creen firmemente en lo que su papá o su mamá les promete, esperan confiadamente en que lo prometido se cumpla, trátese de un paseo, de un regalo, hasta en el obsequio de un dulce. ¿Pero qué pasa generalmente? Esas promesas se hicieron sólo para salir del paso, para calmar la insistencia del niño, pero no se cumplen, no se les da importancia y se ofrecen justificaciones o mentiras que el niño no entiende. Así, una tras otra promesa hecha al vuelo y no cumplida, acaban con la confianza. Lo mismo pasa con las promesas de fidelidad que cuando no se cumplen, afectan profundamente los sentimientos del amor y del respeto causando daños muchas veces irreparables. Ocurre lo mismo en cualquier circunstancia en la que se empeña la palabra y finalmente termina en la basura.

Es discreta.  Se gana la confianza de alguien en nosotros, cuando demostramos que sabemos guardar las confidencias que se nos hacen sin que tengan que decirnos: te  voy a confiar algo, pero “júrame que no se lo dices a nadie”. Porque hay personas que aun no terminan de escuchar el chisme o el comentario, cuando ya se les hace tarde soltarlo por todos lados. Una persona de confianza, es una persona discreta, que entiende la distinción de ser partícipe de una confidencia que muchas veces es un desahogo, un calmante, una necesidad de confiar en alguien.

 Por eso es también muy importante saber en quién podemos confiar cuando tenemos nosotros la necesidad de obtener alguna opinión, algún consejo, sabedores de que a quien lo trasmitimos, merece toda nuestra confianza porque sabemos que lo guardará celosamente.

Es puntual y responsable. Esto es claro: una gente puntual inspira confianza. Quien hace de la puntualidad un estilo de vida, un hábito, y respeta ese activo valioso de cualquier persona que es su tiempo, se gana la confianza de quienes lo conocen. Agrego el sentido de la urgencia, porque quien detecta a tiempo la urgencia propia de la gente también inspira confianza, irradia confianza.

 Existe empatía con esa persona. A través de la empatía, se detecta la importancia de acelerar el paso, de aminorar el tiempo para otorgar una solución, de expresar frases que ayuden a que una persona se dé cuenta de que se comprende su urgencia, de ponerse en los zapatos de quien nos está pidiendo un favor, un servicio, una palabra y necesita de una respuesta pronta,  para ganarnos la confianza y el respeto de los demás.

La confianza es lo que te hace auténtico, único ante ti y los demás, sincero y digno.

Pero ¿Cómo ser digno de confianza? la receta es fácil y corta: Cumple con tu palabra. Sea en al política, en los negocios o inclusive en la vida familiar, la integridad que influye en el grado de confianza de una persona es una cualidad que no puede ser negligente. Si careces de confiabilidad, si las personas que trabajan  contigo o conviven contigo o no confían en tu integridad, en lo que dices, o en la seguridad de las decisiones que tomas, ellas no confiarán en ti en mucho tiempo.

¿Cómo evitar estar a la defensiva todo el tiempo?

La manera en que hablamos  y escuchamos a los demás define en gran medida nuestras relaciones interpersonales, ya sea amistad, una relación íntima o incluso un matrimonio. Pero quizás uno de los escenarios en los que nuestra personalidad dificulta aún más la interacción con otra persona es en el matrimonio. Estoy segura de que muchas personas desearían mejorar sus habilidades de comunicación a fin de  llevar una mejor relación con su cónyuge.defensiva

El instinto de conservación, que lleva a un individuo a marcar con recelo su propio territorio, es el responsable en gran parte de los conflictos y malentendidos que se generan en la interacción con los demás. Al considerar el mundo un lugar hostil y amenazador, las relaciones se convierten automáticamente en un terreno peligroso donde los demás se ven más como rivales que como aliados.

Y es que, queramos o no aceptarlo, la intimidad con nuestra pareja se logra o no debido a nuestra capacidad para saber escuchar. Escuchar a la otra persona sabiendo que esta nos abre su corazón es algo que no deberíamos pasar por alto. El mejor regalo que podemos hacerle a nuestra pareja es el de permitirle ser escuchado.

El problema es que cuando las cosas se calientan y nos podemos a la defensiva, como quizás sucede la mayoría de las veces, – aún si no queremos hacerlo de manera consciente -. Pareciera que somos muy buenos para percatarnos cuando alguien más se pone a la defensiva, pero no resulta igual de sencillo cuando se trata de nosotros. Una vez que nos ponemos a la defensiva somos incapaces de ver ambos lados de la información o peor aún, imposibilitamos todo intento de comunicación.

Ponerse a la defensiva es un estado casi universal y es una actitud “archi enemiga” de la escucha, por ende, es imposible que logremos comprender los motivos, puntos de vista o anhelos de nuestra pareja. Para deshacernos de esta actitud defensiva que tanto daño hace a nuestras relaciones debemos:

  1. Identificarla. Estar a la defensiva es  un estado que se activa casi automáticamente cuando nuestro cónyuge nos dice “debemos hablar”. A partir de ahí, todo lo que la otra persona nos diga será respondido con una serie de “peros” o evasivas. Cuando estamos a la defensiva,  todo lo que escuchamos de la otra persona suena como exageraciones o quejas distorsionadas de parte de nuestra pareja, por lo que solemos insistir en refutarlas como errores e insistir en que la otra parte está equivocada. Si logras percatarte de esta actitud defensiva, seguramente podrás evitar caer en la misma con tanta facilidad.
  2. Respira. Si nos ponemos a la defensiva es porque nuestro cuerpo creer que está en peligro o siendo atacado. Nuestro sistema nervioso es el que se encarga de ponernos nerviosos o en guardia, haciendo que nuestro cerebro no pueda prestar atención o recibir nueva información. Es por ello que para no tomar esta actitud debemos aprender a tranquilizarnos. Intenta respirar profundamente y exhalar pausadamente.
  3. No interrumpas. Si logras escuchar a la otra persona sin interrumpir, es una buena señal de que has logrado tranquilizarte.
  4.  No escuches cuando no puedas. Obligarte a ti mismo a escuchar cando no estás en condiciones para ello puede hacer más daño que bien. Dile a tu pareja que realmente quieres tener la conversación que te pide, que reconoces la importancia de la misma pero que no te sientes en condiciones de tenerla en ese momento.
  5. Pide detalles. Esto ayudará a que el punto de tu pareja quede mucho más claro y le dará la certeza de que estás intentando entenderle. Debes tener presente que el pedir detalles de cuándo o cómo sucedió X evento no es con el afán de crear un círculo de acusaciones y refutaciones. No eres un abogado que deba defender a su cliente ante un juez, solo escucha e intenta comprender.
  6. Discúlpate cuando sea necesario. Casi siempre que atravesamos una situación difícil o un malentendido con nuestra pareja es precisa una disculpa. No tienes que arrodillarte y pedir clemencia, pero basta con que tu pareja se percate de que es de corazón, que eres capaz de tomar responsabilidad por tus actos y decisiones y que no solamente estas evadiéndole.

Recuerda que es importante  reflexionar sobre nuestro comportamiento defensivo, sin justificarnos, de forma objetiva y realista, para descubrir qué lo origina y si a través de él podemos realmente solucionar o aclarar el conflicto que enfrentamos, porque, quizás, pudiéramos agravarlo con nuestra reacción y actitud. Mientras tengamos una disculpa para actuar como lo hacemos no cambiaremos nuestro comportamiento y, lo más grave, no evitaremos que vuelva a repetirse.

La actitud positiva puede ser desarrollada

Los  estudios de los últimos años  han demostrado que los estados de ánimo más positivos promueven el pensamiento efectivo y una mayor agilidad para la resolución de problemas.

Y es que al fijarnos una emoción o pensamiento día tras día afecta todos los aspectos de nuestra vida. Aprender a ser más conscientes de nuestro “diálogo interno” nos ayudará a reconocer nuestros patrones de pensamiento  y también a comprender la manera en que nos afectan de acuerdo  a la manera en que manejamos las situaciones de la vida diaria.

Muchas personas se han percatado de que, cuando prestan verdadera atención a su diálogo interno, gran parte de este contienen mensajes o ideas negativas. Pensamientos como “yo nunca podría hacer eso” o “¿Y si me sale mal?” pueden afectar seriamente la manera en cómo nos comportamos. El estrés suele ir de la mano con estos diálogos internos negativos y como ya hemos dicho en otros artículos, el estrés es uno de los grandes responsables de que enferme nuestro cuerpo.

Cuando estamos estresados ciertas hormonas comienzas a circular por el cuerpo. Cuando esto sucede con poca frecuencia estas hormonas son inofensivas pero si su aparición es recurrente, estas hormonas suelen estar asociadas con graves daños a la salud. Por ejemplo las enfermedades cardiovasculares están relacionados la mayor parte del tiempo con el bombeo de estas hormonas a causa del estrés y el daño en las arterias a su vez es provocado por los radicales libres que se producen durante el mismo proceso.

Es por ello que el dejar de lado el apego a este diálogo negativo, a estos pensamientos y emociones negativas, puede ser bastante liberador tanto para tu mente como para tu cuerpo. Este es un proceso que como todos, para que valga la pena debemos esforzarnos para que sea posible. Durante años se han desarrollado métodos eficaces para ayudarnos a lograr una mentalidad mucho más positiva. La meditación es uno de estos métodos y puede ayudarte a crear una vida más cómoda y plena. Para desarrollarla solo basta con que te quedes quieto y  busques en tu interior los motivos aparentes por los que te sientes inquieto, insatisfecho o ansioso.

Algunos de los siguientes tips que te ayudaran a mejorar y mejorar los niveles de energía,así como mantener la eficacia de tu sistema inmunológico, mental y emocional, logrando con ello un bienestar general. Cuando te sientes bien, funcionas mejor:

-Practica la meditación

-Minimiza actividades que requieran un desgaste mental excesivo durante la tarde/noche

-Aprende a administrar mejor tu tiempo y tus horas libres.

– Toma un baño con agua tibia por la noche para mantenerte relajado.

-Utiliza fragancias, música y luz suave para relajarte.

– Limita tus actividades en la cama. Evita ver TV en ella.

-Si tienes problemas para dormir, intenta hacerlo en otra habitación de la casa.

– Utiliza ruido blanco, ruido marrón o ruido rosa para conciliar el sueño. O bien, utiliza sonidos de la naturaleza, como olas, aves, agua, etc.

– Los remedios homeopáticos también pueden serte de gran ayudar para manejar el estrés.

Las técnicas de relajación son un procedimiento que necesita práctica para que sea efectiva, es decir, mediante la aplicación continuada de esta práctica llegaremos a conocer nuestro cuerpo y a detectar cuando aparecen los síntomas que actúan como señales de alarma de aparición de la tensión física y mental, lo que nos llevará a actuar y a ser capaces de relajarnos en pocos minutos.

Unido a los ejercicios de relajación, se encuentran los ejercicios de respiración. Estos como ya se ha dicho, disminuyen la fatiga y facilitan la memoria, la atención y la concentración.

 El ejercicio de respiración se resume en los siguientes pasos:

1. Inspirar el aire por la nariz manteniendo la boca cerrada y elevando el abdomen.

 2. Sujetar el aire durante unos momentos.

 3. Expirar por la boca o nariz muy despacio, repitiendo todo el proceso sucesivamente.

Cuanto más despacio se produzca la expulsión del aire a través de la boca o nariz, mayor será la sensación de bienestar, tranquilidad y disminución de la fatiga.

 Una  actitud positiva no es un rasgo o cualidad que se pueden adquirir fácilmente, pero es un hábito emocional construida constantemente a través de la repetición. En varias ocasiones alimentando su mente con mensajes edificantes, citas, refranes y afirmaciones, a construir el marco para un futuro más brillante.

Cómo dejar de preocuparse tanto

Preocuparse puede ser útil cuando tenemos tomar medidas respecto alguna problemática o resolver algún  contratiempo. Pero vivir preocupados por el “Que tal si…” y por los peores escenarios que pudieran ocurrir, preocuparse se vuelve un problema. Las constantes dudas y los temores tenderán entonces a paralizarnos, además de que harán oscilar nuestros niveles de energía, haciendo que los niveles de ansiedad se disparen, por lo que estos sentimientos interferirán con tus actividades diarias. A pesar de que la preocupación puede ser  generalizada (cualquier evento pasa a ser una preocupación) o continua (sostenemos preocupaciones constantemente, sin poder pasar a la acción),  es un hábito mental del que puedes deshacerte. Basta con que entrenes tu cerebro para mantenerse más en calma  y te permitas ver la vida desde una perspectiva mucho más positiva.

Pero ¿Por qué nos resulta tan difícil dejar de preocuparnos? Resulta que las constantes preocupaciones se vuelven una costumbre, un hábito por llamarlo de alguna forma. Este mal habito tienden a mantenerte despierto durante la noche y a mantenerte tenso durante el resto del día. Por lo tanto, también tenderás a sentirte como un puñado de nervios durante este lapso.

Y es que para las personas que se mantiene preocupada adopta como una creencia ya sea positiva o negativa- el mantenerse alerta. Si bien preocuparse no es lo más sano, creemos que en parte podemos controlar los acontecimientos y circunstancias de nuestra vida, nos creemos que estamos haciendo algo para solucionar lo que nos inquieta. Algunas personas, tienen una tendencia a estar constantemente preocupadas, bien porque así lo han vivido y aprendido de sus progenitores o bien porque forma parte de su carácter.

Los síntomas más frecuentes del estrés producido por la preocupación son: nerviosismo, pérdida de concentración, irritabilidad, dificultades para dormir, cefaleas, palpitaciones, dolores musculares, etc. A nivel cardiovascular, el estrés desencadena una serie de respuestas destinadas a preparar al organismo para la acción, produciéndose entonces el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y la vasoconstricción de los vasos sanguíneos superficiales. Para dejar de preocuparnos tanto hay que primeramente, aprender a relajarnos.Estar preocupado no te deja saborear los momentos que tienes en la vida por ello aprende a relajarte. Tomar conciencia del cuerpo, de los pensamientos y las emociones, observar el cuerpo, realizar ejercicios de flexibilidad corporal (no son posturas de yoga), meditar caminando son algunas de las técnicas utilizadas para logar relajarte.

Las preocupaciones no van a solucionar nuestros problemas, preocuparse en exceso no conduce a nada, es algo inútil. Por ello, es muy importante romper esta tendencia a preocuparse por cualquier cosa y aprender a controlar estos pensamientos y sentimientos.