¿Sabes cómo lidiar con la gente difícil?

¿No te gustaría que la gente difícil tuviera un cartel encima para saber cómo se sienten ese día? Desgraciadamente esto no es posible. Y de hecho hay un amplio porcentaje de personas que como tú y como yo, día a día enfrentamos el reto de lidiar con estas personas difíciles tanto en nuestro lugar de trabajo como en nuestros hogares.

¿Alguna vez te has topado con gente que cuando  está atravesando una situación difícil pareciera no dejarse vencer por la situación y por el contrario, sacar lo mejor de las personas que le rodean? Seguramente también has identificado que esa es la clase de persona que sabe cuando decir las cosas, cuando guardar silencio y cómo abordar al resto de las personas. No obstante también existe la otra cara de la moneda y con ello me refiero a las personas cuya habilidad nata pareciera ser la de pelear por todo, que no saben cuando decir las cosas ni cuando guardar silencio, logrando con su actitud sacar lo peor del resto.

Cuando se trata de lidiar con personas – y personalidades – difíciles, hay muchas cosas que debemos tomar en cuenta: a la persona, la situación e incluso el tipo de relación que existen entre tú y esa persona. Lo cierto es que a pesar de considerar estos factores, nadie parece estar listo para manejar este tipo de reto y es normal que reacciones mal a estos encuentros. Por lo general este tipo de personas tienden a sacarte de quicio y podrías jurar que simplemente te exasperan.

Pero recuerda, sin importar como te haga sentir una persona difícil, eres tu quien le permitirá hacerte sentir de tal o cual forma. Es probable que un entorno negativo maximice el impacto que este tipo de personalidades tienen en tu estado de ánimo, acabando con tu humor por completo.

Para aprender a lidiar con estas personalidades difíciles, lo primero que debes hacer es analizar cómo es que normalmente reaccionas a estas personalidades y sus desafíos. Posteriormente, piensa en cómo te gustaría pensar, actuar o responder en situaciones similares futuras.

Ten presente que responder no es lo mismo que reaccionar. Cuando “respondemos” estamos preparándonos con anticipación a un hecho o situación, estamos “comenzando por el final”. Pero ¿Qué resultado es el que quieres ver? ¿Acaso quieres que la otra persona se enoje todavía más o bien que termine rompiendo en llanto? O bien podrías estar pensando en que quieres evadir la situación y retomarla cuando tu contraparte esté más tranquila. No solo debes aprender cuándo debes expresarte sino que también cuando debes guardar silencio, conservar la calma y tan solo escuchar al otro.

El problema de emplear una técnica con una persona difícil es que no siempre resulta o bien, la persona no siempre reacciona de la manera esperada. Podrías terminar discutiendo con la otra persona y mientras ésta se aleja, tu te quedas con ese enojo acumulado y resentimiento. Yo te recomendaría que si vas a probar una técnica para lidiar con estas personas, establezcas un tiempo para probar la eficacia de la misma.

Recuerda, no solo tienes que identificar a estas personas difíciles sino que debes analizar cómo es que sus actitudes y sus acciones interfieren en tu estado de ánimo.

Busca establecer un plan con el que puedas resolver conflictos de manera sana. Hablando, sin recurrir a la violencia física ni verbal. Otra herramienta que seguramente te ayudará es el determinar cuáles son esas situaciones volátiles que ocasionan que estas personas difíciles con las que tratas exploten. Así, puedes evitar que estos encontronazos ocurran, aunque tan solo en la medida de tus posibilidades.

Y la herramienta más importante a tu alcance es la paciencia. Sé que es difícil mantenerla sobre todo cuando tienes que soportar a una persona con la que te resulta imposible de convivir, no obstante, te sorprenderá saber que en ocasiones la paciencia y un oído dispuesto a escuchar es lo que más puede ayudarte a suavizar estas situaciones.

 

El proceso para abandonar la zona de confort

Nuestra línea de vida, puede ser vista como una línea de tiempo repleta de eventos pasados y presentes. Ahora estás en el presente, has dejado atrás el “pasado” y al final de la línea se encuentra tu “futuro”. A menudo solemos preguntarnos “¿Cómo será mi futuro?” y es muy probable que la respuesta sea ambigua o un simple “no sé”.

Si bien no sabemos cómo queremos que sea, lo que sí sabemos es lo que no queremos que nos ocurra. Lo normal es que sepamos definir lo que nos gusta y lo que no nos gusta en nuestro presente y podemos hacer lo mismo si analizamos lo que nos gustó y lo que no nos gustó de nuestro pasado. No obstante, esto no podemos aplicarlo al futuro y por ende, las cosas que nos gustan y las que no son un enigma.

En general desde pequeños nos instruyen sobre una amplia gama de temas y habilidades, pero no se nos enseña a confiar en nosotros mismos ni a conocer el significado de la auto valoración.  Creer en nosotros mismos y tener claro lo que deseamos puede ser visto por otras personas como una actitud egocéntrica. Lo que se nos dice normalmente a manera de enseñanza es que debemos aprender a trabajar duro, a sacrificar ilusiones pueriles y a aceptar nuestro destino: “Soñar despierto es una pérdida de tiempo”. Tampoco es extraño que la gente a nuestro alrededor haga referencia a casos de gente que fue tras sus  sueños y terminó fracasando, quizás con la intención de ahorrarnos un fracaso sin saber que sus palabras pudieran tener el efecto tanto o más hiriente.

Lo que puedo asegurarte es que soñar es la forma más básica de conseguir una meta. Hay que ponerle una fecha límite al sueño que queremos alcanzar y luego poner manos a la obra. En el futuro, contrario a las opiniones ajenas, te puede ir de maravilla. No obstante, esto dependerá de lo que tú creas.

Lo primero que debes hacer primero, es tomar conciencia de algunos conceptos sencillos, entenderlos y ponerlos en práctica.

Comencemos por el concepto de “zona de confort”: metafóricamente hablando, esta es una zona en la que estás cuando te mueves en un entorno que dominas, en el que las cosas a tu alrededor te resultan conocidas y cómodas, sean estas agradables o no: tus hábitos, tus rutinas, tus conocimientos, la gente que te rodea, tus actitudes y tu comportamiento es también parte de esa zona de confort.

Alrededor de tu zona de confort se encuentra la “zona de aprendizaje”. Esta puede ser vista como una zona a la que “sales” para ampliar tu visión del mundo y lo haces cuando aprendes una nueva profesión o idioma, viajas hacia un país desconocido, tienes nuevas sensaciones, te relacionas con gente nueva, modificas algún hábito y conoces otras culturas. Es una zona en la que vas a experimentar, observar y  comprender. A algunas personas les gusta esa zona y por ende la frecuentan. Otras por el contrario, evitar desplazarse hacia esa zona tanto como les sea posible, pues les asusta.

Más allá de la zona de aprendizaje, está una zona conocida como “zona de pánico”, una zona que se caracteriza por abarcar todas esas cosas en las que no tienes experiencia. Pero vista desde una perspectiva más optimista, puede ser vista como una zona repletas de grandes retos a vencer. Hay personas que creen que el salir de la zona de confort hacia la zona de pánico hará que la primera desaparezca o bien, no podrán volver atrás, lo cual es totalmente falso. Lo que ocurre realmente es que al dar un paso dentro de la zona de retos, estarás ampliando tu zona de confort, si lo vemos con una mentalidad más abierta, el cambio  es el realidad desarrollo. El temor a esta transición podría considerarse como miedo a lo desconocido o bien, miedo a perder lo que tienes, lo que eres.

Para poder salir de la zona de confort, lo que necesitas es tener una motivación lo suficientemente fuerte como para superar los miedos que te retienen en esta zona de confort. Por tanto, debes trabajar tus miedos: el miedo a las opiniones ajenas, el miedo al fracaso, el miedo al ridículo, etc. Todos estos deberás reconocerlo, encararlos y de ser posible, vencerlos todos. Para lograrlo no hay mejor método que creyendo en ti pues es algo que nadie más puede hacer por ti.

Recuerda, a medida que enfrentes tus miedos, crecerá tu autoestima y así, el panorama de la zona de aprendizaje será percibida como una zona llena de oportunidades.  Debes tener bien en claro tu objetivo, un sueño. Encontrar un “qué” que te mantenga motivado y luego, fijar el punto de destino, tu meta. Es normal que te sientas pequeño y que sientas que te falta mucho por recorrer, pero esto no es más que la consciencia de todo el aprendizaje que te tomará llegar a esa meta. Piensa en tu visión personal, imagina qué es lo que hay más allá de ese sueño. Mientras hagas a un lado los prejuicios que te limitan, confíes en ti y en tu sueño y entiendas porqué y para que lo haces, podrás comenzar a poner manos a la obra y dejar finalmente atrás, tu zona de confort.

 

 

 

 

 

¿Cómo hallar la inspiración?

Todos tenemos sueños. Tú tienes sueños o mejor dicho, tenías sueños. De hecho, seguramente al igual que yo tienen un montón de sueños que comenzaron a emerger de tu mente desde que tienes memoria. Pero entonces la vida comenzó a transcurrir. Comenzaron a ocurrir cosas malas o contratiempos con los que no contabas. Comenzaste a preocuparte cada vez más  y estas cosas eventualmente comenzaron a hacerte sentir cansado, a ir quitándote la energía día a día hasta el punto en que las preocupaciones y problemas en tu vida se volvieron una especie de sanguijuela que se alimenta de tu energía.

¿Cómo hallar la inspiración?Y ahora que el tiempo ha pasado y esas situaciones se han remediado medianamente, te sientes vacío, un tanto “carente” de un no sé qué. Seguramente a estas alturas no tienes ni la menor idea de cómo recobrar esa chispa que reinaba en tus años más pueriles y tampoco sabes dónde se generó, o simplemente no lo recuerdas. Ahora no sabes cómo volver a “encender” esos anhelos que te llenaban de energía.

Es alarmante, triste y decepcionante encontrarse en esa especie de limbo en la que los sueños se han quedado tan atrás que ya los sientes como sueños ajenos. Sin embargo esto no tiene porque así y la emoción de todos esos sueños  se puede recuperar si tienes la fuerza de voluntad y la iniciativa para volver a encontrar esa chispa que te hará ir tras tus sueños:

Comienza enlistando las cosas que te encantan. Siéntate un rato con lápiz y papel en mano y comienza a hacer una lista de todas esas cosas que te encantan. Incluye cosas, personas, conceptos, pasatiempos y todas esas cosas que te llaman la atención, que te apasionan y te interesan. No te limite y hazla tan amplia como desees.

Haz lo contrario. A menudo, muchos sentimos que sin importar qué hagamos, eso no servirá de nada para inspirarnos o animarnos. De modo que si te sientes falto de energía y tienes ganas de quedarte en casa tirado en el sofá o la cama , lo mejor será que te pongas de pie, salgas de casa y busques hacer algo que sea verdaderamente útil ya sea para ti o para alguien más. Lo mismo sucede con los sentimientos que nos inspiran, a menudo no nos sentimos con el ánimo para hacer nada. Haz la prueba e intenta hacer lo contrario a lo que tu estado de ánimo te anime a hacer. En ocasiones hacer algo que nunca antes habías hecho te hace emocionar y sentirte animado mucho más de lo que crees.

Sácate la pereza de encima. En muchas ocasiones sucede también que si nos sentimos sin inspiración o ánimos puede ser consecuencia de un componente físico a consecuencia de tener un ritmo demasiado lento para hacer las cosas. Una buena manera de conducirte a ti mismo hacia un mejor estado mental es haciendo alguna actividad física,  como bailar, correr, trotar y practicar yoga. Cualquier cosa que te sirva para ponerse en movimiento y estirar los músculos te ayudará no solo a  volverte mucho más flexible, sino que la oxigenación al cerebro que ocurre durante la actividad física te ayudará a sentirte mucho más despejado mentalmente.

Haz algo divertido e inusual. A veces cuando planificamos todo en nuestra vida, resulta difícil y casi impensable el hacer algo espontáneo cuando la chispa de la creatividad nos ataca. Sin embargo, debes aprovechar esa oportunidad e intentar hacer algo que nunca antes habías hecho, como animarte a cocinar un platillo que nunca antes has probado o comenzar a leer sobre un tema que nunca antes te había interesado. Te aseguro que al interesarte en temas nuevos, abre las puertas a un nuevo panorama en el que podrás encontrar nuevamente la chispa de la inspiración.

Explota tu creatividad. A pesar de que no te sientas muy creativo, intenta comenzar un proyecto en el que no requieras agudeza mental sino que te permita enfocarte y simplemente explotar esa creatividad dormida que llevas dentro. Comienza con cosas sencillas, como la pintura, la escritura o alguna manualidad en la que puedas trabajar a tu antojo. Te sorprenderán los resultados que obtendrás cuando te concentras menos en pensar las cosas y cederle el mando a tu creatividad.

Habla de tus sueños. Cuéntales a tu familia y amigos sobre las cosas que te gustaría hacer un día. Intenta describírselos con tantos detalles como sea posible. Si no quieres contárselo a nadie, entonces prueba escribiendo acerca de ello, nuevamente, con tantos detalles como sea posible. Ya sea mencionando el plazo de tiempo en el que te gustaría hacerlo, mencionando las medidas necesarias para llevarlo a cabo e incluso, lo que crees que conseguirás al lograr este sueño. De esto modo no solo volverás a conectarte con uno de esos sueños que creíste haber dejado atrás sino que incuso, podrías darle vida nuevamente a ese sueño y abordarlo desde otra perspectiva para hacer finalmente realidad.

La importancia del sentido de pertenencia

Hemos hablado frecuentemente del tema de la motivación. La motivación puede definirse como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo. La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.

Pero ¿qué es en realidad estar motivado?  Para ello tenemos que saber que existen dos tipos de personas: las personas que están motivadas y las que no. Esto se debe a que de manera metafórica, existen dos puestos que puedes ocupar: el puesto de la persona que es “victima” de su destino y el otro puesto, el de los “protagonistas”, en la que se sientan los protagonistas de la historia. El papel de la motivación es la fuerza o el ímpetu que te ayudará a decidir cuál de estos puestos quieres ocupar.

Si nos centramos en las características tanto de las personas motivadas como de las desmotivadas encontraremos que la persona desmotivada siempre se va a sentar en la silla de la víctima y su comportamiento destaca por la falta de compromiso, la falta de aceptación de resultado (siempre buscarán a quien echarle la culpa) y tienden responsabilizar de su vida a su pareja, su familia, su jefe, sus compañeros de trabajo, etc, por lo tanto, es una personas con menos logros perceptibles.

En cambio la persona motivada se caracteriza por su liderazgo, tienen retos y metas en la vida, responsabilidad y la capacidad de resolver sus problemas y levantarse de sus fracasos.

Pero ¿qué ocasiona la desmotivación? Pues bien, existen dos causas: las internas y las externas. Las internas se refieren a aspectos relacionados con la infancia, con la niñez, con la familia y la sociedad. Las situaciones que te rodearon a temprana edad influyen en el desarrollo de tu personalidad y afectan tus factores motivacionales.

Por otro lado, las causas externas se refiere a las situaciones del sitio en el que te desempeñas, como por ejemplo, el lugar de trabajo y las cosas que ahí ocurren, los despidos, los cortes de salario, los jefes, los compañeros de trabajo, etc. Son factores que determinan la falta de motivación.

La solución para hacer frente a la desmotivación no está en cambiar de trabajo o cambiar de vida, sino en que tú cambies. Una persona motivada echa raíces y da frutos, que a su vez se traducen en éxitos en tu vida laboral, sentimental y familiar. Esto se debe a que  las personas motivadas se relacionan directamente con las personas y establecen lazos y vínculos para el resto de la vida. Esa es la relación que tiene la motivación con el sentido de pertenencia. El sentido de pertenencia es sentirse parte de un grupo, una sociedad o de una institución, esto tiene su origen en la familia ya que es el primer grupo al que pertenecemos.

Al serle fiel al grupo y siguiendo sus normas se da una identidad y una seguridad, mientras más segura se sienta la persona, más elevado será su sentimiento comunitario y estará mas dispuesta a seguir normas de convivencia.

El sentido de pertenencia es importante en nuestras vidas, porque nos lleva a creer, cuidar y defender las cosas que nos pertenecen, así como la cultura y raíces, cuando no se tiene sentido de pertenencia, cometemos errores, como por ejemplo: el denigrar de su país, alguien que tiene sentido de pertenencia, nunca se lamentara de su nacionalidad, es una persona que resalta las cosas buenas de su cultura de sus antepasados. Los seres humanos necesitamos pertenecer a un grupo con el que nos sentimos identificados, ya sea una cultura, una religión, una empresa, un club de fútbol, una familia, un grupo de amigos, etc.

Cuando  se haya este sentido de pertenencia, las personas se sienten a gusto con ellas mismas y con los que están a su alrededor, haciendo de esta manera que todo lo que proyecta en su diario vivir, vaya encaminado a buscar los mejores resultados en todos los ámbitos de su vida  y para quienes conforman su vida.

El proceso para abandonar la zona de confort

Nuestra línea de vida, puede ser vista como una línea de tiempo repleta de eventos pasados y presentes. Ahora estás en el presente, has dejado atrás el “pasado” y al final de la línea se encuentra tu “futuro”. A menudo solemos preguntarnos “¿Cómo será mi futuro?” y es muy probable que la respuesta sea ambigua o un simple “no sé”.

El proceso para abandonar la zona de confortSi bien no sabemos cómo queremos que sea, lo que sí sabemos es lo que no queremos que nos ocurra. Lo normal es que sepamos definir lo que nos gusta y lo que no nos gusta en nuestro presente y podemos hacer lo mismo si analizamos lo que nos gustó y lo que no nos gustó de nuestro pasado. No obstante, esto no podemos aplicarlo al futuro y por ende, las cosas que nos gustan y las que no son un enigma.

En general desde pequeños nos instruyen sobre una amplia gama de temas y habilidades, pero no se nos enseña a confiar en nosotros mismos ni a conocer el significado de la auto valoración.  Creer en nosotros mismos y tener claro lo que deseamos puede ser visto por otras personas como una actitud egocéntrica. Lo que se nos dice normalmente a manera de enseñanza es que debemos aprender a trabajar duro, a sacrificar ilusiones pueriles y a aceptar nuestro destino: “Soñar despierto es una pérdida de tiempo”. Tampoco es extraño que la gente a nuestro alrededor haga referencia a casos de gente que fue tras sus  sueños y terminó fracasando, quizás con la intención de ahorrarnos un fracaso sin saber que sus palabras pudieran tener el efecto tanto o más hiriente.

Lo que puedo asegurarte es que soñar es la forma más básica de conseguir una meta. Hay que ponerle una fecha límite al sueño que queremos alcanzar y luego poner manos a la obra. En el futuro, contrario a las opiniones ajenas, te puede ir de maravilla. No obstante, esto dependerá de lo que tú creas.

Lo primero que debes hacer primero, es tomar conciencia de algunos conceptos sencillos, entenderlos y ponerlos en práctica.

Comencemos por el concepto de “zona de confort”: metafóricamente hablando, esta es una zona en la que estás cuando te mueves en un entorno que dominas, en el que las cosas a tu alrededor te resultan conocidas y cómodas, sean estas agradables o no: tus hábitos, tus rutinas, tus conocimientos, la gente que te rodea, tus actitudes y tu comportamiento es también parte de esa zona de confort.

Alrededor de tu zona de confort se encuentra la “zona de aprendizaje”. Esta puede ser vista como una zona a la que “sales” para ampliar tu visión del mundo y lo haces cuando aprendes una nueva profesión o idioma, viajas hacia un país desconocido, tienes nuevas sensaciones, te relacionas con gente nueva, modificas algún hábito y conoces otras culturas. Es una zona en la que vas a experimentar, observar y  comprender. A algunas personas les gusta esa zona y por ende la frecuentan. Otras por el contrario, evitar desplazarse hacia esa zona tanto como les sea posible, pues les asusta.

Más allá de la zona de aprendizaje, está una zona conocida como “zona de pánico”, una zona que se caracteriza por abarcar todas esas cosas en las que no tienes experiencia. Pero vista desde una perspectiva más optimista, puede ser vista como una zona repletas de grandes retos a vencer. Hay personas que creen que el salir de la zona de confort hacia la zona de pánico hará que la primera desaparezca o bien, no podrán volver atrás, lo cual es totalmente falso. Lo que ocurre realmente es que al dar un paso dentro de la zona de retos, estarás ampliando tu zona de confort, si lo vemos con una mentalidad más abierta, el cambio  es el realidad desarrollo. El temor a esta transición podría considerarse como miedo a lo desconocido o bien, miedo a perder lo que tienes, lo que eres.

Para poder salir de la zona de confort, lo que necesitas es tener una motivación lo suficientemente fuerte como para superar los miedos que te retienen en esta zona de confort. Por tanto, debes trabajar tus miedos: el miedo a las opiniones ajenas, el miedo al fracaso, el miedo al ridículo, etc. Todos estos deberás reconocerlo, encararlos y de ser posible, vencerlos todos. Para lograrlo no hay mejor método que creyendo en ti pues es algo que nadie más puede hacer por ti.

Recuerda, a medida que enfrentes tus miedos, crecerá tu autoestima y así, el panorama de la zona de aprendizaje será percibida como una zona llena de oportunidades.  Debes tener bien en claro tu objetivo, un sueño. Encontrar un “qué” que te mantenga motivado y luego, fijar el punto de destino, tu meta. Es normal que te sientas pequeño y que sientas que te falta mucho por recorrer, pero esto no es más que la consciencia de todo el aprendizaje que te tomará llegar a esa meta. Piensa en tu visión personal, imagina qué es lo que hay más allá de ese sueño. Mientras hagas a un lado los prejuicios que te limitan, confíes en ti y en tu sueño y entiendas porqué y para que lo haces, podrás comenzar a poner manos a la obra y dejar finalmente atrás, tu zona de confort.