¡Hazle frente al estrés!

Pareciera que hoy en día no hay nada que no nos genere estrés. Las facturas al final del mes no dejan de llegar, el día jamás tendrá más horas y las responsabilidades familiares y profesionales siempre requerirán de nuestra atención. Pero puede que tengas más control en tu vida del que imaginas. De hecho, basta con darte cuenta de que tú eres quien tiene las riendas de tu vida para comenzar a manejar el estrés. El manejo del estrés se trata de mantener las cosas en orden: tus pensamientos, tus emociones, tu horario y la manera en que lidias con tus problemas.

¡Hazle frente al estrés!Para comenzar, debes identificar los elementos generadores de estrés en tu vida. Para comenzar a manejar el estrés, es de suma importancia que identifiques qué lo genera. Los motivos del estrés no siempre son tan visibles y es muy fácil pasar por alto pensamientos, sentimientos o comportamientos que podrían estar generándote estrés.

Es seguro que a diario te preocupas por la fecha de entrega de algún proyecto, pero podría ser que la procrastinación sea en realidad la causa del estrés y no la fecha en sí.

Para identificar las fuentes del estrés, analizar tus hábitos, actitudes y comportamientos:

Cambios.  Una cierta dosis de cambio es deseable y necesaria. Apenas esta supera nuestra capacidad de adaptación, nos encontramos en la fase negativa del estrés, es decir que ya no se encuentra asegurado nuestro equilibrio mental y físico.

 

Sobrecarga.  La falta de tiempo, el exceso de responsabilidad, la carencia de apoyo y las expectativas exageradas contribuyen a crear este cuadro de excesiva exigencia.

 

Alimentación incorrecta.  En caso de estrés deberíamos preocuparnos particularmente por una alimentación suficiente y equilibrada. Sin embargo, la experiencia demuestra que la presión del tiempo, la falta de interés por hacer las compras y cocinar, provoca justamente lo contrario. De este modo se genera una carencia de determinadas vitaminas y minerales, comienza a actuar él círculo vicioso y el estrés se acrecienta. No sólo es importante qué y cuándo comemos, sino también cómo comemos.

Baja  autoestima.  Las personas con escasa autoestima y poca seguridad en sí mismas son más propensas al estrés que las que tienen una imagen positiva y confianza en sí mismas.

Temor.  El miedo no es sólo un síntoma o un signo, sino también una causa de mayor estrés. Las personas que reaccionan con mayor susceptibilidad al estrés provocado por el miedo, tienden a preocuparse innecesariamente,  a evocar constantemente vivencias desagradables del pasado, a sustentar un concepto pesimista de la vida o a estar permanentemente a la espera de catástrofes.

Hasta que aceptes tu responsabilidad en cuanto a la generación o persistencia del estrés, el manejo de éste seguirá fuera de tus manos.

Muchas veces, recurrimos a métodos erróneos para manejar el estrés, tales como:

–          Fumar

–          Beber en exceso

–          Comer de más o dejar de comer

–          Abandonar actividades familiares y con los amigos

–          Utilizar píldoras para dormir o laxantes

–          Dormir demasiado

–          Procrastiación

–          Manifestando el estrés contra los demás ( cambios de humor abruptos, violencia física…)

Las causas y los síntomas de estrés pueden ser infinitos. Las causas del estrés pueden ser varios y pueden variar de persona a persona. Las causas comunes pueden ser el estrés del trabajo, relaciones, problemas de salud, algún tipo de pérdida, etc. y los síntomas más comunes son dolores de cabeza, falta de sueño, debilitamiento del sistema inmunológico.

Existen variados métodos que puedes usar para relajarte o reducir el estrés, incluyendo:

 

– Ejercicios de respiración profunda

– Meditación

– Relajación progresiva de los músculos

-Relajación mediante imágenes mentales

– Relajación mediante música

– Terapia psicológica, para ayudarte a reconocer y a liberar el estrés

Sólo podrás controlar e influenciar el nivel de estrés si aceptas el hecho de que la razón para sentirse estresado se encuentra dentro de ti mismo. Lidiar con el estrés sólo es posible conociendo los motivos exactos.

Beneficios del buen humor

Tener sentido del humor  es aprender a enfrentar la vida de manera alegre, sin enfadarse por cosas sin importancia, ni perder los estribos. Si somos capaces de tomarnos lo que nos pase de buena forma, generaremos un ambiente agradable y puede que hasta nos llevemos mejor con el más enojón de nuestros compañeros o familiares.

Parece ser que se el sentido del humor empieza a tomarse en serio en el ámbito de la medicina. Últimamente psicólogos y psiquiatras están sumando esfuerzos para estudiar cómo el humor puede ser útil en el tratamiento de sus pacientes. Prueba de ello es que cada vez hay más publicaciones sobre el efecto favorable de la risa y el sentido del humor en la química cerebral y en el sistema inmunológico

Beneficios del buen humor
Está comprobado que estar más contento y feliz mejora la  salud y la calidad de   vida. Cuando estamos felices, el cerebro segrega endorfina;  las endorfinas son unas sustancias (Péptidos opioides endógenos) que produce nuestro cuerpo, de forma natural, para conseguir atenuar el dolor y/o producir una sensación de bienestar. Es por eso que las endorfinas son conocidas también como hormonas de la felicidad. Por ello es  muy necesario que aprendamos a desarrollar nuestro sentido del humor.

Tener sentido del humor no significa ser un payaso o pasarnos el día contando chistes. Se trata de responder con una actitud positiva ante los retos o situaciones difíciles que nos encontramos en el día a día. El humor nos permite enfrentarnos a una situación difícil sin dejarnos secuestrar por las emociones negativas. Nos ayuda a crear ambientes más relajados y favorables para la toma de decisiones y la solución de conflictos; y nos protege, en cierta medida, contra el estrés.

Es cierto que hay muchas clases de sentido del humor y muchas clases de situaciones que provocan la risa. Los investigadores advierten que, curiosamente, solo parece beneficiar a la salud del ser humano el buen humor bienintencionado. Se ha de diferenciar entre la broma macabra o el sarcasmo hiriente y la fina ironía o el humor negro. No es lo mismo reírse con los demás que a costa de los demás.

La risa tiene muchos beneficios, ya que nos ayuda a :

– reducir del estrés

– disminuir la presión arterial elevada

– elevar el estado de ánimo

– impulsar el sistema inmunológico

– mejorar el funcionamiento del cerebro

– proteger el corazón

– fomentar la relajación instantánea, hacer que te sientas bien.

– reducir los problemas asociados con accidentes cerebrovasculares, la artritis, y úlceras

La risa te rejuvenece, oxigena, limpia, elimina estrés y permite reflejar y exteriorizar las emociones y los sentimientos. No sólo eso, cada vez que hay una sonrisa, uno puede estimular el bazo y toxinas y con el movimiento, el diafragma origina un masaje interno que facilita la digestión y ayuda a reducir ácidos grasos y sustancias tóxicas en nuestro organismo.

Para promover un buen sentido del humor podemos:

  • Sonreír de forma habitual.
  • Mostrar una expresión gestual y corporal alegre.
  • Aprovechar las cosas que hacen reír y minimizar el resto.
  • Utilizar el lenguaje de manera positiva.
  • Disfrutar de lo que se hace en cada momento.
  • Aprender a tomarse menos en serio a uno o una misma.
  • Reducir el sentido de ridículo.
  • Prever contratiempos y prepararse para restarles importancia.
  • Encontrar algo de humor en situaciones adversas.
  • Mostrar agradecimiento.
  • Elegir bien las batallas que merezcan la pena, no enredarse en asuntos de poca importancia.
  • Afrontar el enfado.
  • Respetarse y respetar: mostrar un comportamiento tolerante hacia los demás.
  • Relacionarse con gente positiva y con especial aptitud para ver el lado cómico de una situación.
  • Fomentar las habilidades de interacción positiva: dar y recibir afecto oportunamente.

El Sentido del humor es una perspectiva de la vida  (una manera de percibir el mundo) y una conducta que  expresa dicha perspectiva. Es una cualidad de percepción que nos permite experimentar la felicidad, aún cuando nos enfrentemos a la adversidad, y experimentar con plenitud la alegría que el humor puede proporcionarnos.

Según los expertos, quién tiene humor, conoce sus propias limitaciones, sus inevitables debilidades y sabe ver las cosas en su relatividad.

Los malos hábitos son como la mala hierba

Tener buenos hábitos constituye una manera de organizarse para lograr objetivos, hacer las cosas de manera ordenada y lógica, establecer maneras prácticas que faciliten la ejecución de los deberes, y aprender a trabajar de manera autónoma e inteligente, pues una forma habitual y ordenada de hacer las cosas permiten encauzar la energía.

Los malos hábitos no deben definir a una persona, así que puedes liberarte de los malos vicios, y sustituirlos por otros quehaceres más adecuados para tu vida.

En definitiva, para formar nuevos hábitos, que puedan sustituir a otros no tan buenos, se practicar  la auto-disciplina, entrenándote para lograr las metas propuestas, teniendo siempre presente la recompensa a largo plazo y no sucumbiendo ante los premios inmediatos. Con esas realizaciones en el tiempo se habrá formado un buen hábito.

Los malos hábitos son bastante parecidos a la mala hierba que crece en nuestros jardines. Cuando arrancas uno, pareciera que brotan uno o dos más, o al menos así sucede en ciertas ocasiones. Por ejemplo, las personas que deciden dejar de fumar, comienzan a comer más debido a la ansiedad, generando así un problema de peso; Dejan de morderse las uñas, pero comienzan a arrancarse el cabello o a rechinar los dientes para contener el estrés. Solemos dejar para después muchos pendientes, porque nos sentimos atestados de trabajo y más tarde, nos sentimos aún más presionados porque hay muchas cosas aún por hacer.  Pero eso no es todo, podría mencionar varios ejemplos más de cómo una cosa nos llevar a otra. Aunque esto no tiene porque ser así siempre. Para superar un hábito, hay que ocuparnos de la misma manera en que nos ocupamos de la mala hierba.

Para comenzar, debemos tomar la decisión de deshacernos de éste hábito. Esto es muy importante ya que,  necesitamos hacer un compromiso con nosotros mismos antes de poder dar el siguiente paso.  Una vez tomada esta decisión, podemos:

Trazar un plan. ¿Cuál es la mejor estrategia para superar éste mal hábito? Comienza a investigar al respecto. Lo que puedes comenzar a hacer para dejar de comer tanto no te funcionará para dejar de postergar tus pendientes o para dejar de fumar o para dejar de morderte las uñas. Así que dependiendo de cuál sea tu mal hábito, debes indagar un poco más al respecto y de ser posible,  informarte tanto como te sea posible con publicaciones reales, no con las opiniones que los demás te dan respecto a lo que ellos hicieron para cesar este u aquel hábito.

Consigue las herramientas necesarias.  Para retirar la mala hierba de tu jardín necesitas de una buena azada y algún eficiente herbicida.  Para dejar de fumar, por ejemplo, podrías requerir hipnosis, parches de nicotina, pastillas o una férrea determinación; para dejar de morderte las uñas a lo mejor necesites una de esas pinturas de uñas que saben horrible,  o quizás una manicura o comenzar a usar uñas de acrílico para no estropear las tuyas.

Haz consciencia de lo que activa éste hábito.  Otra vía de adquisición de un mal hábito puede tratarse de señales que una persona emite cuando no encuentra ni tiene palabras para expresar lo que siente o lo que le preocupa. Acaba comunicándose a través de alguna mala costumbre. Puede ocurrir entre los adolescentes que no encuentran diálogo en la familia, o no son entendidos por sus padres. Acaban adquiriendo un mal hábito para llamar la atención. Muchos de los hábitos también están relacionados con el estrés. De manera que se tiene que hacer algo para controlar el estrés. Estos hábitos, además de no ser placenteros, no se ven bien. Estamos hablando de comernos las uñas, mordernos los labios constantemente, mover la rodilla, tocarse la nariz y otros más.

Usa las palabras para modificar tu manera de pensar.  La repetición es una herramienta muy útil en estos casos.  Usando las nuevas palabras o sugestiones que dicten en forma positiva lo contrario del mal habito, por ejemplo si queremos dejar de fumar podemos usar la sugestión «me gustan los lugares libres de humo de cigarro» o «mis pulmones se encuentran sanos libres de humo de cigarro». Podemos hacer repeticiones verbales de estas afirmaciones a todas horas y entre más veces las hagamos mayor impacto tendrán en nuestro comportamiento.

La mayoría de lo que hacemos en la vida es producto de nuestros hábitos. Hacemos las mismas cosas que hicimos ayer, el día anterior y cada día del último mes. Esto significa que de los miles de actos realizados, nuestro cerebro sólo procesa consciente mente una minúscula parte. Los hábitos, buenos o malos, nos hacen tal como somos. No trates de cambiar varios hábitos a la vez. Con el cambio de un solo hábito puedes enfocarte en hacerlo realmente realidad. Enfrentar más de un hábito a menudo significa nada. Si supiéramos cómo cambiar un hábito por otro, entonces un pequeño esfuerzo podría crear grandes cambios. La clave es tener control sobre los hábitos.

Tips para manejar y administrar el estrés

Día a día ¿buscas ingeniártelas para hacer frente al ritmo acelerado de tu vida?  ¿A menudo te sientes estresado, frustrado y cansado? No es algo para sorprenderse y tampoco eres el único. La vida de hoy en día puede llegar a ser tan trepidante y frenética que a menudo más y  más personas experimentan episodios regulares de estrés crónico. Ya sea por estrés laboral o familiar  u otro tipo de situaciones, todos y cada uno de nosotros tiene que lidiar con el estrés en nuestras vidas.

La mala noticia es que es imposible eliminar por completo la tensión en nuestras vidas, ya que cualquier cosa puede desencadenar el estrés y hay muchos otros factores en nuestra vida que nos hacen sentir estresados. La buena noticia es que podemos aprender a lidiar mejor con el estrés y a manejarlo de manera más eficaz.

De hecho, aprender a lidiar con el estrés y ajustar la manera en que reaccionamos ante el mismo es de suma importancia ya que así podemos evitar el efecto perjudicial en nuestro estado mental que a su vez puede afectar nuestro bienestar físico.  Si no aprendemos a aplicar simples técnicas para el manejo del estrés, podríamos estar permitiendo alteraciones en nuestro cuerpo, tales como aumento de la presión arterial, problemas cardiacos, trastornos alimenticios e incluso otras condiciones físicas vinculados a los mismos, como la diabetes y el insomnio. De ahí que sea tan importante buscar algún medio para manejar el estrés. No permitas que el estrés se maximice y afecte tu bienestar general. Las siguientes son algunas pautas que puedes poner en práctica a fin de mejorar y manejar el estrés.

Comienza identificando las causas de tu estrés. ¿tiendes a preocuparte por casi todo, todo el tiempo? Esta es una de las causas más comunes de estrés y la mayoría de las personas lo ven como algo normal a lo que terminan acostumbrándose.  Podemos comprobar que existen innumerables agentes externos e internos capaces de producir un impacto en nuestro sistema nerviosos y hormonal.  Debes identificar qué puntos dentro de tu entorno son los que te causan el estrés, puede ser el ritmo de trabajo constante que puedes solventar descansando 10 minutos cada hora o un vecino o compañero de trabajo  que te resulta desagradable que puedes solventar hablando seria y diplomáticamente con él.

Todo lo que te causa estrés tiene solución pero no se detendrá si no identificas ese punto y lo eliminas o cambias para que no siga produciéndote estrés.

Cada vez que comiences a sentirse estresado, intenta hacer un balance y pregúntate qué es lo que te hace sentir de esta manera. Puede que termines dándote cuenta que lo que te hace sentirse estresado y agobiado, puede ser algo trivial que podrías evitar o minimizar.  Realmente es necesario que te tomes un tiempo para identificar lo que te provoca estrés y ansiedad puesto que la comprensión de esto es el primer paso para una eficaz gestión del estrés.

Priorizar labores: Reflexionar por un momento qué tareas se debe realizar con mayor urgencia y cuáles son de mayor importancia, para de esa manera poder organizar nuestra agenda. Es fácil sentirse abrumado cuando pasan demasiadas cosas al mismo tiempo y uno no sabe por dónde empezar a resolver sus problemas. Es imprescindible aprender a priorizar los temas en danza para, luego, encarar las cosas de a una por vez. Poco a poco, las cosas empezarán a acomodarse

Relajate. Es importante saber “poner el freno” en nuestras situaciones diarias. No hacer todo de forma apresurada y no alterarse si en un comienzo no se ven resultados.

Pide ayuda. No todo lo puede hacer uno solo. El trabajo se hace más llevadero y sencillo si se comparten las tareas y se pide consejos a los compañeros. Aún sin hablar específicamente del problema, estar con alguien con quien uno se siente cómodo es, sin lugar a dudas, una buena idea.  Haz un esfuerzo para delegar y pedir ayuda siempre que sea necesario. Como seres humanos todos tenemos limitaciones, por lo que es imposible tener la capacidad para saber y hacer todo. No quieras abarcar más de lo que te es posible.

Establece un estilo de vida sano: haz ejercicio, aliméntate sanamente, duerme lo que necesitas para descansar (recuerda que la calidad de sueño es más importante que la cantidad), etc. Recuerda que si el estrés es muy intenso o te ha durado por un largo tiempo y no lo has podido manejar, siempre es recomendable consultar a un especialista.

 

Rodéate de personas positivas

El optimismo, al igual que el resto de las emociones positivas permiten el florecimiento de las personas y desde ahí, el aporte que ellas realizan en su entorno incrementa enormemente. Nada te hace sentir más negativo que rodearse de otras personas negativas. Todos hemos oído la frase «los iguales se atraen». Todos los sentimientos son contagiosos. Las personas que gran parte del tiempo tienen mentalidad negativa,  se la pasan siempre quejándose de lo mal que es la vida,  sin embargo nunca hacen  nada al respecto. Muchas investigaciones han demostrado que nuestro grupo de amistades de referencia suponen un factor clave para determinar si una persona tendrá o no éxito en la vida. Buscar un grupo de referencia de personas positivas y tranquilas es vital si queremos evitar caer presa del desánimo que producen los comentarios negativos.

En este tipo de personas  prevalecen los sentimientos de furia, coraje, resentimiento y falta de amor hacia la vida  Pase tiempo con algunas personas de pensamiento positivo y  podrá ver  el efecto que tiene sobre su estado de ánimo.

Las personas optimistas disfrutan la vida llenas de energía, se sienten capaces de dar un giro a su propia vida y son la mejor influencia al momento de buscar un cambio en la nuestra.  Aquellos que no temen dar rienda suelta a sus sueños ni abandonar el grupo en busca de nuevas aventuras. Estas personas son fácilmente identificables. Por lo general sus palabras vienen cargadas de practicidad, libres de recelos y egoísmos, no juzgan ni envidian, por el contrario, aportan mucho crecimiento de los demás.

Todos necesitamos relaciones que nos ayuden a vivir, que nos impulsen a ser nosotros mismos, que nos inviten a la madurez y a la autonomía. Necesitamos estar rodeados de personas que practique la jardinería humana, puesto que el contacto con ellas nos enseñará a través de sus experiencias de vida el apoyo y la comprensión que al mismo tiempo, debemos brindarles a los demás.

Este tipo de personas no se limita a  escuchar, sino que impulsan y enseñan, y cuando menos lo esperas ya están estableciendo metas y objetivos a lo que en su mente era una simple idea, esto gracias a que entienden el riesgo como la única garantía para el crecimiento personal.

La actitud positiva se transmite, por eso, es indispensable  rodearse de personas que tienen una visión de la vida más optimista, sobre todo en el trabajo.  Los ambientes positivos abren espacio a la creatividad y generación de ideas nuevas, haciendo más eficientes los  tiempos de trabajo.

Quienes constantemente se quejan o están atacando a los demás, contribuyen  a generar un ambiente negativo que impide, entre otras cosas, ser productivo y eficiente.  Esto es muy común en los espacios de trabajo o estudio, pero puede evitarse teniendo mayor cercanía con aquellas personas que transmiten una actitud más alegre y entusiasta, y logrando enfocarte en los propios recursos para hacer frente a situaciones de este estilo.

Si bien no podemos huir por siempre de los acontecimientos negativos, podemos reducir la compañía de las personas que no nos aportan nada. Pasar el tiempo junto a personas negativas sólo servirá para reforzar tus propios pensamientos negativos. No es necesario tampoco que te aísles, pero te será de gran ayuda el rodearte de personas positivas y optimistas que sepan animarte. Pasa más tiempo con quienes te hacen sentir aceptado y lleno de energía, al resto toléralos e intenta que no te afecte su negatividad, pero no les cedas demasiado terreno ni atención.

Intenta rodearte y compartir tu tiempo con personas tranquilas, alegres y satisfechas, porque eso te ayudará a sentirte mejor y a aumentar tu nivel de satisfacción con la vida.