A menudo nos encontramos con hábitos de dos clases: los buenos y los malos. Es muy sencillo reconocer los buenos en uno mismo, pero normalmente es mucho más sencillo señalar los malos en los demás. i bien los malos hábitos son los que reciben la mayoría de nuestra atención, no son los únicos que deben ser analizados. A veces, los buenos hábitos necesitan de una reevaluación, y cuando no den la talla, deberían ser cambiados. Los malos hábitos que son más fácilmente identificados suelen ser abaquismo y el alcoholismo, el abuso de drogas, el trastorno obsesivo compulsivo, el juego, la compulsión sexual y la adicción al trabajo.
El problema es que los malos hábitos proveen gratificación instantánea, son un escape del dolor de la realidad de la vida. Puede ser dar portazos, insultar, romper cosas, maldecir, gritarle a tu esposa. Puede ser injuriar a los familiares, arrojar objetos, prender un cigarro, o echarse un trago. Todas estas cosas llegan a controlarnos y lo que sucede es que nos hacen prisioneros de nuestros propios reflejos condicionales. Entre más ignores esos malos hábitos o los trates de justificar diciendo: “¡Es que así soy yo!” Más arraigados y destructivos llegan a ser. Por lo regular crecen sin que te des cuenta hasta que ya han hecho serios avances en tu vida. la causa de los malos hábitos que posees eres tú mismo. Es tu actitud mental, alimentada por los pensamientos que depositas en tu mente subconsciente, la causante de tu hábito.
¿Quién controla tus pensamientos? Tú. Entonces, no tienes que seguir buscando razones. Cuando tu deseo de abandonar ese hábito destructivo es muy fuerte y quieres sustituirlo por un hábito constructivo, mantén la fe de que lo lograrás y te sentirás aliviado. Puedes sacar algo bueno de tu sufrimiento. No ha sido en vano, pero no tiene ningún sentido seguir sufriendo. Asume el control de tu vida reacondicionando tu mente. Responsabilizarte por tu vida significa pensar de manera constructiva y armoniosa. Romper con ul mal hábito es realmente sencillo: basta con dejar de alimentarlo. Deja al mal hábito morir de hambre y estás en camino de sacarlo de tu vida. Por lo tanto es necesario desarrollar un buen hábito para reemplazar el mal hábito. Por ejemplo, si usted tiene el hábito de pensar negativamente, usted debe reemplazarlo con el hábito de pensamientos positivos. Cuando los pensamientos negativos vienen, lo utilizan como un disparador para empezar a pensar en pensamientos positivos. O si usted tiene el hábito de comer alimentos poco saludables, usted puede comenzar a desarrollar el hábito de comer alimentos saludables. Eso sí, no dejar el espacio vacío. Actuar o no actuar por miedo, es una forma segura de sabotear tu desarrollo personal; y dejar que el miedo nos paralice es uno de los peores hábitos mentales.
La vida es para los valientes y la valentía es un don que todos poseemos. Desarrolla ese don. Aprende a luchar aunque te tiemblen las piernas. para generar cambios se necesita motivación y ésta sólo puede nacer de la persona que anhela esa transformación. La opinión del resto no tiene tanto peso como la propia convicción de ser una persona distinta, alguien mejor. Para que no te frustres tan rápido y abandones el proceso de cambio, debes ser perseverante, confiar y comprometerte contigo mismo. Si bien la fuerza de voluntad varía entre una persona y otra, por eso no es bueno entrar en comparaciones.
Los procesos son distintos para todos y también lo son las motivaciones. Asumir que se necesita más o menos tiempo dejar malas costumbres sin atormentarse por eso, es un factor crucial para alcanzar los objetivos trazados. También es importante que no seas duro contigo mismo por no cumplir las metas. Tienes que tener paciencia, aprender de tus errores y darte una segunda o tercera oportunidad. Esto es clave para fortalecer la voluntad, pero también lo es para la autoestima. Muchas veces eres tú quien se auto enjuicia con más dureza, sin ver ni reconocer los pequeños avances o triunfos.
Todos tenemos alguna conducta equivocada, tal como rumorear con los compañeros de trabajo o ser impuntual. Estos comportamientos no te hacen una mala persona y probablemente no te dejarán sin empleo, pero su “efecto acumulativo” podría generar una mala impresión e incluso causarte problemas con las personas que te rodean.