En la vida cotidiana podemos percibir dos tipos de respeto de aquellos con quienes interactuamos normalmente, por eso es importante el valor del respeto. Cualquiera que sea éste, se deriva de la situación particular en la que vives. En todos los ámbitos en que nos desenvolvemos, es fundamental la forma en que decimos, hacemos y pedimos las cosas. En este contexto aplica el viejo adagio “En el pedir está el dar”, lo cual quiere decir que de la forma en que solicitemos algo, de esa misma manera será la respuesta de nuestro interlocutor. Por ejemplo, si deseamos pasar por algún lugar obstruido por alguien, no será lo mismo decir “¡Quítate de aquí!”, que “¿Me permites pasar, por favor?”.
Hay que tener el valor de enfrentarse hacia aquellos con firmeza haciéndoles ver, que tienes derecho a ese respeto, esa firmeza no implica tener que actuar agresiva ni ofensivamente pero sí, poniendo los puntos sobre las ies, cual fuese la situación. La verdad es que los demás nos tratan, como le enseñamos a tratarnos.
El tipo de respeto que la gente nos profesa involucra amor y admiración. El respeto ganado necesitó tiempo para cultivarse y se basa en cosas como la confianza, la honradez, los valores y las creencias de las persona por la que desarrollamos dicho respeto. El respeto ganado se base más en el conocimiento de alguien durante un largo periodo de tiempo.
El respeto normativo, es la otra clase de respeto que se le da a alguien y es el tipo de respeto más común que le damos a la gente que no conocemos. Por ejemplo, un hombre puede abrir la puerta para una mujer a la que no conoce. El respeto normativo es también el tipo de respeto que se le da a una persona por el simple hecho de ser una, sin considerar el tipo de persona que sea. Un ejemplo de ello sería el respeto hacia un agente de policía, a la ley o a tu jefe. El respeto normativo se basa más bien en códigos de conducta.
Pero mi principal punto a tratar en este artículo, se refiere al respeto ganado.
En el trabajo, el hogar o la vida cotidiana, lo que todos deseamos de nuestros compañeros, jefes o colaboradores, es por supuesto, ganarnos su respeto. Sin embargo, si eres algún gerente o posees un cargo superior, el respeto que seguramente te ganarás es el normativo, debido a esa jerarquía con respecto a tus empleados. Pero, como he mencionado anteriormente, el respeto ganado requiere de tiempo, ya que se trata de la manifestación de comportamientos y actitudes.
¿Cómo lograr esto? A continuación te presento un par de ideas para ello:
Habla menos, escucha más. En lugar de hablar sobre lo bueno que eres, lo cual a muchos podría sonarles como jactancia, procura mostrarle a los demás lo bueno que eres con tus acciones. Si te comportas de manera correcta, no será necesario exponer oralmente tus acciones. Además, no es necesario hablar de casa cosa pequeña – y quizás hasta insignificante – que ocurre a tu alrededor. Debes ser un poco más selectivo acerca de las cosas que son dignas de ser mencionadas.
A todos nos gusta ser escuchados y cuando pacientemente escuchamos a los demás, entonces estamos demostrando interés genuino, preocupación e aprecio por ellos. Por otra parte, escuchar es una cortesía que complemente la charla. Cuando escuchas con atención a alguien, te conviertes en alguien con mayor oportunidad de influenciar con quien hablas.
Muestra agradecimiento sincero. El reconocimiento sincero y la adulación son dos cosas muy distintas. Puedes usar la adulación en un club nocturno, para llamar la atención de alguien y hacerle saber que estás interesando en él o ella. Pero el reconocimiento sincero, por otra parte, no se trata sólo de recibir una respuesta a cambio. Se trata de reconocer el buen comportamiento y las acciones de otra persona y felicitarles por ello de una manera genuina. Cuando veas que alguien a tu alrededor se merece dicho reconocimiento, debes ser generoso sin caer en la adulación. Ellos te respetarán por ello.
Honestidad. Si eres una persona deshonesta o falsa, nunca te ganarás el respeto genuino de la gente que te rodea. Si eres una persona deshonesta, puede que te respeten solo por tu posición o puesto, pero nunca te ganarás el respeto real. Si algo saliese mal y tú fueras el responsable, deberás dar un paso al frente y asumir esa responsabilidad sin desplazar la culpa hacia nadie más. A largo plazo, se te respetará por asumir tus errores con honestidad.
Al conocer la diferencia entre los dos tipos de respeto, tanto el normativo como el ganado, se puede obtener una mayor comprensión de algunas maneras de ganarse el respeto genuino de los que nos rodena. Aplica estos consejos a la vida diaria y comenzarás a notar como la gente te percibirá de mejor manera, en consecuencia, ganando su respeto.