Conductas autodestructivas

Muchos de nosotros somos criados en familias disfuncionales. Nuestros padres están ausentes por muchas horas o incluso días, nuestras madres están sobre cargadas de trabajo y estresadas y nuestras primeras experiencias resultan traumáticas. Llevamos ese tipo de equipaje a cuestas desde los primeros años de vida hasta la edad adulta, en la que perpetuamos ese ciclo y continuamos con el comportamiento disfuncional en nuestras propias familias y relaciones. Teniendo en ocasiones sin darnos cuenta conductas autodestructivas.

conductas autodestructivasA veces simplemente no sabemos que lo que estamos haciendo no está bien o no es saludable. Pero otras veces, no estamos muy seguros de que lo que estamos haciendo está mal porque es todo lo que hemos conocido. De todos modos, si sabemos que  lo que estamos haciendo está mal o tenemos indicio de que está mal a los ojos de los demás, en algún momento llegamos al punto en que nuestro comportamiento nos obliga a enfrentar las consecuencias de estos comportamientos.

Las consecuencias pueden incluir la ruptura de relaciones, el abuso de drogas, violaciones a la ley, estadía en la cárcel, desempeño laboral insuficiente, etc.

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¿Qué es la ludopatía?

La ludopatía es considerada una socioadicción, es decir, un trastorno en la conducta del individuo no vinculada con el consumo de sustancias y relacionada con prácticas inofensivas en sí mismas, como puede ser el trabajo, el sexo o los juegos. La palabra Ludopatía deriva del griego y significa “juego patológico”, definida con frecuencia como la dependencia hacia un objeto o actividad dono no existe ingesta de ningún compuesto químico que ocasiones cambios biológicos nocivos para el organismo.

Es frecuente encontrar personas de todas las edades y condiciones padecer las consecuencias del juego y lo que comenzó siendo un pasatiempo se convierte en continuas tensiones individuales, familiares, laborales, sociales y  económicas.

La ludopatía se caracteriza por la conducta descontrolada en relación a los juegos de azar. La inversión de tiempo, energía y dinero se sustentan en la fantasía del paciente de ganar mucho dinero a través del juego. Pero el descontrol progresivo y los gastos en que incurre, lo conducen a problemas mayores, en todo los órdenes. Las personas con ludopatía muchas veces se avergüenzan y tratan de evitar que los demás descubran su problema. Anteriormente la ludopatía se asociaba con jugar a las cartas, hoy puede ser también a través de internet.

Para poder asentar un diagnóstico claro de ludopatía hay que cumplir al menos cinco de los siguientes criterios:

1)      Estar preocupado por el juego

2)      Tener que jugar cantidades cada vez mayores

3)      Intentar dejarlo y no poder

4)      Sentirse intranquilo o irritable cuando no se juega

5)      Jugar como forma de escape a los problemas y angustias cotidiana

6)      Después de volver a jugar para “recuperar”

7)      Mentir a la familia, al terapeuta o a los amigos sobre la dedicación de uno al juego

8)      Cometer actos ilegales con el fin de conseguir dinero para jugar

9)      Haber echado a perder una importante oportunidad de trabajo, educativa o relacional por culpa del juego

10)  Confiar en que los otros le proveerán de dinero para jugar

TRATAMIENTO

La adicción cruzada al juego y a sustancias complica el cuadro clínico de tal forma que en tanto no se resuelva la adicción a sustancias, será poco menos que imposible resolver la ludopatía. Por otro lado, el tratamiento para resolver la adicción, adaptado convenientemente, conllevará la resolución de la ludopatía.

Como el alcoholismo o la drogadicción, la ludopatía es un trastorno crónico que tiende a empeorar sin tratamiento. Por el contrario, los pacientes que sufren estos trastornos se recuperan si siguen el tratamiento adecuado.

Las opciones de tratamiento abarcan:

Se ha encontrado que la terapia conductual cognitiva (TCC) es efectiva.

Grupos de apoyo de autoayuda, como Jugadores Anónimos (Gamblers Anonymous), un programa de 12 pasos, similar al de Alcohólicos Anónimos (Alcoholics Anonymous). Los principios relacionados con dejar el hábito (abstinencia) para otros tipos de adicción, tales como la drogadicción y el alcoholismo, también pueden ser de ayuda para el tratamiento de la ludopatía.

Se han realizado unos pocos estudios sobre medicamentos para el tratamiento de la ludopatía. Los resultados preliminares sugieren que los antidepresivos y los antagonistas opioides (Naltrexone) pueden ayuda a tratar los síntomas de esta enfermedad. Sin embargo, aún no está claro qué personas reaccionarán favorablemente a los medicamentos.

¿CÓMO ACTUAR?

La psiquiatría y la psicología dicen que el juego patológico es una conducta perniciosa, indicada por al menos cuatro de los siguientes síntomas: preocupación frecuente por jugar o por obtener dinero para hacerlo, con frecuencia se juega más cantidad de dinero o durante más tiempo del planeado, existe la necesidad de aumentar la magnitud o la frecuencia de las apuestas para conseguir la excitación deseada, surge intranquilidad o irritabilidad cuando no se puede jugar, hay pérdidas repetidas de dinero y vuelta al día siguiente para intentar recuperarlo, se realizan esfuerzos repetidos para reducir o parar el juego

Cuando se sospecha que una persona tiene problemas con el juego asociado al consumo de alcohol u otras sustancias adictivas lo urgente es diagnosticar lo que está ocurriendo al paciente y, si es necesario, iniciar un tratamiento efectivo que lo resuelva.

La autoestima

Los psicólogos, terapeutas, consejeros y profesionales de la salud mental coinciden en que la autoestima es una forma cuantificable de la imagen mental que tenemos de nosotros mismos.  Sabemos que la autoestima es la valoración o el concepto que tenemos de nosotros mismos.

la autoestima La autoestima está directamente relacionada con la auto imagen (que es lo que nosotros creemos que somos). Y Esta especie de juicio lo formamos a través de las impresiones que recibe nuestro cerebro por las experiencias vividas, ya sea de éxito o fracaso, buenas o malas, o de la forma como los demás nos han tratado, sobre todo en la primera infancia.

Stanley Coopersmith (psicólogo) fue uno de los primeros teóricos de la autoestima y la definió como “un juicio personal en el que evaluamos si somos dignos  y que se expresa en las actitudes que tenemos para con nosotros mismos”.

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¿Sabes cómo lidiar con la gente que te resulta molesta?

El mundo en el que vivimos es un lugar interesante al igual que lo somos las diferentes personalidad que habitamos el planeta. La desventaja de esto es que, inevitablemente habrá ciertas personalidades que nos irritarán o se sentirán a disgusto cerca de nosotros. Y estas personas que nos resultan molestas están a nuestro alrededor, muy a menudo son aquellas con las que tenemos que trabajar. Por ejemplo, podría haber un compañero de trabajo en la oficina que no puedes soportar, pero deben trabajar juntos para lograr un objetivo común. Tener la capacidad de tratar con gente difícil poder ofrecerte menos estrés y más felicidad.

Sabes cómo lidiar con la gente que te resultada molestaNo hay manera de que puedas hacer cambiar a las personas difíciles para que, de pronto, sean agradables y receptivas. Ese cambio sólo se produce cuando las personas interesadas lo desean y trabajan para conseguirlo. De modo que si tú no puedes cambiarlas, lo único que puedes hacer es cambiar su forma de reaccionar frente a ellas. A fin de cuentas, eres tu quien resulta perjudicado y se enoja, mientras ellas siguen en lo suyo, cometiendo errores.

La primera manera de tratar con estas personas difíciles o que no podemos soportar es reconociendo porque nos resultan molestas. Podríamos sentir rechazo por su aspecto, sus acciones, su forma de vestir o incluso su percepción de las cosas.
Para hacer frente a la gente molesta, primero tenemos que identificar qué es exactamente lo que nos molesta de la persona.

Tenemos que aceptar que no podemos controlar los pensamientos o gestos de los demás. Lo que sí podemos controlar es cómo respondemos a esas personas. Por ejemplo, cuando estamos molestos por los eructos constantes de una persona, podríamos llamar nuestra atención a otras cosas acerca de la persona como su preparación. Si hasta su forma de vestir te molesta, podrías llevar tu atención a las cosas en el ambiente que te rodea, como los cuadros en la habitación, por ejemplo. La clave es llevar tu atención lejos de la fuente de molestia.

Mahatma Gandhi dijo una vez: «Sé el cambio que quieres ver en el mundo». Esta cita es muy aplicable en el contexto de cómo lidiar con una persona molesta. Es más difícil cambiar a la persona molesta que hacer un cambio en nosotros mismos. Cuando la gente está enojada o irracional, cualquier palabra o acción que hagas pueden ser interpretadas como una agresión y provocar una agresión aún mayor. Aunque puede ser difícil, lo mejor que puedes hacer en esta circunstancia es mantener la calma y permitirte seguir haciendo tus actividades. Una vez que los ánimos se calmen, tal vez podrías pedirle a la otra persona que discutan el asunto en un momento posterior, cuando se haya calmado. Si esta solicitud es denegada, solo te queda esperar un tiempo antes de pedírselo nuevamente.

Tienes que ir en tono conciliador para que la otra persona no se ponga directamente al ataque porque si no, no solucionarán el problema. Explícale la situación y lo qué opinas. A partir de aquí, puedes descubrir que tu compañero no tuviera ni idea de lo que pasaba y te pida disculpas; puede suceder que realmente admitas que tienes un problema contigo, explicarte por qué y entre los dos tratar de llegar a algún tipo de acuerdo o decir que no hay ningún problema y seguir actuando de igual manera.

Pero siempre debes asegurarte de tomar medidas con rapidez. Puedes llegar a estar tan enojado que tus esfuerzos para abordar la situación podrían llegar a ser irracionales. Para solucionar el problema es mucho mejor que mantengas un poco de objetividad y el control emocional.

Otra manera de tratar con la gente molesta es ser lo más claro posible en cualquier forma de comunicación que tengas con ellos a fin de evitar malos entendidos que pueden hacer que estas personas te moleste aún más. Por ejemplo, si tu molesto compañero de trabajo te pide que haga 5 copias de un documento, repítele esta solicitud para que te de una segunda confirmación. Esto es para asegurarte de que entiendes totalmente lo que está diciendo y así prevenir los conflictos que surgen debido a la falta de comunicación de la información.

Si personalmente no te gusta un compañero de trabajo o jefe, todavía puedes aprender de sus opiniones, puntos de vista e ideas. Si puedes encontrar algo que apreciar en ellos, valóralo de una forma favorable. Si esa persona siente tu lealtad, podrás relacionarte naturalmente y es posible que aprendan a llevarse bien a pesar de sus diferencias.

¿De quién vienen los pensamientos negativos perjudiciales?

Al día, tenemos miles de pensamientos. El problema con esto es que muchos de éstos son los mismos día tras día. Si estos pensamientos son edificantes y afirmaciones de la vida, el efecto es positivo. Por otro lado si son pensamientos negativos, despectivos y auto condenatorios, el efecto previsible será una pérdida de confianza y autoestima.
A veces pareciera que la charla mental que nos dice todos estos pensamientos negativos es incesante pero el poder cortar de tajo estos pensamientos te hará sentir bien contigo mismo.

¿De quién vienen los pensamientos negativos perjudiciales?Como no es posible que exista efecto sin causa, nunca podría existir un pensamiento por sí mismo, por generación espontánea. La relación entre pensador y pensamiento es ostensible; cada pensamiento negativo tiene su origen en un pensador diferente.

En cada uno de nos existen tantos pensadores negativos, cuantos pensamientos hay de la misma índole. Es importante conocer ese diálogo interno y cuando nuestros pensamientos son negativos o devaluatorios, cuestionarlos para cambiarlos por pensamientos realistas.

Supongamos que te propones mejorar tu confianza en ti mismo así como tu autoestima. Leerás varios libros de autoayuda, cambiarás el color de tu pelo y comprarás un nuevo guarda ropa. Comenzarás a hacer más ejercicio y hasta comenzarás una dieta. Pero después de hacer todo lo que puedas imaginar aún no te sientes de la manera en que esperabas.

«Nunca voy a ser lo suficientemente bueno.» ¿Quién dice eso? Tú lo hiciste y quizás lo vienes haciendo varias veces al día, dejando que este pensamiento se genere entre los miles de pensamientos que piensas durante el día.
Éstos son otros pensamientos que pudieses estar generando:

Soy tan estúpido.

Nunca hago nada bien.

Yo no merezco que me sucedan cosas buenas.

Nunca conoceré a nadie.

No lo puedo hacer.
Me da vergüenza.

Y muchos más que estoy segura que podrías agregar a la lista. Todas estas son declaraciones negativas que hacemos en silencio e indiciosamente sobre nosotros mismos y a la larga, se vuelven una voz de fondo repetitiva dentro de nuestra cabeza.
Muchas personas no entienden, o no quieren aceptar que el pensamiento negativo tiene un impacto directo en cómo uno se siente y por lo tanto, en cómo uno se comporta, las actitudes y experiencias que vivimos.
Si no tomamos la iniciativa de reconocer y redirigir esos pensamientos, no habrá suficientes libro de auto ayuda en todo el mundo que no hagan elevar nuestra confianza y autoestima. Leer estos libros no corregirá nuestra creencia de que no somos lo suficientemente capaces de lograr lo que nos proponemos. La omnipresencia de estos pensamientos recurrentes es demasiado grande y se anulan las afirmaciones momentáneas eficaces que podríamos recitar.

El primer paso es identificar los pensamientos negativos. Debes prestar atención a tus pensamientos a lo largo del día. Este tipo de pensamientos suelen aparecer cuando estás bajo estrés o frente a una nueva situación. Toma nota. Al final del día anota las circunstancias que estos pensamientos negativos desencadenaron.

El segundo paso es obtener una perspectiva precisa sobre los pensamientos negativos. Por lo general los pensamientos son aquellos que comienzan con «siempre» y «nunca», al igual que aquellas como “soy tonto, no valgo nada o no puedo”.
Es importante que reconozcas las áreas en las que te sientas débil así podrás tomar cartas en el asunto y cambiar tu experiencia con respecto a este tema, logrando cambiar tu debilidad por una fortaleza.

Por ejemplo, si tu debilidad son las relaciones sociales o hablar en público, existen clubs que ayudan a aumentar tus habilidades de comunicación. Si no estás seguro de cómo alcanzar tus metas eso no quiere decir que no puedas hacer nada, tal vez podrías contactar a un entrenador de vida para ello, también conocidos como life coach.

El tercer paso consiste en sustituir los pensamientos negativos por los positivos. Por ejemplo, en lugar de decir “soy muy tonto como para hacer eso” piensa “No sé cómo hacerlo, pero tengo un amigo que sabe mucho sobre esto y puedo preguntarle”.
Realiza afirmaciones positivas. Las afirmaciones pueden hacerse en silencio, en voz alta, escribiéndolas o incluso cantadas o recitadas. Sólo diez minutos diarios haciendo afirmaciones positivas pueden compensar años de viejos hábitos mentales. Cuanta mayor frecuencia rememore tu conciencia de lo que te dices a ti mismo y cuanto más positivas y expansivas sean las palabras y conceptos que elijas, más positiva será la realidad que crees.

Los pensamientos negativos que nos dedicamos día tras día son destructivos. El repetirlos en tu mente es tu decisión así como es tu decisión cambiarlos. Elimina la duda, el temor, la ansiedad y la preocupación. No lo olvides: El cáncer es curable, lo que mata es el temor al cáncer. Toda meta lógica es alcanzable, lo que lo impide es la duda. Eres capaz de lograr desde ya el cambio, lo que te limita es la ansiedad y la preocupación. Borra de tu mente la duda, el temor, la ansiedad y la preocupación.