Como hacerle frente a los prejuicios

¿Qué pasaría si día tras día alguien repitiera en tu oído que eres un persona perezosa y mediocre? Tal es la naturaleza de los prejuicios, algo que puede ser visto como un pequeño insulto, que se va acumulando progresivamente en la mente. Cuando somos victimas de los prejuicios de los demás ¿es posible mantenernos a flote a pesar de estas experiencias poco saludables sin que las mismas terminen abrumándonos?

Como hacerle frente a los prejuiciosEl prejuicio puede entenderse como un juicio previo que se hace antes de conocer a la persona que se juzga; Suele ser  una actitud injusta, intolerante o desfavorable hacia un grupo de personas. Los prejuicios son las ideas preconcebidas que tenemos de otras personas sin apenas conocerlas, a ellas o a su situación. Es nuestra forma de encasillarlas debido a la educación recibida, a nuestras experiencias pasadas o a lo que hemos oído. Los seres humanos tendemos a prejuzgar; todos en algún momento somos generadores o repetidores de algún prejuicio.

Los prejuicios son el resultado de la frustración experimentada por el grupo que los tiene, aunque los mismos no están limitados a un grupo racial o étnico particular; y esto se explica porque los prejuicios se derivan de una personalidad autoritaria e intolerante, lo que provoca que las personas con actitudes muy prejuiciosas sean con frecuencia rígidamente convencionales y estén siempre preocupadas por el poder y la rigidez, mostrándose hostiles hacia aquellos que violan sus normas. Esto incentiva que estas personas teman, sospechen y rechacen a todos los grupos distintos a los que pertenecen, en vista de que los prejuicios son una expresión de su enfoque suspicaz y erróneo de la vida.

¿Pero qué podemos hacer contra los prejuicios?

Como dicen por ahí, “Hablando se entiende la gente”. Lo que puedes hacer es hablar en privado con la persona que te trata con prejuicios y pedirle una explicación para su actitud, en caso de que los motivos sean personales pídele motivos. Esta puede ser una buena alternativa porque estarás confrontando a esa persona y es incluso posible que ésta no se percatase de que su actitud tiene consecuencias negativas en su relación contigo. Pero, si esa persona no te puede dar un motivo válido, entonces al menos habrás logrado que en el futuro sea mucho más  consciente de su actitud y su conducta hacia ti y los demás.

Tener prejuicios está muy mal visto por la sociedad, sin embargo, quién más o quien menos prejuzga abierta o subrepticiamente, pues en definitiva no tenerlos implica la comprensión y la consecuente aceptación de toda condición individual o social y ¿habrá ser sobre la tierra con esa capacidad? Sincerémonos y repasemos nuestras actitudes, seguramente alguna vez hemos discriminado a aquella o aquellas personas que no responden a un determinado estereotipo, como por ejemplo la sexualidad, religión, raza, ideologías políticas u otras preferencias.

Pero ¿Y si eres tú el de los prejuicios? Antes de emitir un comentario o de catalogar a una persona, debes tomarte el tiempo necesario para conocerla bien. Nos podemos sorprender positivamente si le damos la oportunidad. Observa con cierta distancia y trata de no actuar impulsivamente, para que la otra persona pueda actuar libremente y desenvolverse con naturalidad. Si no le damos la oportunidad, nunca sabremos si estábamos en lo cierto con lo que pensábamos.

Si no te gusta que te critiquen sin motivo, tú no hagas lo mismo. Cada uno tiene derecho a ser como quiere mientras que no haga daño a los demás. Respetar las distintas opiniones y las diferentes maneras de enfrentar la vida, es la clave fundamental.

Si bien es verdad que hay prejuicios más evidentes como por ejemplo todos aquellos derivados del racismo, también existen otros comportamientos enjuiciadores menos evidentes. Porque cada día catalogamos a las personas sin conocerlas según nuestro propio criterio, ya sea por su forma de vestir, por el trabajo que desarrolla, por el lugar donde vive, por el coche que lleva o incluso por sus rasgos físicos.

Recuerda: Aprendemos más de las diferencias que de las igualdades. La próxima vez que alguien te haga enojar o te juzgue y creas que es tu turno de hacerle lo mismo,  ¡no lo hagas! Da un paso atrás, toma un momento para sentir empatía por la otra persona  y trata de entender por qué hace lo que hace. Toma más energía juzgar a los otros que encontrar la paz para estar con ellos.

La importancia de evaluar los acontecimientos en tu vida

Los pensamientos son generalmente todos aquellos comportamientos que se generan mediante conversaciones tácitas, comentarios, imágenes o sonidos; son continuos y constantes, además de ocurrir siempre en una forma u otra a lo largo de nuestras vidas.

En ocasiones somos conscientes de nuestros pensamientos y a veces no nos percatamos de los mismos. Podemos controlarlos cuando así lo elegimos, pero no podemos deshacernos de los mismos. Cuando no estamos controlando nuestros pensamientos por nosotros mismos, son éstos los que nos están controlando.

Los pensamientos ejercen una profunda influencia en la manera en cómo nos sentimos y en las cosas que hacemos. Debido a que los pensamientos son un tipo de comportamiento (aunque podríamos decir que es una especie de conducta oculta o encubierta), los mismos pueden ser manipulados a través del uso de métodos que se derivan de las teorías del aprendizaje.

La importancia de evaluar los acontecimientos en tu vidaDe acuerdo con el modelo cognitivo – conductual (un enfoque de la psicoterapia de gran prestigio que se deriva de la teoría del aprendizaje), los pensamientos son como una lente a través de la que examinamos y le damos sentido a nuestro mundo.  Los eventos que ocurren a nuestro alrededor no tienen ningún significado inherente. En lugar de ello, se les asigna un significado a los acontecimientos que experimentamos a través de un proceso conocido como “evaluación”, que es una palabra menos dura para nombrar al juicio. En esencia, cuando algo sucede, lo primero que hacemos es pensar en esa cosa en concreto y después intentamos averiguar lo que significa esa cosa para nosotros y lo que representa para nuestras vidas, es decir, evaluamos si es buena o mala.

Los juicios que terminamos teniendo son pueden poseer propiedades gratificantes o de culpa dependiendo de que lo  consideremos como algo bueno o malo, respectivamente.

Las cosas que se castigan o las que se premian son sobre todo, estados de ánimo. Solemos recompensarnos cuanto tenemos pensamientos positivos, puntos de vista más positivos, que mejoran nuestro estado de ánimo y por el contrario, los pensamientos negativos serán aquellos que tienden a hacernos sentir deprimidos o a causarnos ansiedad.

Aunque los acontecimientos en nuestra vida diaria no tienen un significado inherente,  no existe algún consenso social compartido. Es decir, un grupo de persona puede pensar en un evento y llegar más o menos a un consenso sobre si ese evento es bueno o malo, pero jamás llegar a un acuerdo total. Por ejemplo, la mayoría de las personas considera que hacer largas filas en el banco o el supermercado es molesto, pero al final no es tan malo porque terminamos consiguiendo lo que necesitamos. Este tipo de consenso social es lo más cercano a lo que podemos llegar a conceptualizar como lo que un evento “debería” significar.

Por lo tanto, siempre y cuando tus apreciaciones sean más o menos similares a las del consenso social compartido (es decir, que veas las cosas más o menos como la mayoría de las personas a tu alrededor lo ven) podemos decir que tus evaluaciones son precisas y equilibradas. Por ejemplo, es probable que si te encuentras en una larga fila te resulte molesto pero es muy poco probable que vayas a gritar y hacer toda una rabieta al respecto. Si te decantas por la primer reacción a una situación de este tipo, podemos decir que tu reacción es proporcional a la magnitud del problema, pero si tiendes a actuar como la segunda opción, entonces tienden a sobre reaccionar.

No obstante, no todas las evaluaciones tienen que coincidir con el consenso social compartido. Algunas personas tienden a evaluar y realizar juicios de manera diferente. Estas dos maneras son conocidas popularmente como el optimismo y el pesimismo; los primeros intentan ver el mundo como un lugar más positivo de lo que realmente pudiera ser mientas que los segundos tienen la tendencia de ver las cosas de manera más negativa a que realmente pudieran ser.

Si alguna vez has escuchado el proverbio sobre “el vaso de agua medio lleno o medio vacío” te harás una mejor idea de lo opuestas que son estas maneras de ver el mundo y a causas de los mismos, la manera en que evaluamos los acontecimientos y desarrollamos nuestros pensamientos se vuelve algo crónico. Con el tiempo, el hábito de evaluación puede generar una disfunción que puede conllevar a ciertos estados de ánimo, problemas de autoestima y trastornos que afecten negativamente a la persona en todos los ámbitos de su vida.

En resumen, estos estados de ánimo y los trastornos que se desarrollan a causa de estas evaluaciones se pueden aliviar en parte o en su totalidad a través del uso de técnicas cognitivas diseñadas para ayudar a las personas a aprender nuevas y más precisas formas para la evaluación de los acontecimientos en su vida.

Conoce la manera de mantenerte saludable

Las evidencias demuestran que algunas de las principales causas para tazas de mortalidad tan altas en todo el mundo se deben son principalmente las enfermedades del corazón, el cáncer, ataques cardiacos, enfermedades del hígados y heridas varias, además de que todas estas podrían evitarse si tan solo mejoráramos nuestros hábitos de salud. Comer correctamente, mantenerse activo físicamente y no fumar son algunos ejemplos de hábitos de salud que pueden adoptarse fácilmente.

saludableComer correctamente. Comer los alimentos adecuados en las cantidades correctas pueden ayudarte a vivir más y de manera mucho más sana. Las investigaciones han demostrado que muchas enfermedades – como la diabetes, las enfermedades del corazón y la presión sanguínea elevada – se puede prevenir o controlar a través de una correcta alimentación. Al conseguir los nutrientes necesarios, como calcio y hierro, podemos mantener bajo control nuestro peso. Comienza intentando balancear las calorías que consumes en las comidas que ingieres durante el día y las que quemas mediante tu actividad diaria. Nunca es tarde para comenzar a comer correctamente si comes una variedad de alimentos tales como:

-Vegetales: en especial los verdes y los de un amarillo intenso.

-Frutas: elije frutas cítricas o jugos como melones o bayas.

– Frijoles: como frijoles rojos, soya, lentejas, habas y cacahuates.

-Granos enteros: como avena, arroz, trigo, maíz y cebada.

– Pan y cereales hechos con granos enteros.

Elije alimentos de preferencia bajos en grasa, sales saturadas y colesterol, tales como:

-Pescado.

-Carne sin grasa, preparada  con poca grasa.

-productos lácteos bajos en grasa.

Control de peso. Pesar o mucho o muy poco puede generarte problemas. Después de los 45 muchas personas tienden a subir de peso. Tú puedes controlar tu peso al comer de manera más sana y al realizar actividad física con mayor regularidad. Consulta a un profesional de la salud respecto a:

¿Cuál es el peso ideal para ti?

¿Cuáles son algunas de las maneras en que puedes controlar tu peso?

¿De qué manera puedes llevar un buen control de tu peso?

Actividad física. Los estudios demuestran que la actividad física puede ayudar a prevenir al menos seis enfermedades: enfermedades del  corazón, presión alta, obesidad, diabetes, osteoporosis, y desórdenes mentales, tales como la depresión. La actividad física también te ayudará a sentirte y mantenerte en forma. Algunos estudios sugieren que tan solo el caminar puede ser una actividad tan buena como correr. Intenta hacer un recorrido durante 30 minutos a un ritmo constante o bien una caminata rápida  5 días a la semana.

La actividad física no necesita ser ardua para ser beneficiosa. Para un adulto promedio con vida sedentaria, 30 minutos de actividad física de intensidad moderada, todos o casi todo los días, será suficiente para obtener beneficios de salud. Es más, esos 30 minutos pueden acumularse durante el transcurso del día en episodios pequeños de actividad o ejercicio.

Ten presente que antes de comenzar cualquier actividad física deberás:

-Hablar con tu doctor para que te recomiende la mejor manera de incluir el ejercicio en tu rutina.

-Elegir una actividad que se acople con tus actividades diarias ya sea caminar, correr, escalar, nadar o incluso algo más osado.

-Elige una actividad que te guste, como bailar o alguna otra al aire libre.

-Pídele a un amigo que comience contigo o bien únete a un grupo de ejercicios.

NO TE RINDAS: Dale un tiempo a tu actividad física y practícala constantemente. Si el clima es malo, intenta ejercitarte dentro de casa o bien mientras vez la televisión. Opta por las escaleras en lugar de los elevadores y camina alrededor de la oficina o tu casa cuando hagas una pausa entre tus actividades. Una actividad física moderada puede llevarse a cabo por cualquier persona, sin costo alguno y, además, acomodarse a la rutina cotidiana. La actividad física puede ser incorporada en diferentes maneras a través del día.

Múltiples estudios han demostrado los numerosos beneficios de los ejercicios aeróbicos, en la prevención y complicaciones de las enfermedades coronarias (a través del control de la presión arterial, de la obesidad y la diabetes)  en la prevención de la osteoporosis y en la prevención de la depresión en el adulto mayor. La actividad física en el adulto mayor puede ser considerada también como actividad recreativa que este grupo en particular de personas podría realizar con el fin de lograr otros objetivos (no fisiológicos) como por ejemplo: liberación de tensiones emocionales, reafirmación personal e interacción social.

Otra forma de mejorar su calidad de vida es tratar de hacer cosas nuevas. Usted nunca será demasiado viejo para sentirse creativo y curioso sobre el mundo. Si desea mantenerse joven y travieso, no se limite ni tenga miedo. Aprenda un nuevo deporte o instrumento musical, una nueva forma artística o estudie un idioma extranjero.

 

 

¿Por qué es necesario que ser felices en el trabajo?

Recientes investigaciones arrojan que los empleados felices son más productivos que aquellos que trabajan  bajo mucha presión. Además, estos mismos estudios revelan que los empleados que se sentían más satisfechos con sus trabajos estaban hasta un cincuenta por ciento más motivados y conformes con su desempeño. Algo que tienen en común todas las grandes compañías es la exigencia de que sus empleados sean cada vez más productivos. Y por ende, todas estas personas que dirigen a los trabajadores intentan conseguir la manera para lograr que la productividad de los   empleados sea la deseada. Sin embargo, a pesar de los incentivos o las remuneraciones económicas, quizás un pequeño factor que se les pasa por alto es el de incluir felicidad en sus espacios laborales.

Por qué es necesario que ser felices en el trabajo¿Tiene un poco de sentido, no lo crees? La felicidad no es algo que pueda enviarse en forma de memo o email, mucho menos puede colocarlo en un gran afiche en la pared para que simplemente los empleados lo pongan en práctica.  La felicidad tampoco puede ocurrir de la noche a la mañana aunque le envíes a un empleado una nota o le des un ultimátum.

Los jefes casi siempre quieren promover un ambiente de trabajo más adecuado, más feliz; intentan crear grupos de trabajo más armoniosos, felicitan a quienes hacen bien su trabajo, motivan a los demás a través de conversaciones y charlas que realizan con ese objetivo, etc. La pregunta es ¿Todo esto que hacen en realidad le hace bien al empleado y lo hace más feliz? O ¿tan solo incrementa la presión por las expectativas que tanto su jefe como sus compañeros de trabajo  tienen de él?  Yo me decanto más por la segunda opción.

Según el experto en psicología Richard  Boyatzis, profesor universitario de Psicología y Ciencia Cognitiva de Caracas,  hay evidencia neurológica sólida que apoya la teoría de que activar nuestros sistemas parasimpáticos (a través de actividades físicas o de ocio regulares) aviva la compasión y creatividad. Sin embargo, sus estudios revelan que la tensión por el contrario, afecta a una persona cognitiva, perceptual y emocional. Es decir, que quienes están bajo presión y estrés en el trabajo, no pueden pasar más allá de eso y por ende, su productividad es menor.

Si bien es necesaria cierta cantidad de estrés para funcionar y adaptarnos, demasiado estrés puede causarnos que el cuerpo se defienda y lo bloquee; tenemos que involucrar a tu sistema  nervioso para simpático para poder cambiar el flujo hormonal. Además, el estado de ánimo y la positivad pueden ser “infecciosas” por decirlo de alguna manera.

La evidencia muestra que la positividad aumenta cuando a los trabajadores se les da mayor flexibilidad en sus papeles y más equilibrio vida-trabajo, mientras que la mala administración y el abuso  en el trabajo pueden tener un efecto dañino en la salud física y mental de los empleados, según un reporte sobre bienestar y éxito producido por el Foro Económico Mundial.

La positividad y el sentido del humor son los mejores aliados en el puesto de trabajo. Tomarse las cosas con alegría y aprender a reírse de uno mismo e incluso de nuestros errores puede ser de gran utilidad para lograr la felicidad en el trabajo.

Una de las fuentes de malestar en el puesto de trabajo suelen ser los jefes, bien porque se mantiene una mala relación con ellos o bien por el trato a sus trabajadores, entre otros motivos. En muchas ocasiones, la solución a su problema puede estar en hablar con él sobre este problema y plantearle su malestar.

Ni todas las personas somos iguales, ni todas las plantillas lo son. Hay empresas que llevan trabajando aspectos que afectan directamente a la felicidad de las personas desde hace tiempo y empresas que apenas han dado unos pasos. Pero hay elementos comunes que se repiten como son el reconocimiento, el sentimiento de crecer y desarrollarse dentro de la empresa o tener y ser capaz de crear un buen ambiente laboral, entre otros.

La felicidad depende principalmente de la persona más que de cualquier otro elemento externo. La cultura nos influye pero mucho menos de lo que puede parecer. La decisión de sentirse más o menos pleno con la labor que realizamos día a día tiene más que ver con nosotros mismos.

Aprendiendo a establecer metas

El establecimiento de metas consiste en la planeación  de dónde o qué queremos estar haciendo a futuro. Para lograr establecer una meta o tener un plan, primero debemos haber visualizado algún tipo de sueño o deseo que queremos hacer realidad. Este sueño puede ser algo tan anhelado como tener una exitosa relación de pareja, adquirir una casa o incluso el ascenso a un mejor puesto de trabajo.

Aprendiendo a establecer metasLo primero que debes hacer para establecer tus metas es decidir aquellas que realmente desees realizar. ¿Cuál de ellas cambiará tu vida si la consigues? ¿Qué es lo que verdaderamente necesitas? ¿Qué meta te hará sentir  feliz y realizado si la logras?

La visualización te ayudará a decidir qué es lo que verdaderamente quieres. Es muy fácil de llevar a la práctica, basta con que busques un lugar tranquilo en el que nadie te interrumpa y te sientes a imaginar todo eso que deseas para el futuro.  Luego de haber visualizado tus sueños,  las metas que establecerás deben tener como propósito conducirte hacia esos sueños.

Por ejemplo, si tu meta es trabajar en una embajada,  tu primer objetivo será estudiar ciencias políticas, aprender más de dos idiomas y desarrollar tus habilidades de comunicación. Cada meta  por sí sola no te llevara a ocupar ese puesto, sino que el logro de todas – organizadas previamente en un plan bien elaborado – estas es lo que lo hará.

Algunos de los aspectos que debes considerar antes de fijarte una meta es que:

–         Las metas deben ser un reto posible de lograr: Por ejemplo, si tu meta es estar en forma para finales de año, debes comenzar a perder peso gradualmente. Si decides que perderás un kilo cada semana, debes asegurarte de que eso sea posible – a través de una dieta balanceada, haciendo ejercicio, etc. 1 kilo es una cifra posible, pero en cambio, si te proponer perder 20 kilos, se vuelve una meta inalcanzable y el no concretarla te haría sentir deprimido y sin ganas de seguir intentándolo. Por el contrario, si gradualmente pierdes un kilo a la semana, te sentirás motivado, puesto que los resultados son palpables y tu aproximación a tu meta es cada vez menor. La meta que te fijes, sea cual sea, debe ser medible. También deben ser un reto que te motive lo suficiente y que el logro del mismo impida que te rindas y dejes atrás esa meta.

–         Las metas deben tener un límite: Para establecer una meta, debes fijar un límite del tiempo para el mismo. No estoy diciendo que debas lograrlo en un día o dos, pero tampoco vas a vivir cien años. El tiempo apremia y de fijar un límite de tiempo para tus metas, puedes terminar perdiendo la motivación o terminar desechando la idea ante la falta de resultados.

–         Las metas deben ser medibles: Supongamos que decides que “quieres ser bueno en inglés”. Pero, ¿a qué te refieres con ser bueno? Esa no es una meta muy clara. En cambio, si tomas clases de inglés y pasas tus exámenes, estarás consciente de cuál es tu nivel, cuáles son tus fortalezas y tus debilidades. Siguiendo la misma línea, supongamos que continuas aprobando los  siguientes niveles en el curso, a medida que apruebas cada uno de ellos, seguirás avanzando hacia el termino de esa meta. Cada nivel del curso tiene sus propias evaluaciones, cada nivel tiene una nota y así sucesivamente hasta que presentes el examen final con el que certificarás tu nivel de inglés. Ese ejemplo, muestra la manera en que está seccionada una meta. De igual forma puedes aplicarlo con  un negocio, en el que estimes la cantidad de ganancias para un mes, un semestre, un año etc. El que una meta sea mediable te ayuda no solo a lograr dicha meta sino a conseguir  objetivos específicos.

–          Las metas pueden ser a largo o corto plazo: Es normal encontrarnos con personas que se fijan metas a largo plazo y por lo general terminan lográndolas en mayor porcentaje que aquellas que se fijan metas a corto plazo y terminas frustradas o decepcionadas. Debes tener en cuenta que la planeación a largo plazo puede aumentar tus posibilidades de lograr una meta concreta y puede ayudarte a recompensar tanto el tiempo o el dinero invertido.

Por último, pero no por ello menos importante, debes tener presente que un elemento indispensable para lograr una meta es la auto disciplina. La cual te permitirá anteponer tu meta ante cualquier distracción o entretenimiento momentáneo que pudiera entorpecer el logro de la misma.