Aprende a sobrellevar los pensamientos negativos

El pensamiento negativo es una buena manera de entrar en una espiral descendente. Lo cual significa que es importante mantener los pensamiento negativos bajo control y evitar convertirte en el tipo de persona que seguramente sueles evitar.

Sobrellevar los malos pensamientosPor lo general, los pensamientos negativos siempre parten de exigencias. Pensar que no podemos equivocarnos, que la gente que triunfa es perfecta, o que si cometemos errores los otros se burlarán, nos impide ver las cosas con claridad y optimismo.  Con estos sencillos consejos que te comparto a continuación, seguramente lograrás sobrellevar los pensamientos negativos que surjan.

1.            Reduce tu ingesta de noticias

A menudo las noticias son una fuente de pensamientos negativos. Algunos lamentables sucesos en el otro lado del país o en otras partes del mundo son lamentables, pero  no eres  personalmente responsable de los mismos y no  puedes hacer nada para  solucionarlos, salvo las contadas excepciones en las que puedes contribuir a una buena causa haciendo un donativo o enviando víveres en caso de un fenómeno meteorológico o catástrofe.

Lo mismo ocurre con todas las noticias relacionadas a la economía. No tienes las miles de respuestas que se necesitan para solucionar los problemas de la economía, mejor confórmate con buscarle solución a los problemas de tu economía.

Comienza a abstenerte de ver noticias, escucharlas o leerlas si sientas que estas solo te generan pensamientos pesimistas. Comienza disminuyendo la dosis a una vez por semana y luego una vez al mes, así te darás cuenta de que tu hambre de noticias comenzará a nutrirse con pensamientos  y eventos más positivos.

 

2. Cuidado con la lengua

 

La manera en como decimos las cosas afecta muchos otros eventos en nuestras vidas.

Si por lo generalmente respondes “más o menos” a la pregunta «¿Cómo estás?”, es hora de que vayas cambiando eso. Nuestras mente están luchando constantemente para procesar palabras negativas, con las cuales en realidad estás manifestando que te sientes mal. Y la persona  con la que estés platicando quizás se incluirá en esa espiral descendente diciendo “ yo también”. Convierte esa respuesta negativa en un “Estoy bien, gracias”.

Cambiar esta pequeña respuesta es un buen comienzo, pero lo que debes hacer es buscar otras áreas de tu vida en las que estés siendo negativo y tratar de reformular esas frases que a veces salen de tu boca cargadas de pesimismo. Si acostumbras a decir este tipo de cosas de manera regular, debes comenzar a trabajar sobre ellas y reducir el número de veces que las utilizas en tus charlas con las demás personas.  Luego de un tiempo te encontrarás hablando de manera más positiva y esto a su vez tendrá un efecto positivo en tus pensamientos.

3. Felicítate más a menudo

Felicitarse uno mismo es algo que no todos hacen con frecuencia o quizás, ni lo hagan. De modo que recibir una felicitación podría ser doblemente extraño que suceda. En tu lugar de trabajo probablemente solo esperen que hagas un buen trabajo y no te dirán nada a menos que se trate de una llamada de atención si cometes un error. Quizás no puedas cambiar la forma en que tu jefe reacciona con sus empleados  pero definitivamente puedes cambiar la manera de tratar a las demás personas con las que trabajas.

Incluso puedes hacer lo mismo en casa. Si tu pareja cocinó un platillo delicioso o tuvo un gesto amable contigo, ¡házselo saber!  Lo mismo ocurre con tus hijos o cualquier otra persona con la que tienes contacto. Incluso con el cajera de la tienda. Basta con un “gracias” y una sonrisa amable para que la otra persona se sienta satisfecha y reconocida.

Los elogios y cumplidos pueden ayudar a alejar los pensamientos negativos lejos de los demás y por ende, de nosotros.

4 . No asumas que las cosas son para siempre

Es fácil quedar atrapado en la idea de que sean cuales sean tus pensamientos y circunstancias actuales, nunca van a cambiar. Sin embargo, a menos que estés condenado a estar encerrado de por vida sin posibilidades de libertad condicional, es casi seguro de que esta afirmación sea cierta.

Así que, ya va siendo hora de que aprendas a decir que nada es para siempre. Comienza a trabajar en métodos o  soluciones para salir de cualquier situación negativa en la que hayas aterrizado de improvisto.

5. Deja de culpar a “alguien” y a “todo el mundo”

La culpa es una mala noticia.  Y si tu eres quien genera culpa, es aún mucho peor. Es cierto que “alguien” o “algo” pudo haber sido el culpable de algún evento o contratiempo. Pero no hay que estancarse pensando en ello. Al contrario, lo ideal es encontrar una manera de revertir la situación a fin de que recuperar o arreglar lo que se pueda y dar por perdido lo que no tiene remedio según las circunstancias.

Culpar a alguien o a algo solo prolonga el proceso de pensamientos negativos y genera la retención de los patrones de pensamiento negativos que probablemente has llegado a poner en primer lugar.

Dale la espalda al mal humor

Dale la espalda al mar humorEl malhumor es un malestar persistente que ocasiona inestabilidad en las relaciones interpersonales para quien lo padece ya que el cambia de manera brusca y a su vez   genera discusiones, respuestas impulsivas, agresivas o enérgicas. Cuando estamos de mal humor es mucho más sencillo para las emociones negativas tomar el mando.

Por suerte, hasta las emociones más negativas y los ataques de ansiedad o depresión leve podrían resolverse fácilmente si la gente hiciera consciencia delas acciones necesarias para resolverla. La mayoría de las personas confrontan las emociones no deseadas de forma incorrecta, ya sea intentando escapar de ellas o ignorándolas, cuando en realidad, el mal humor es solo una de las señales que envía el cerebro para motivar a que la persona tome medidas de alguna manera, tales como:

 

Identifica lo que te molesta: Si puedes llegar a identificar que es lo que motiva tu ira, será más fácil decidir cómo enfrentarte a ese problema. De esta forma, podrás estar prevenido y controlar esas emociones negativas.

2)Manten la calma, cuenta hasta diez. Anque no lo creas, sirve. Esperar un tiempo antes de reaccionar violentamente puede ayudar a disminuir tu respuesta impulsiva, que como ya sabes, te hace decir cosas que luego te arrepientes. Respirar varias veces lenta y profundamente, puede hacer maravillas en las respuestas cerebrales y en su estado de ánimo.El pensar en el futuro con ansiedad o en el pasado con culpabilidad empeora el estado de ánimo, visualiza el tiempo actual. Di adios a los sentimientos negativos. Al exhalar, imagina que las preocupaciones, frustraciones o lo que sea que le angustia se alejan.

3)Haz ejercicio. El ejercicio físico sirve para sentirse mejor física y mentalmente debido a que favorece la producción de endorfinas. No es ninguna pérdida de tiempo, sino algo necesario y, además, un recurso útil y efectivo para esos días en los que estás de mal humor.

4)Consiéntete un poco. Cuando te sientes de mal humor, es muy fácil encontrar cosas que lo alimenten o lo refuercen. ¿Porqué? Porque quieres sentir que tu mal humor es válido, así que buscas la manera de validarlo y justificarlo. Rompe ese hábito haciendo lo opuesto, sin importarte que tan extraño lo sientas. Mira una película cómica, pon tu música favorita, ve a caminar, prepárate un café y tómalo con una rica rebanada de pastel. Haz algo que te haga sentir bien y que te haga sonreír haciendo que desaparezca tu mal humor.

5)Duerme bien: Toma en cuenta que dormir poco te pone irritable, así que seguramente andarás más susceptible si no descansaste lo suficiente. Las consecuencias de dormir poco y mal se manifiestan al día siguiente, tales como el cansancio, la irritabilidad, el mal humor, la ansiedad y posibles depresiones, lo que provoca que las personas que sufran estos síntomas vuelvan a dormir mal la noche siguiente.

6)      Ingiere suficiente agua. De acuerdo a los estudios, la somnolencia, fatiga, niveles bajos de energía y estado de alerta, además de un aumento en la confusión, poca paciencia e incapacidad para sentir felicidad, son  los resultados de una mala hidratación. Para  evitar esto,   es necesario beber un vaso de agua por la mañana y uno con cada alimento para evitar que nuestro cuerpo se deshidrate y estemos  mal humor.

 

7 hábitos para desarrollar una felicidad duradera

La felicidad es un compendio de buenos y efímeros momentos. La gente feliz tiene hábitos felices, que a cambio los hacen mucho más felices. A continuación te presento Hábitos para desarrollar una felicidad duraderauna lista de hábitos que sin duda harán que disfrute más tus momentos felices.

    Saborea el momento. Échale un vistazo a tu alrededor y toma nota de las cosas que a menudo das por sentadas. Pon atención a estas pequeñas cosas a las que sueles restar importancia. Percátate de la sensación positiva que esas cosas te generan, quizás si eres más consciente de esas cosas durante unos diez segundos al día comenzarás a sentir una mayor dicha al estar consciente de esas pequeñas cosas que te endulzan el día.

2.       Intenta no juzgarte y no juzgar tanto a los demás. La mayoría de las personas, incluido tu mismo, hacen lo mejor que pueden con lo que tienen a la mano en ciertas situaciones particulares. Nadie se despierta pensando que va a echar a perder esto o aquello, o que fracasará en cierta actividad o meta. Dale a los demás y a ti mismo la oportunidad de equivocarse sin señalarlo con severidad.

3.       Cultiva un pensamiento más realista. Ser positivo no quiere decir que te engañes y que pienses que todo saldrá bien cuando hay circunstancias ajenas que no puedes cambiar a pesar de tus esfuerzos o buena actitud. Ser realista, implica hacer las cosas con base en lo que existe en nuestra realidad, y nuestro presente. Pensar en grande, soñar y contar con metas grandes, es indispensable cuando se quiere llegar lejos, pero también debes marcar metas o sueños realizables para evitar frustraciones que te impedirán avanzar hacia sueños que si lo son.

4.       Conéctate con los demás. La empatía es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar y de esta manera poder responder correctamente a sus reacciones emocionales. Lo primero es tener un interés genuino en la otra persona. Si ese interés no se da, puedes lograr relacionarte pero no se establecerá una conexión real. Practicar la escucha activa. Cuando estás escuchando, tienes que hacerlo de verdad, con atención plena. Si estás pensando en otra cosa, se notará.

5.       Resuelve tus conflictos de la mejor manera posible. Cuando un conflicto no nos incumbe o no podemos hacer nada para solucionarlo, muchas veces lo mejor es evitarlo o intentar disminuir su intensidad. Cuando las partes implicadas analizan sus diferentes puntos de vista para buscar soluciones. Para ello, es necesario dialogar. El diálogo es una capacidad que sólo tiene el ser humano y esto es así ya que a pesar de que los animales pueden comunicarse a través de sonidos, de la expresión corporal o los sentidos, no poseen un sistema comunicacional organizado y con símbolos y significados específicos. El hecho de que el diálogo sea una característica inherente al ser humano nos muestra una primera instancia de lo importante que el mismo es.

6.       Desarrolla hábitos para cuidar de ti mismo. El auto cuido o auto cuidado son todas las acciones o actividades que realizan las personas para mantener su salud y bienestar.  Para hablar de auto cuidado primero tenemos que  saber cómo estamos; cómo nos sentimos y detenernos un poco para poder observarnos en nuestro diario vivir. Primero tenemos que tomar conciencia sobre qué es lo que queremos cambiar en nuestra vida. Después tenemos que organizarnos, elaborar un plan y llevarlo a la práctica. Tiene que ser un plan que nos permita recuperar nuestro espacio, nuestra autonomía, nuestro derecho a tener salud o lo que deseemos recuperar o desarrollar.

La confianza en ti mismo también es una habilidad

Me gusta pensar que la confianza en uno mismo es una habilidad o la creencia en ti mismo para lograr cualquier tara, sin importar los obstáculos y dificultades a vencer. Muchas personas dirán o quizás tú también estés pensando en que “confianza en ti mismo” es lo que menos tienes. Que eres muy tímido, que eres muy torpe, que esto y que lo otro.

Sin embargo a pesar de la extensa lista de argumentos para reafirmar que no tienes confianza en ti mismo, yo mencioné que ésta es una habilidad. Y como toda habilidad o destreza, es algo que se puede practicar. Cuando aprendiste a andar en bicicleta no lo lograste solo viendo como lo hacían los otros niños, ni lo leíste en un manual: simplemente practicaste, practicaste y a pesar de las caídas, practicaste.

No existe un botón interno que podamos oprimir para activar la confianza en nosotros mismos. La confianza en uno mismo no es una fuerza mágica que nos haga capaces de lograr todo, porque si no, bastaría con levantar los brazos y decir “tengo confianza en mí mismo” para poder volar.

La clave de la confianza en uno mismo, de esta gran habilidad, está en la repetición. Al igual que lo mencioné antes, la clave para mejorar en algo es la constante repetición, entrenar una habilidad hasta que la dominemos.

El problema con la repetición es que muchas veces dejamos de lado la práctica y la repetición porque comenzamos a dudar de nosotros mismos. Porque nos dejamos vencer por la primera adversidad o el primer rechazo. Piensa en el escritor de alguno de tus libros favoritos. Seguramente llevó su libro a una editorial y le dieron un “no” como respuesta. Después de cinco “no”, pudo  haber comenzado a pensar “no tengo suerte”, después de diez “no”, pudo haber comenzado a pensar “que esa no era su verdadera vocación”, pero seguramente tuvo que haber creído en sí mismo para lograr publicar su libro después de los “no” que pudiera haber recibido hasta alcanzar su objetivo.

Insistir en algo, persistir, en otra forma de repetición aunque no son lo mismo. Muchos de nosotros repetimos acciones, pero no persistimos en ellas. Lo que hay que hacer es ponerse de pie, tocar puertas y no aceptar un “no” como respuesta.

Es importante que para que practiquemos la persistencia que nos llevará a la a confianza en nosotros mismos evitemos esa charla mental negativa. Seguramente cuando eras estudiante te decías a ti mismo “por favor, que el profesor no me pregunte a mí, no sé la respuesta” o incluso en el trabajo, cuando tu jefe desea que alguien se encargue de un proyecto lo primero en lo que piensas es en que no quieres que te elija a ti porque esa vocecilla en tu cabeza te ha hecho creer que no serás capaz de realiza lo que te encomiendan.  Que no eres lo suficientemente bueno para ello.

Si sabemos que los pensamientos – en especial los negativos – repercuten en nuestras acciones entonces ¿porqué seguimos haciéndole caso a esos pensamientos? Lo que necesitas hacer es aprovechar esos momentos de calma y silencio en los que estás solo para reafirmar lo siguiente: eres el dueño de tu destino.

Debes reafirmar, por no decir recordarte, que el que lleva las riendas de tu vida eres tu. Quien te limita no es nadie más que tu y esa vocecilla que te hace creer lo contrario. Si tu no te dices esas cosas, si tu no crees en lo que dices, nadie más lo hará.

Pero no basta con repetir en tu cabeza que eres bueno para algo y que practiques tanto. También es indispensable que te alejes de la gente que no contribuye en nada a generar confianza en ti mismo y que por el contrario – consciente o inconscientemente – se encarga de lacerarla. No es una cuestión de ego ni de falsa confianza en uno mismo, para alimentar la confianza en ti mismo, debes estar consciente de las cosas que te hacen quien eres, de tu fortalezas y tus debilidades y de cómo trabajar en ellas periódicamente no solo te ayudara a mejorarlas sino que estará al mismo tiempo mejorando tu habilidad más valiosa: la confianza en ti mismo.

¿El estrés influye en tu apetito?

No siempre comemos meramente para satisfacer nuestro apetito. A veces, las personas hacen de la comida algo que las hace sentir reconfortadas, las libera del estrés o lo ven como una especie de premio.  No siempre tenemos control sobre las causas de nuestro estrés, pero sí podemos controlar lo que comemos y cómo lo comemos. Desafortunadamente, comer no soluciona los problemas emocionales, al contrario, puede llegar a hacerte sentir peor. No solo porque el problema inicial permanece, sino porque terminamos sintiéndonos culpables o comiendo de más.

Es importante ser conscientes que en la vida diaria, durante períodos positivos y negativos donde el estrés se apodera de nosotros, las personas pueden experimentar desórdenes del sueño y aún de alimentación. Sin embargo, lo que suele presentarse es un conjunto de comportamientos aislados que nos harían pensar que estamos sufriendo desórdenes de algún tipo. Es por ello que debemos aprender a identificar si la manera en que comemos tiene que ver nuestros problemas emocionales para poder deshacernos de ese hábito compulsivo, que podría ser el mismo hábito que se ha encargado de arruinar tus dietas en el pasado.

Primero que nada debes aprender a diferenciar entre la necesidad y las ganas de comer: la primera es una cuestión biológica para obtener la energía necesaria para que tu organismo funcione mientras que las “ganas de comer” son por placer sin realmente tener una necesidad fisiológica.

El hambre emocional  o hambre por estrés se caracteriza por:

-Aparecer de repente, sin importar el tiempo transcurrido desde nuestra comida anterior.

-El deseo de ciertos alimentos específicos, no cualquier cosa.

-Hacernos sentir insatisfechos sin importar la cantidad de comida consumida.

-Si no comemos de inmediato, nos angustiamos.

El hambre por estrés, como también se le llama, se caracteriza por una rápida ingesta de los alimentos, a menudo son alimentos dulces y/o salados entre comidas que se comen sin tener el conocimiento de porqué se les come, las cantidades de los mismos dejan de importante y a pesar de ello la sensación de hambre persiste. Cuando estamos ocupados con la comida, dejamos de pensar en las cosas que nos angustian, deprimen o enojan, por lo que en esos momentos nos sentimos mejor.

Cuando se trata de comer para reducir el estrés, tu objetivo principal se divide en dos: impulsar las hormonas de la felicidad (la serotonina y la dopamina) y reducir las hormonas del estrés (cortisol y la adrenalina), algo que la pasa la factura al cuerpo con el paso del tiempo.

De acuerdo con un estudio realizado por la escuela de Medicina de Harvard, cuando estamos en una  situación de estrés, el cerebro puede responder de dos formas: pelear o huir. Durante los primeros momentos en los que enfrentamos una situación que provoca angustia, el cuerpo libera adrenalina y el apetito disminuye.

Sin embargo, cuando no somos capaces de superar las dificultades, el estrés que se queda con nosotros activa la segregación de la hormona cortisol. El cortisol es responsable del aumento del apetito, por lo tanto, las personas que acumulan estrés pueden sentir antojos especialmente de comidas altas en azúcares y grasas.

Para evitar comer comida chatarra, es indispensable tener un bocadillo saludable a la mano. Si tienes frutas y verduras listas y disponibles te permitirás  mimarte con algo dulce de buen sabor y con valor nutricional.

También se recomienda que incluyamos en nuestra dieta  un tazón de avena, cereal integral, panes y pastas con un alto nivel de fibra, frijoles y lentejas, que están llenos de vitamina B que ayuda a mantener altos los niveles de energía. Villacorta también recomienda quínoa, camote o batata y fruta.

Los alimentos con altos niveles de ácidos grasos Omega 3 —como las nueces, almendras, linaza, piñones, atún y salmón— ayudan a controlar el aumento poco saludable de las hormonas del estrés. También protegen contra los trastornos del humor como la depresión y son importantes para la función cerebral.

Asegúrate de ingerir las vitaminas y minerales que tu cuerpo necesita. La falta de magnesio, potasio y calcio, le impide al cuerpo reducir el daño provocado por las hormonas generadas por el estrés. Además, estos minerales son relajantes y ayudan a mantener estable el ritmo cardiaco.

No existe una alimentación que acabe con el estrés, pero una buena alimentación nos mantiene sanos y fuertes. Para evitar que el estrés afecte tu salud y tu peso, puedes contrarrestar sus efectos con prácticas simples como hacer ejercicio, cuidar de tu alimentación y  reducir al mínimo el consumo de bebidas alcohólicas.