Cómo hacer a un lado los pensamientos negativos

Muchas veces nuestros pensamientos pueden ser nuestro peor enemigo porque estos son los que nos impulsan a alcanzar nuestras esperanzas pero también nos alejan de nuestra superación personal porque muchas veces el pensar es muy negativo y tan dañino para uno mismo.

Cada pensamiento es un nuevo propósito de superación que nos puede ayudar a nuestra vida y a emprender con éxito nuestros caminos pero cuando pensamos tan negativamente el simple hecho nos puede hacer una persona perdedora porque en vez de construir vamos destruyendo poco a poco nuestras esperanzas.

Cómo hacer a un lado los pensamientos negativosNo nos dejemos llevar por aquellos pensamientos negativos como los “no puedo”, “no soy capaz” o “no lo lograré” porque si contribuimos con nuestra perseverancia, esfuerzo y trabajo para hacer realidad nuestras metas llegaremos y lograremos todo nuestros deseos hasta el final y con superación y éxito en nuestra vida.

De acuerdo con los expertos, emociones desfavorables como la tristeza, el miedo, la angustia, la aprensión y el odio -entre otras tantas- no sólo pueden abonar a desarrollar trastornos mentales, sino también serias enfermedades físicas. Y es que, según apuntan, hay una estrecha relación entre los factores psicológicos y el sistema inmunológico.

Entre las dolencias más frecuentes asociadas con los pensamientos perjudiciales figuran la alta presión, los problemas renales, las inflamaciones del hígado, las enfermedades cardiacas, los derrames cerebrales y los trastornos gástricos.

 

Asimismo, las emociones negativas como la ira, el descontento y la ansiedad -por mencionar sólo algunas- pueden deteriorar el sistema muscular y nervioso, los pulmones, la epidermis e, incluso, la vitalidad general de la persona.

Un buen consejo que puedes poner en práctica iempre que quieras cambiar un patrón de la mente que se ha convertido en un hábito duradero, la respiración es lo mejor. Todos los hábitos mentales están asociados con el patrón de respiración. Cambia el patrón de respiración y la mente cambiará inmediatamente, instantáneamente. ¡Inténtalo!

 

Siempre que observes que esté surgiendo en ti un juicio y que estés cayendo en un viejo hábito, exhala inmediatamente, como si estuvieras tirando el juicio con la exhalación. Exhala profundamente, jalando el estómago y, conforme sacas el aire, siente o visualiza cómo todo el juicio está siendo expelido.

 

Después inhala profundamente dos o tres veces. Simplemente ve qué pasa. Sentirás una frescura completa; el viejo hábito no habrá logrado tomar posesión. Comienza con la exhalación, no con la inhalación. Cuando quieras absorber algo, empieza con la inhalación; cuando quieras deshacerte de algo, comienza con la exhalación. Sólo mira la manera inmediata en que es afectada la mente. Inmediatamente verás que ésta se ha movido a otro lugar; ha llegado una nueva brisa.

Otro  buen consejo para generar pensamientos positivos desde que comienzas tu día, es encontrar alguna frase que te llene de energía y que puedas recordar las 24 horas. Debe ser completamente motivacional para que cada vez que aparezca algo negativo la recuerdes y todas esas telarañas mentales desaparezcan por completo. También puedes escoger la letra de una canción que te guste mucho y que te ponga de buenas y aplicar la misma técnica cada vez que te suceda.

 

No hay nada más desalentador  que tú mismo te conviertas en tu peor enemigo. No le des poder a los pensamientos negativos y destrúyelos siempre con una buena actitud y una gran sonrisa ante la vida.

Una actitud positiva hace la diferencia

Los expertos estiman que el éxito es un 80%  de actitud y un 20% de aptitud. Una actitud mental positiva puede enriquecer tu vida personal, tus relaciones y tu carrera profesional. En el trabajo, una visión positiva puede establecer la diferencia entre disfrutar con aquello que haces o simplemente tolerarlo. También puede significar más oportunidades de progreso.

Sin importar las circunstancias, la gente positiva ve oportunidades en todo lugar. Entienden que las oportunidades no se basan en la suerte o en la posición. Esto es el resultado de una actitud correcta. La oportunidad existe donde tú la encuentres.

Una actitud positiva hace la diferenciaDe igual manera, la persona con actitud positiva dedica su tiempo y atención a las soluciones, no a los problemas. Casi todos somos capaces de ver los problemas, para ello no se requiere de nada especial. Por el contrario, una persona positiva tiene su mente puesta en las soluciones y ve una solución ante cada problema y una posibilidad en cada imposibilidad.

Está científicamente demostrado, que una actitud positiva ha ayudado a la curación de muchas enfermedades  e incluso con una buena actitud se ha conseguido mejorar a enfermos terminales, y ya no me refiero tan sólo a la actitud del paciente, sino que también ha habido casos en que un médico no ha dejado de luchar por un paciente al que se había dado por muerto y ha conseguido salvarle la vida.

 

Tras haber visto el poder que puede tener una actitud positiva, la actitud negativa es igualmente poderosa. Una persona con actitud negativa, jamás conseguirá hacer otra cosa que hacerse daño o hacer daño a los demás.

Disponer de unas buenas herramientas a la hora de embarcarnos en la tarea de vivir, es algo fundamental. La vida, es un proceso en continuo cambio, en el que vamos a ir descubriendo nuevas oportunidades. Por ello, tener una buena actitud, es vital.

Lo importante no es que dejes de lado  por completo los aspectos negativos de cada una de tus decisiones o acciones a emprender, o de los problemas que tengas, sino que te enfoques y acostumbres tu mente a pensar positivamente para canalizar los resultados deseados.

Para ello es menester concentrar tus pensamientos en los resultados favorables del desempeño de tus acciones. La visualización es un poderoso instrumento para atraer esos resultados positivos a nuestra vida.

Una buena actitud es aquella que va equiparada a disponer de un ánimo alto, paciencia, fé en el éxito, constancia y fuerza de voluntad. Tener una buena actitud frente a los problemas, nos garantizará triunfo en los mismos y una gran satisfacción personal. Pero para conseguir estos triunfos, es necesario que actúes. De nada sirve tener una buena actitud, sino se hace uso de ella.

¿Cuál es tu actitud ante el cambio?

La gente no le tiene miedo al cambio sino a que la cambien, es decir a las repercusiones que el cambio tendrá en ellos.  La introducción del más mínimo cambio, aunque sea tan sólo el cambio de mobiliario en una habitación, afecta a las personas que, por naturaleza, siempre oponen resistencia.  Suele hablarse de “resistencia al cambio”  como una disposición a obstaculizar los procesos de aprendizaje vinculados a nuevos modos de pensar y hacer las cosas.  Se considera la resistencia como cualquier conducta que intenta conservar el statu quo contra las presiones para alterarlo .

No entender la resistencia al cambio es posiblemente la más importante de todas las trampas existentes en un proceso de cambio; la falta de entendimiento de esto en el mejor de los casos lleva a la frustración y en el peor de los casos a comportamientos disfuncionales, esto es, a acciones en contra del cambio y de los iniciadores del cambio.

Se reconocen diversos tipos de demostraciones a la resistencia, formas abiertas e inmediatas tales como: quejas, amenazas, oposición frontal. Así como formas implícitas: pérdida de motivación, ausentismo, aumento en los errores o formas diferidas incluso años después del proceso de cambio.

Según  los expertos, las causas que producen la resistencia al cambio pueden ser:

–          Defensa de los intereses propios

–          Falta de comprensión de lo que se propone

–          Falta de confianza en quienes proponen el cambio o en uno mismo.

–          Conservadurismo y escasa tolerancia hacia la incertidumbre.

–          Compromiso con el status presente.

–          Plazos y ritmos inadecuados.

El  cambio inquieta. Cuando se produce, puede causar confusión, dudas, ira, angustia o desesperación; puede apoderarse de nosotros con tanta fuerza que llega a paralizarnos. Pero solo si se lo permitimos. Ese miedo al cambio, a afrontar riesgos, al ridículo o a que alguien desapruebe nuestros sueños y objetivos es el enemigo de la intención y la transformación. Pero hasta los enemigos tienen enemigos, y el enemigo del miedo es el coraje. No la ausencia de temor, sino el coraje de actuar a pesar del temor.

 

El miedo al cambio suele tener su origen en el miedo a perder lo que se tiene.Tendemos a mantener a pesar de lo negativo, y a olvidar u obviar lo de positvo que supone o puede suponer un cambio.

Debemos estar conscientes que siempre va a existir oposición al cambio, pues nos da temor lo nuevo, ya que nos sentimos seguros con lo que concocemos, es parte de la naturaleza humana, resistir al cambio. Por ello el cambio no debe verse como una amenaza sino como una oportunidad, un beneficio, algo positivo y que va a suponer una mejora a distintos niveles, personal, profesional, social, etc.

Según los expertos, los cambios son buenos si uno sabe adaptarse a ellos. El ser humano tiene una capacidad de adaptación extraordinaria y todo lo que vaya sucediendo de forma secuenciada nos permite adaptarnos. Si pensamos en las cosas que afrontamos todos los días, ya que a cada instante recibimos noticias y se producen cambios, y tomamos conciencia de cómo las vamos integrando en nuestra vida, ya no tendremos tanto miedo a lo que vaya a ocurrir en el futuro, porque nos sabemos capaces de afrontarlo.
Aquello que tenga que cambiar cambiará, entonces ¿para qué preocuparse por ello?. Llegado el momento, habrá que planificar estrategias y formas de actuar eficaces que nos permitan integrar el cambio.

¿Son sanos los celos?

Los celos son una manifestación emocional y conductual natural del ser humano. Se producen como consecuencia de la percepción de una amenaza externa, y se traducen en un “miedo a perder algo que valoramos”. Los celos naturales nos hacen darnos cuenta de las cosas que queremos o apreciamos, ya que no queremos perder aquello que nos satisface. La línea que separa los celos naturales de los patológicos puede ser muy estrecha, dependiendo de la forma de ser y circunstancias de cada persona.

Los celos sanos consisten en una preocupación por la posible pérdida de una persona amada o malestar por la relación real o imaginada que esa persona tiene con alguien más. Quienes sienten este tipo de celos prefieren que sus parejas permanezcan con ellos y no desean que tengan una relación demasiado íntima con nadie más.

Esto a veces causa algunos problemas en la pareja pero no son demasiado serios ni producen un malestar intenso a ninguno de los miembros de la pareja.

 

Por el contrario, los celos patológicos están acompañados de intensos sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad y depresión y suelen ser destructivos para la relación.

Suelen existir diferencias de género en las respuestas provocadas por los celos. En general, los varones tienden a reaccionar con ira y agresividad, mientras que las mujeres lo hacen con depresión, pasividad, impotencia. Aunque, lógicamente, la historia ha demostrado que tanto hombres como mujeres son capaces de comportamientos muy negativos y extremos debido a los celos. Teóricamente, a los hombres suele preocuparles más que su pareja les sea sexualmente infiel, mientras que a las mujeres que su pareja sea infiel a nivel afectivo.

Los celos enfermizos constituyen una patología que corroe a las parejas, especialmente a las más jóvenes, y genera hechos de violencia. Estas situaciones se vienen registrando con mayor frecuencia  y tienen como protagonista a un hombre o una mujer que para esconder sus fragilidades tiene actitudes obsesivas y posesivas, que llegan a ahogar a quien tienen a su lado.

La celotipia o celos enfermizos es un trastorno en el pensamiento que hace de lo fantasioso algo “real”; el celoso imagina que su pareja lo “engaña” cuando recibe una llamada telefónica, llega tarde del trabajo, recibe alguna visita inesperada, o bien, basta con una mirada para que éste explote en ira y genere una “paranoia”. Quienes padecen de celotipia no tiene seguridad de sí mismos, no son fuertes emocionalmente y presentan un autoestima muy devaluada, sienten menos valía que cualquier otra persona que se cruce en el camino de su amor.

Para reconocer que se puede tener esta enfermedad algunos especialistas señalan que existen algunos factores tales como: la incorporación de un tercero imaginario en la relación de pareja, el sujeto no sabe cómo controlar sus celos porque no es consciente de ello, vigila permanentemente el actuar de su pareja, interpreta hechos cotidianos de una manera errónea, siempre asociados con el “engaño” e infidelidad, no controla sus impulsos y sobre genera discusiones diarias que traen consigo incomprensión y malestar.

Las personas que padecen celotipia suelen  tener problemas en su forma de beber y discutir frecuentemente  con su pareja al intentar comprobar la infidelidad imaginada, pueden incurrir en acciones como coartar la libertad de movimiento de la otra persona, seguirla, agredirla o investigar al supuesto amante.

Su sintomatología debe durar por lo menos un mes para diagnosticarla como celotipia y, aunque suele ser un trastorno crónico a menudo se producen oscilaciones en la intensidad de las creencias delirantes, por lo que su curso es variable.

Recordemos por ultimo que los celos o la celotipia  comienzan de forma lenta y en pequeñas escalas, desde una privación de usar un tipo de ropa, que te prohíban hablar a determinada persona o que te revisen en tus pertenencias; llegando esto con el tiempo a grados tan elevados como la agresión física y/o la privación  de la vida a la otra persona; por todo ello si detectas alguna de estas señales  por pequeña que sea, busca informarte y orientarte con algún especialista.

 

Cómo lograr que la gente confíe en ti

El bien más preciado que cualquiera puede tener, son las interacciones con los demás, ganarse su confianza. La confianza es el valor número entre los elementos que conforman cualquier interacción. Incluso durante el primer encuentro con cualquier persona, inconscientemente ya estaremos evaluando su confiabilidad.

La confianza es una parte intrínseca de la naturaleza humana. Es parte de nuestro sistema de auto protección y ha sido uno de los fundamentos más importantes de todas  las relaciones humanas desde el comienzo de los tiempos.

Todo es cuestión de confianza. Sin ella no podemos convivir. Toda nuestra existencia gira en torno a la confianza/desconfianza en los otros, y también en nosotros mismos. Al subir a un avión ponemos nuestra vida en manos del piloto.

Si cogemos un taxi confiamos en que nos lleve a nuestro destino, por el camino más corto, y que nos cobre lo justo. Cuando nos sentamos a la mesa de un restaurante pensamos, en primer lugar, que los alimentos estarán en buenas condiciones. Al abrir la puerta de nuestra casa suponemos que el invitado se comportará con corrección.

Por lo tanto, si se quieren desarrollar  buenas relaciones con otras personas, es muy importante que sepas cómo hacer que la gente confíe en ti. Si decides ganarte la confianza de las personas, hay ciertas cosas que sería bueno comenzar a hacer:

–          Esfuérzate por conocer bien  a las personas si deseas que confíen en ti. Las personas suelen desarrollar afecto y confianza hacia los demás a través de la familiaridad y la experiencia.  Cuando alguien te cuente una pena o algo que le ha pasado malo, lo que tienes que hacer es animarlo, pero no falsamente; Tienes que hacerlo de forma que te salga de dentro, da igual si es verdad o no, lo que importa es que te salga de dentro y que tus palabras te sean sinceras. Busca siempre el lado positivo de las cosas que te cuenten y harás a la persona mucho más feliz. Al hacer esto, la persona se está sintiendo bien estando a tu lado y racionalizará que estar contigo es igual a estar bien. Y estar bien con alguien significa confianza.

La confianza es el resultado de la familiaridad recíproca y la experiencia con los que están a tu alrededor, los cuales se encuentran en estrecha relación con tu vida diaria. No puedes esperar a que los demás confíen en ti desde el principio, por ello debes trabajar para volverte alguien digno de confianza desde el principio de una relación. De esta manera, no serás alguien que inspire desconfianza desde el inicio, sino que serás una persona con la que se sintieron a gusto desde el principio.

 

–          Pasa tiempo con aquellos que se interesan por conocerte y en los que desearías confiar. La mejor manera para construir confianza, es rodeándote de gente con la cual te gustaría forjar ese vínculo, esto por supuesto, va de la mano con el hecho de que conozcas mejor a las personas. El mejor ejemplo para conseguir esto, es dedicando tiempo a las personas para ganarte su confianza. A medida que la amistad se desarrolle, crecerá la confianza que le das a cada una de las personas que te rodean.

–          Debes estar dispuesto a ayudar a los demás. La mejor manera de construir lazos de confianza con los demás, surge cuando éstos te necesitan. Por lo general, ya gente otorga su confianza cuando alguien expresa un comportamiento positivo, como por ejemplo, al ayudarlos cuando surge un imprevisto.

La confianza no puede ser ciega, tenemos que saber en quién confiar y a quién dar confianza. Para ello, lo más importante es saber poner límites y no excedernos ni en la confianza que damos ni en la que depositamos en los demás.

Es preferible pensar bien de todo el mundo hasta que nos demuestren lo contrario. Sin embargo, tenemos que ser cautos y no darnos a conocer totalmente a una persona nada más conocerla. Iremos dando información sobre nosotros y nuestra forma de ser y pensar poco a poco, según vayamos conociendo a esa persona y, en el caso, de que nos vaya gustando y nos haga sentir cómodos con ella.

Y debemos observar los comportamientos de los demás. Puede ser muy revelador saber cuál es el comportamiento de una persona con los demás y qué intenciones suele tener. Hay quien por costumbre tiende a fastidiar y ridiculizar. En tal caso, no merece nuestra confianza.