Los hábitos de la gente feliz son distintos, muchas personas suelen creer que una vida de calidad, gozo y sabiduría humana son algo que nos acompaña desde el nacimiento y llega a nosotros con el paso del tiempo. En realidad, las personas no solemos reflexionar en el momento en que éstas llegan a nuestra vida ni mucho menos, que debemos aprender a vivir con ellas; que existen determinadas disciplinas y formas de ver el mundo que habrá que dominar antes de que podamos despertar dentro de una vida simple, feliz y gratificante.
Los estudios realizados por la psicóloga Sonja Lyubomirsky señalan que existen ciertas acciones o tareas que las personas felices realizan de manera diferente para aumentar sus niveles de felicidad. Éstas son cosas que podemos comenzar a hacer hoy mismo para lograr sentir los efectos de una mayor felicidad en nuestras vidas. Me gustaría indagar un poco en estos puntos, ya que sin importar en qué punto en el camino de nuestras vidas nos encontremos, estos “buenos hábitos” de la felicidad siempre resultarán útiles.


Parte del motivo por el que se nos dificulta tanto alcanzar una felicidad duradera es debido a toda la energía que invertimos construyendo mentalmente un futuro en particular. Muchas personas nos imaginamos ejerciendo cierta profesión o trabajando en cierto puesto, nos imaginamos teniendo una relación en particular y nos imaginamos teniendo éxito en un proyecto o alcanzando un logro determinado. Pero en ocasiones para muchas personas nada de esto ocurre. Y es debido a estas circunstancias que nos sentimos frustrados, incapaces de creer que conseguiremos una felicidad que se prolongue indefinidamente debido a nuestros sueños no logrados. Como resultado, pasamos mucho tiempo pensando en el pasado, pensando en una historia alternativa en la que las cosas de ninguna manera se parecen a lo que pensaste que seria. Sientes y piensas que todo te ha salido mal y repites en tu mente una y otra vez algún hecho o evento que fue el que te llevó al punto en que te encuentras en el presente.
Para empezar tienes que saber que existen cuatro tipos de pensamientos en nuestra mente: los necesarios, los inútiles, los negativos y los positivos, que aunque no son los más frecuentes, son los más importantes y benefician nuestra actitud ante la vida. Mientras mayor es nuestra tendencia a tener pensamientos positivos, nuestro sistema inmunológico también se verá beneficiado y fortalecido contra cualquier adversidad tanto física como emocional.