¿Cómo evitar estar a la defensiva todo el tiempo?

La manera en que hablamos  y escuchamos a los demás define en gran medida nuestras relaciones interpersonales, ya sea amistad, una relación íntima o incluso un matrimonio. Pero quizás uno de los escenarios en los que nuestra personalidad dificulta aún más la interacción con otra persona es en el matrimonio. Estoy segura de que muchas personas desearían mejorar sus habilidades de comunicación a fin de  llevar una mejor relación con su cónyuge.defensiva

El instinto de conservación, que lleva a un individuo a marcar con recelo su propio territorio, es el responsable en gran parte de los conflictos y malentendidos que se generan en la interacción con los demás. Al considerar el mundo un lugar hostil y amenazador, las relaciones se convierten automáticamente en un terreno peligroso donde los demás se ven más como rivales que como aliados.

Y es que, queramos o no aceptarlo, la intimidad con nuestra pareja se logra o no debido a nuestra capacidad para saber escuchar. Escuchar a la otra persona sabiendo que esta nos abre su corazón es algo que no deberíamos pasar por alto. El mejor regalo que podemos hacerle a nuestra pareja es el de permitirle ser escuchado.

El problema es que cuando las cosas se calientan y nos podemos a la defensiva, como quizás sucede la mayoría de las veces, – aún si no queremos hacerlo de manera consciente -. Pareciera que somos muy buenos para percatarnos cuando alguien más se pone a la defensiva, pero no resulta igual de sencillo cuando se trata de nosotros. Una vez que nos ponemos a la defensiva somos incapaces de ver ambos lados de la información o peor aún, imposibilitamos todo intento de comunicación.

Ponerse a la defensiva es un estado casi universal y es una actitud “archi enemiga” de la escucha, por ende, es imposible que logremos comprender los motivos, puntos de vista o anhelos de nuestra pareja. Para deshacernos de esta actitud defensiva que tanto daño hace a nuestras relaciones debemos:

  1. Identificarla. Estar a la defensiva es  un estado que se activa casi automáticamente cuando nuestro cónyuge nos dice “debemos hablar”. A partir de ahí, todo lo que la otra persona nos diga será respondido con una serie de “peros” o evasivas. Cuando estamos a la defensiva,  todo lo que escuchamos de la otra persona suena como exageraciones o quejas distorsionadas de parte de nuestra pareja, por lo que solemos insistir en refutarlas como errores e insistir en que la otra parte está equivocada. Si logras percatarte de esta actitud defensiva, seguramente podrás evitar caer en la misma con tanta facilidad.
  2. Respira. Si nos ponemos a la defensiva es porque nuestro cuerpo creer que está en peligro o siendo atacado. Nuestro sistema nervioso es el que se encarga de ponernos nerviosos o en guardia, haciendo que nuestro cerebro no pueda prestar atención o recibir nueva información. Es por ello que para no tomar esta actitud debemos aprender a tranquilizarnos. Intenta respirar profundamente y exhalar pausadamente.
  3. No interrumpas. Si logras escuchar a la otra persona sin interrumpir, es una buena señal de que has logrado tranquilizarte.
  4.  No escuches cuando no puedas. Obligarte a ti mismo a escuchar cando no estás en condiciones para ello puede hacer más daño que bien. Dile a tu pareja que realmente quieres tener la conversación que te pide, que reconoces la importancia de la misma pero que no te sientes en condiciones de tenerla en ese momento.
  5. Pide detalles. Esto ayudará a que el punto de tu pareja quede mucho más claro y le dará la certeza de que estás intentando entenderle. Debes tener presente que el pedir detalles de cuándo o cómo sucedió X evento no es con el afán de crear un círculo de acusaciones y refutaciones. No eres un abogado que deba defender a su cliente ante un juez, solo escucha e intenta comprender.
  6. Discúlpate cuando sea necesario. Casi siempre que atravesamos una situación difícil o un malentendido con nuestra pareja es precisa una disculpa. No tienes que arrodillarte y pedir clemencia, pero basta con que tu pareja se percate de que es de corazón, que eres capaz de tomar responsabilidad por tus actos y decisiones y que no solamente estas evadiéndole.

Recuerda que es importante  reflexionar sobre nuestro comportamiento defensivo, sin justificarnos, de forma objetiva y realista, para descubrir qué lo origina y si a través de él podemos realmente solucionar o aclarar el conflicto que enfrentamos, porque, quizás, pudiéramos agravarlo con nuestra reacción y actitud. Mientras tengamos una disculpa para actuar como lo hacemos no cambiaremos nuestro comportamiento y, lo más grave, no evitaremos que vuelva a repetirse.

La actitud positiva puede ser desarrollada

Los  estudios de los últimos años  han demostrado que los estados de ánimo más positivos promueven el pensamiento efectivo y una mayor agilidad para la resolución de problemas.

Y es que al fijarnos una emoción o pensamiento día tras día afecta todos los aspectos de nuestra vida. Aprender a ser más conscientes de nuestro “diálogo interno” nos ayudará a reconocer nuestros patrones de pensamiento  y también a comprender la manera en que nos afectan de acuerdo  a la manera en que manejamos las situaciones de la vida diaria.

Muchas personas se han percatado de que, cuando prestan verdadera atención a su diálogo interno, gran parte de este contienen mensajes o ideas negativas. Pensamientos como “yo nunca podría hacer eso” o “¿Y si me sale mal?” pueden afectar seriamente la manera en cómo nos comportamos. El estrés suele ir de la mano con estos diálogos internos negativos y como ya hemos dicho en otros artículos, el estrés es uno de los grandes responsables de que enferme nuestro cuerpo.

Cuando estamos estresados ciertas hormonas comienzas a circular por el cuerpo. Cuando esto sucede con poca frecuencia estas hormonas son inofensivas pero si su aparición es recurrente, estas hormonas suelen estar asociadas con graves daños a la salud. Por ejemplo las enfermedades cardiovasculares están relacionados la mayor parte del tiempo con el bombeo de estas hormonas a causa del estrés y el daño en las arterias a su vez es provocado por los radicales libres que se producen durante el mismo proceso.

Es por ello que el dejar de lado el apego a este diálogo negativo, a estos pensamientos y emociones negativas, puede ser bastante liberador tanto para tu mente como para tu cuerpo. Este es un proceso que como todos, para que valga la pena debemos esforzarnos para que sea posible. Durante años se han desarrollado métodos eficaces para ayudarnos a lograr una mentalidad mucho más positiva. La meditación es uno de estos métodos y puede ayudarte a crear una vida más cómoda y plena. Para desarrollarla solo basta con que te quedes quieto y  busques en tu interior los motivos aparentes por los que te sientes inquieto, insatisfecho o ansioso.

Algunos de los siguientes tips que te ayudaran a mejorar y mejorar los niveles de energía,así como mantener la eficacia de tu sistema inmunológico, mental y emocional, logrando con ello un bienestar general. Cuando te sientes bien, funcionas mejor:

-Practica la meditación

-Minimiza actividades que requieran un desgaste mental excesivo durante la tarde/noche

-Aprende a administrar mejor tu tiempo y tus horas libres.

– Toma un baño con agua tibia por la noche para mantenerte relajado.

-Utiliza fragancias, música y luz suave para relajarte.

– Limita tus actividades en la cama. Evita ver TV en ella.

-Si tienes problemas para dormir, intenta hacerlo en otra habitación de la casa.

– Utiliza ruido blanco, ruido marrón o ruido rosa para conciliar el sueño. O bien, utiliza sonidos de la naturaleza, como olas, aves, agua, etc.

– Los remedios homeopáticos también pueden serte de gran ayudar para manejar el estrés.

Las técnicas de relajación son un procedimiento que necesita práctica para que sea efectiva, es decir, mediante la aplicación continuada de esta práctica llegaremos a conocer nuestro cuerpo y a detectar cuando aparecen los síntomas que actúan como señales de alarma de aparición de la tensión física y mental, lo que nos llevará a actuar y a ser capaces de relajarnos en pocos minutos.

Unido a los ejercicios de relajación, se encuentran los ejercicios de respiración. Estos como ya se ha dicho, disminuyen la fatiga y facilitan la memoria, la atención y la concentración.

 El ejercicio de respiración se resume en los siguientes pasos:

1. Inspirar el aire por la nariz manteniendo la boca cerrada y elevando el abdomen.

 2. Sujetar el aire durante unos momentos.

 3. Expirar por la boca o nariz muy despacio, repitiendo todo el proceso sucesivamente.

Cuanto más despacio se produzca la expulsión del aire a través de la boca o nariz, mayor será la sensación de bienestar, tranquilidad y disminución de la fatiga.

 Una  actitud positiva no es un rasgo o cualidad que se pueden adquirir fácilmente, pero es un hábito emocional construida constantemente a través de la repetición. En varias ocasiones alimentando su mente con mensajes edificantes, citas, refranes y afirmaciones, a construir el marco para un futuro más brillante.

Cómo dejar de preocuparse tanto

Preocuparse puede ser útil cuando tenemos tomar medidas respecto alguna problemática o resolver algún  contratiempo. Pero vivir preocupados por el “Que tal si…” y por los peores escenarios que pudieran ocurrir, preocuparse se vuelve un problema. Las constantes dudas y los temores tenderán entonces a paralizarnos, además de que harán oscilar nuestros niveles de energía, haciendo que los niveles de ansiedad se disparen, por lo que estos sentimientos interferirán con tus actividades diarias. A pesar de que la preocupación puede ser  generalizada (cualquier evento pasa a ser una preocupación) o continua (sostenemos preocupaciones constantemente, sin poder pasar a la acción),  es un hábito mental del que puedes deshacerte. Basta con que entrenes tu cerebro para mantenerse más en calma  y te permitas ver la vida desde una perspectiva mucho más positiva.

Pero ¿Por qué nos resulta tan difícil dejar de preocuparnos? Resulta que las constantes preocupaciones se vuelven una costumbre, un hábito por llamarlo de alguna forma. Este mal habito tienden a mantenerte despierto durante la noche y a mantenerte tenso durante el resto del día. Por lo tanto, también tenderás a sentirte como un puñado de nervios durante este lapso.

Y es que para las personas que se mantiene preocupada adopta como una creencia ya sea positiva o negativa- el mantenerse alerta. Si bien preocuparse no es lo más sano, creemos que en parte podemos controlar los acontecimientos y circunstancias de nuestra vida, nos creemos que estamos haciendo algo para solucionar lo que nos inquieta. Algunas personas, tienen una tendencia a estar constantemente preocupadas, bien porque así lo han vivido y aprendido de sus progenitores o bien porque forma parte de su carácter.

Los síntomas más frecuentes del estrés producido por la preocupación son: nerviosismo, pérdida de concentración, irritabilidad, dificultades para dormir, cefaleas, palpitaciones, dolores musculares, etc. A nivel cardiovascular, el estrés desencadena una serie de respuestas destinadas a preparar al organismo para la acción, produciéndose entonces el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y la vasoconstricción de los vasos sanguíneos superficiales. Para dejar de preocuparnos tanto hay que primeramente, aprender a relajarnos.Estar preocupado no te deja saborear los momentos que tienes en la vida por ello aprende a relajarte. Tomar conciencia del cuerpo, de los pensamientos y las emociones, observar el cuerpo, realizar ejercicios de flexibilidad corporal (no son posturas de yoga), meditar caminando son algunas de las técnicas utilizadas para logar relajarte.

Las preocupaciones no van a solucionar nuestros problemas, preocuparse en exceso no conduce a nada, es algo inútil. Por ello, es muy importante romper esta tendencia a preocuparse por cualquier cosa y aprender a controlar estos pensamientos y sentimientos.

 

Aprende a sobrellevar los pensamientos negativos

El pensamiento negativo es una buena manera de entrar en una espiral descendente. Lo cual significa que es importante mantener los pensamiento negativos bajo control y evitar convertirte en el tipo de persona que seguramente sueles evitar.

Sobrellevar los malos pensamientosPor lo general, los pensamientos negativos siempre parten de exigencias. Pensar que no podemos equivocarnos, que la gente que triunfa es perfecta, o que si cometemos errores los otros se burlarán, nos impide ver las cosas con claridad y optimismo.  Con estos sencillos consejos que te comparto a continuación, seguramente lograrás sobrellevar los pensamientos negativos que surjan.

1.            Reduce tu ingesta de noticias

A menudo las noticias son una fuente de pensamientos negativos. Algunos lamentables sucesos en el otro lado del país o en otras partes del mundo son lamentables, pero  no eres  personalmente responsable de los mismos y no  puedes hacer nada para  solucionarlos, salvo las contadas excepciones en las que puedes contribuir a una buena causa haciendo un donativo o enviando víveres en caso de un fenómeno meteorológico o catástrofe.

Lo mismo ocurre con todas las noticias relacionadas a la economía. No tienes las miles de respuestas que se necesitan para solucionar los problemas de la economía, mejor confórmate con buscarle solución a los problemas de tu economía.

Comienza a abstenerte de ver noticias, escucharlas o leerlas si sientas que estas solo te generan pensamientos pesimistas. Comienza disminuyendo la dosis a una vez por semana y luego una vez al mes, así te darás cuenta de que tu hambre de noticias comenzará a nutrirse con pensamientos  y eventos más positivos.

 

2. Cuidado con la lengua

 

La manera en como decimos las cosas afecta muchos otros eventos en nuestras vidas.

Si por lo generalmente respondes “más o menos” a la pregunta «¿Cómo estás?”, es hora de que vayas cambiando eso. Nuestras mente están luchando constantemente para procesar palabras negativas, con las cuales en realidad estás manifestando que te sientes mal. Y la persona  con la que estés platicando quizás se incluirá en esa espiral descendente diciendo “ yo también”. Convierte esa respuesta negativa en un “Estoy bien, gracias”.

Cambiar esta pequeña respuesta es un buen comienzo, pero lo que debes hacer es buscar otras áreas de tu vida en las que estés siendo negativo y tratar de reformular esas frases que a veces salen de tu boca cargadas de pesimismo. Si acostumbras a decir este tipo de cosas de manera regular, debes comenzar a trabajar sobre ellas y reducir el número de veces que las utilizas en tus charlas con las demás personas.  Luego de un tiempo te encontrarás hablando de manera más positiva y esto a su vez tendrá un efecto positivo en tus pensamientos.

3. Felicítate más a menudo

Felicitarse uno mismo es algo que no todos hacen con frecuencia o quizás, ni lo hagan. De modo que recibir una felicitación podría ser doblemente extraño que suceda. En tu lugar de trabajo probablemente solo esperen que hagas un buen trabajo y no te dirán nada a menos que se trate de una llamada de atención si cometes un error. Quizás no puedas cambiar la forma en que tu jefe reacciona con sus empleados  pero definitivamente puedes cambiar la manera de tratar a las demás personas con las que trabajas.

Incluso puedes hacer lo mismo en casa. Si tu pareja cocinó un platillo delicioso o tuvo un gesto amable contigo, ¡házselo saber!  Lo mismo ocurre con tus hijos o cualquier otra persona con la que tienes contacto. Incluso con el cajera de la tienda. Basta con un “gracias” y una sonrisa amable para que la otra persona se sienta satisfecha y reconocida.

Los elogios y cumplidos pueden ayudar a alejar los pensamientos negativos lejos de los demás y por ende, de nosotros.

4 . No asumas que las cosas son para siempre

Es fácil quedar atrapado en la idea de que sean cuales sean tus pensamientos y circunstancias actuales, nunca van a cambiar. Sin embargo, a menos que estés condenado a estar encerrado de por vida sin posibilidades de libertad condicional, es casi seguro de que esta afirmación sea cierta.

Así que, ya va siendo hora de que aprendas a decir que nada es para siempre. Comienza a trabajar en métodos o  soluciones para salir de cualquier situación negativa en la que hayas aterrizado de improvisto.

5. Deja de culpar a “alguien” y a “todo el mundo”

La culpa es una mala noticia.  Y si tu eres quien genera culpa, es aún mucho peor. Es cierto que “alguien” o “algo” pudo haber sido el culpable de algún evento o contratiempo. Pero no hay que estancarse pensando en ello. Al contrario, lo ideal es encontrar una manera de revertir la situación a fin de que recuperar o arreglar lo que se pueda y dar por perdido lo que no tiene remedio según las circunstancias.

Culpar a alguien o a algo solo prolonga el proceso de pensamientos negativos y genera la retención de los patrones de pensamiento negativos que probablemente has llegado a poner en primer lugar.

Dale la espalda al mal humor

Dale la espalda al mar humorEl malhumor es un malestar persistente que ocasiona inestabilidad en las relaciones interpersonales para quien lo padece ya que el cambia de manera brusca y a su vez   genera discusiones, respuestas impulsivas, agresivas o enérgicas. Cuando estamos de mal humor es mucho más sencillo para las emociones negativas tomar el mando.

Por suerte, hasta las emociones más negativas y los ataques de ansiedad o depresión leve podrían resolverse fácilmente si la gente hiciera consciencia delas acciones necesarias para resolverla. La mayoría de las personas confrontan las emociones no deseadas de forma incorrecta, ya sea intentando escapar de ellas o ignorándolas, cuando en realidad, el mal humor es solo una de las señales que envía el cerebro para motivar a que la persona tome medidas de alguna manera, tales como:

 

Identifica lo que te molesta: Si puedes llegar a identificar que es lo que motiva tu ira, será más fácil decidir cómo enfrentarte a ese problema. De esta forma, podrás estar prevenido y controlar esas emociones negativas.

2)Manten la calma, cuenta hasta diez. Anque no lo creas, sirve. Esperar un tiempo antes de reaccionar violentamente puede ayudar a disminuir tu respuesta impulsiva, que como ya sabes, te hace decir cosas que luego te arrepientes. Respirar varias veces lenta y profundamente, puede hacer maravillas en las respuestas cerebrales y en su estado de ánimo.El pensar en el futuro con ansiedad o en el pasado con culpabilidad empeora el estado de ánimo, visualiza el tiempo actual. Di adios a los sentimientos negativos. Al exhalar, imagina que las preocupaciones, frustraciones o lo que sea que le angustia se alejan.

3)Haz ejercicio. El ejercicio físico sirve para sentirse mejor física y mentalmente debido a que favorece la producción de endorfinas. No es ninguna pérdida de tiempo, sino algo necesario y, además, un recurso útil y efectivo para esos días en los que estás de mal humor.

4)Consiéntete un poco. Cuando te sientes de mal humor, es muy fácil encontrar cosas que lo alimenten o lo refuercen. ¿Porqué? Porque quieres sentir que tu mal humor es válido, así que buscas la manera de validarlo y justificarlo. Rompe ese hábito haciendo lo opuesto, sin importarte que tan extraño lo sientas. Mira una película cómica, pon tu música favorita, ve a caminar, prepárate un café y tómalo con una rica rebanada de pastel. Haz algo que te haga sentir bien y que te haga sonreír haciendo que desaparezca tu mal humor.

5)Duerme bien: Toma en cuenta que dormir poco te pone irritable, así que seguramente andarás más susceptible si no descansaste lo suficiente. Las consecuencias de dormir poco y mal se manifiestan al día siguiente, tales como el cansancio, la irritabilidad, el mal humor, la ansiedad y posibles depresiones, lo que provoca que las personas que sufran estos síntomas vuelvan a dormir mal la noche siguiente.

6)      Ingiere suficiente agua. De acuerdo a los estudios, la somnolencia, fatiga, niveles bajos de energía y estado de alerta, además de un aumento en la confusión, poca paciencia e incapacidad para sentir felicidad, son  los resultados de una mala hidratación. Para  evitar esto,   es necesario beber un vaso de agua por la mañana y uno con cada alimento para evitar que nuestro cuerpo se deshidrate y estemos  mal humor.