Cuando leemos libros de superación personal y ese sin fin de artículos en línea sobre cómo hacer para mejorar nuestra vida, por lo general, hacen hincapié en que nos mantengamos positivos y abiertos a los cambios.
Con este tipo de ayuda o instrucción, es probable que aprendamos acerca de cómo decidir lo que queremos y como obtenerlo. Sin embargo, también hay pautas específicas para hacer frente a situaciones en las que nada parece estar funcionando a pesas de nuestros mejores esfuerzos.
Una de las cosas que en lo personal me parecen más difíciles con las cuales debemos lidiar, es el hecho de que a algunas personas les desagrades, sin importar cuan amable o atento seas con ellas. Los motivos por los que a veces no le caes bien a una persona, podrían rayar en lo injusto, en un malentendido o simplemente pareciera no haber motivo aparente para ello. Sin embargo, la manera en que esa persona te trata, te afecta.
Estoy completamente segura de que te habrás sentido identificado con la situación que te describo y habrás pasado por lo mismo en tu vida, con personas que no les has hecho nada pero que sin embargo no te soportan. ¿Y sabes cuál es ese motivo? la respuesta es que es pura y enteramente por culpa de sus emociones.
Puede que tu forma de andar le recuerda a un flash que vivió en su vida dónde lo pasó fatal o simplemente le recuerdas a alguien que le hizo daño; es algo completamente ajeno a ti basado en las emociones de la otra persona. Quizás la forma de tu cara le recuerda a un actor que le cae muy mal y lo detesta, realmente puede ser cualquier tontería y la cuestión es que las probabilidades han estado en tu contra y ha dado la casualidad que una parte de tu físico o personalidad entra en conflicto con el mundo interno de esa persona y es entonces cuando te rechaza.
Desde ese momento, cualquier intento de amistad o contacto sincero por tu parte va a ser duramente rechazado, esa persona no te soporta no quiere tener ningún contacto contigo, te ve como una especie de enemigo al cual no se le tiene que dar ni “agua”.
Te recomiendo 3 simples pasos para lidiar con este tipo de situación:
Intégrate en el grupo. Encuentra una persona en el círculo de amistades de esa persona a la que le desagradas e intenta hacerte amigo de las personas del grupo. Al construir una reputación positiva de ti con estas personas, quizás la atención negativa de esta persona hacia ti se desvanezca.
Esto es igual a hacer tu propia campaña de “relaciones públicas” directamente con las personas que tienen mayor influencia sobre las opiniones de la persona a la cual no le agradas. La presión social de grupo es una forma poderosa de cambiar la percepción que un miembro tiene de ti.
Encuentra motivos por los que le agrades a la gente. Cuando no les caes bien a alguien, ¿qué es lo siguiente que ocurre? De inmediato, esa persona te comienza a caer mal también.
Esa situación de desagrado comienza a alimentarse y a crecer con rapidez. La otra persona se percatará de tu reacción negativa – tu rechazo hacia él o ella – y responderá en consecuencia. Verás y sentirás rechazo hacia tu persona, desdén que responderás con un poco más de desagrado y así sucesivamente, como un círculo vicioso. Igual al ping pong, solo que con sentimientos negativos que van y vienen.
Sin embargo, es posible que rompas con éste círculo vicioso ¿cómo? Al tomar la decisión de gustarle a las personas. Aquí hay dos maneras de comenzar:
- Creando una rápida lista de las cosas que le gustan a esa persona o las que podrían gustarte de esa persona, es decir, las que comparten. Debes ser creativo, es la mejor manera.
- Enlista la manera, las actitudes y reacciones que tiene ésta persona es contigo.
Esta pudiera ser una manera de abrirte los ojos a ti mismo, puesto que a menudo la gente tiene reacciones muy fuertes o inesperadas para las demás personas que pudieran representar aquellas que no nos gustan en nosotros mismo.
La gente tiene el derecho de aceptarte y quererte o de no hacerlo. De hecho, a ti no te agrada toda la gente que se te acerca, pones distancia, barreras, filtros, incluso excusas. ¿Por qué ellos no pueden hacer lo mismo? Respetar su libertad de querer elegirte es un buen paso hacia una vida más tranquila y plena.