Cientos de pensamientos negativos atraviesan nuestra mente cada momento del día. Y si bien algunos de esos pensamientos puede que tengan sentido, otros tantos no lo tendrán. Algunos de estos pensamientos pueden ser prácticos, como aquellos que nos recuerdan lo que debemos comprar o hacer ese día o al siguiente. Algunos de los tantos pensamientos que tenemos suelen ser de reflexión y nos permiten expandir nuestra mente, gracias a lo que más tarde dará pie a pensamientos creativos e ideas.
Sin embargo, de entre esta basta ramificación de pensamientos también existen aquellos en los que nos etiquetamos como personamos inútiles y carente de habilidades. La peligrosidad de los pensamientos negativos se debe a que suelen ser auto – destructivos e incluso, nos pueden sabotear. Los pensamientos negativos funcionan en muchos casos como una especie de grillete que nos impide movernos libremente hacia otra fase en la que podemos ser más felices y desarrollarnos.
Imagínate que tienes el mal hábito de insistir con los mismos pensamientos negativos una y otra vez. Y supón que existe una manifestación física externa asociada a ellos. Los pensamientos negativos son algo tan simple como un “Me siento deprimido”, “No me gusta mi trabajo” o “No puedo hacer esto o eso otro”. Pero ¿Cómo se puede romper este patrón de pensamientos negativos cuando es algo que se encuentra en tu mente?
En realidad, existen varias formas en las que se puede desacondicionar un patrón de pensamiento negativo. La idea básica consiste en sustituir el viejo patrón por uno nuevo. En ocasiones cuando buscamos resistirnos mentalmente al pensamiento negativo suele ser contraproducente, pues simplemente te estarás esforzando y harás las cosas mucho peores. Mientras más te esfuerces por ir contra ese patrón de pensamientos negativo, mayor será la resistencia que opondrá.
Para vencer la tendencia al negativismo puedes usar las llamadas “Técnicas de Distracción” que consisten en desviar tu atención de una emoción negativa, a una actividad placentera.
Consisten básicamente en elegir una actividad que para ti sea placentera y después comienza a realizarla. Se trata de hacer una conducta (leer, cantar, cocinar, escribir, etc) y por tanto activar músculos, atención, pensamiento, etc. Esto supone dejar de centrarte en algo negativo, ya que no se puede tener dos actividades opuestas al mismo tiempo en el organismo.
Técnica de externalización que es el acto de centrar tu atención en sensaciones que se originan fuera del cuerpo. La externalización funciona porque distrae tu atención haciendo que te centres en lo externo, impidiendo así que aparezca el malestar. Consiste en usar uno o más sentidos para centrarte en alguna sensación externa: Observando minuciosamente, escuchando atentamente, sintiendo las texturas, oliendo o saboreando.
Técnica de la repetición: contar baldosas, las líneas o grietas del suelo, tamborilear con los dedos alguna canción, enrollar un trozo de papel de manera sistemática. Si haces esto no puedes estar recreándote en tu pensamiento negativo.
Técnica antimonotonía: a veces realizar las actividades de forma habitual hace que éstas se vuelvan desagradables para nosotros. Cambia la decoración de tu habitación, de tu puesto de trabajo. Vuelve a casa por otro camino o modifica el lugar donde haces tus compras. A veces basta con que algo sea novedoso para que sea más placentero. Las actividades que han llegado a ser automáticas porque se realizan a menudo, no funcionan para positivizar el pensamiento porque no necesitas emplear toda tu atención.
Técnicas simples que requieran concentración: recordar la letra de una canción que te gusta, determinar cuál va a ser el costo de una compra, pensar en un acontecimiento que te sea de agrado o alegría. En cambio ¿qué crees que hace tu cerebro si sólo estás pensando y hablando de cosas negativas? Pues hace que se manifieste en mayor intensidad, ya que gran parte de tu actividad cerebral está centrada en sólo ese asunto.
Puede que las técnicas de distracción no hagan que tus pensamientos negativos desaparezcan por completo, pero te ayudarán a dedicar atención a otras cosas y hacer que ese patrón de pensamientos sea más fácil de manejar.
Técnica de la conversación: conversar es una forma efectiva de distracción que puede usarse casi en cualquier lugar. La conversación sirve más como distractor cuando se es el conversador activo más que el oyente pasivo. Ojo, si eliges usar esta técnica no lo hagas con alguien que sea negativo o se encuentre en un mal momento emocional, ya que te generará más dolor.