Establecer metas y trazar planes para lograr esas metas es muy bueno, pero ten presente que eso es solo una parte del camino. Trazar ese plan de como lograr mis metas puede parecer un reto, pero el verdadero reto llega cuando pones en marcha tu plan. Esta es la verdadera prueba. Aquí es cuando te darás cuenta que tan fácil o difícil es implementar tu plan.
Primeramente tendrás que decidirte. En este punto es cuando te dices a ti mismo “He tomado la decisión de hacer (o dejar de hacer) tal cosa”. Una forma sencilla y práctica para definir tus objetivos (inmediatos, a medio plazo y largo plazo) empieza por establecer unos objetivos realizables. Deben ser objetivos alcanzables o que puedan lograrse aunque sea necesario dividirlos en pasos más pequeños.
La idea es que una vez que hayas decidido realizar algo, no vayas hacia atrás. Esta decisión será una especie de punto de partida y por ende, aún si inconscientemente estás volviendo a tus viejos hábitos o estás pensando en que no podrás lograrlo, tienes que mantener un compromiso contigo mismo y no rendirte.
Una vez de que te percates de cuál es esa asunto crucial en tu vida que debes tomar y tomes una decisión, debes apegarte a ella sin importar lo difícil, o larga o detallada que pueda ser. Las personas que establecen claramente objetivos personales y ponen en marcha las acciones para alcanzarlos experimentan un incremento en emociones y sensaciones positivas, lo que repercute favorablemente sobre el concepto que tienen de sí mismas y sobre su valía, en especial cuando estos proyectos les ofrecen oportunidades para potenciar su propio desarrollo y crecimiento personal.
Trabaja en ella. Una vez que hayas llegado al punto de partida, tendrás que dar el primer paso hacia tu meta de la única manera posible: trabajando en ella. La idea es no quedarse en este punto indefinidamente. La segunda etapa del camino hacia tu meta por llamarlo de una manera se trata de definir de manera muy específica los siguientes pasos o acciones a tomar para que puedas llegar a tu meta. Es decir, para poder lograr lo que te propusiste, debes saber cómo te vas a aproximar a tu objetivo, en qué consistirá cada paso y apegarte al plan que has estructurado. Lo más recomendable es trazar tu plan de acción de manera que puedas medir tu avance y verificar tu progreso en un lapso de tiempo determinado. Por ejemplo, si tu meta es abrir tu propio negocio, te tomará X cantidad de semanas realizar tu plan de marketing, x cantidad de tiempo tener todo el papeleo en orden, X cantidad de tiempo conseguir un local, X cantidad de tiempo conseguir empleados y proveedores, etc. Si buscas desarrollar el proyecto perfecto para conseguir lo que te propones, nunca comenzarás, así que define el proyecto, desglósalo en las actividades que deberás llevar a cabo para conseguirlo y comienza ya a trabajar en el paso número uno de dicho proyecto.
Una vez que hayas llegado a la mitad del camino, revisa tu progreso. Estás justo a la mitad del camino y puedes motivarte a ti mismo diciéndote “Ya casi llego”. El motivo por el que tienes que tomarte un minuto para echarle un vistazo a tu progreso es porque debes apreciar todo lo que has recorrido gracias a tus esfuerzos. El punto de partido ha quedado bastante atrás y aunque las cosas pudieran seguir siendo muy difíciles – o aunque darse por vencido en este punto parezca fácil – recuerda todo el sacrificio que ha significado llegar hasta este punto, así que no lo desperdicies. ¡Tu meta está mucho más cerca que cuando empezaste!
¡Ya estás ahí! Cuando al fin llegues a la recta final, estarás a punto de celebrar tu victoria. Para ese momento el punto de partida habrá quedado muy atrás y sin duda, no querrás volver al principio. Aférrate fuertemente a tu motivación y aprecia todos los pasos que te han llevado hasta ahí. Al ejecutar correctamente todos los pasos o acciones a seguir que previamente habías estipulado en tu plan, llegarás a tu meta indudablemente. Cuando somos capaces de conseguir nuestros objetivos personales comenzamos a tener una mejor visión de nosotros mismos, así como un mayor bienestar físico y psicológico .Sólo entonces podrás reflexionar qué fue lo más difícil, qué te resultó desafiante y los beneficios que tendrás a futuro por haberte esforzado para lograr esa meta.