Seamos realistas. Sin importar cuánto progresemos, aún somos propensos a tener “malos días”. En realidad no hay tal cosa como un «mal» día. Hay días que son sin duda mucho más difíciles que otros, pero tú tienes la capacidad de que sean mejores.Tenemos días llenos de altibajos. Algunos serán emocionantes, conmovedores, alentadores o nos llenarán de esperanza, mientras que otros pueden ser exactamente lo contrario. Como sobrevivimos a un día difícil.
En realidad todo el mundo pasa por esto. Conozco mucha gente que se pregunta qué hacer cuando nada parece ir bien o cuando empiezan a sentirse agotados o inseguros. Entonces, ¿cómo podemos mantener la cabeza en alto y no sabotear nuestros esfuerzos?
Es fácil darse por vencido cuando nos sentimos derrotado. Es fácil escapar o perder el tiempo con otras cosas. Es muy fácil entrar en la cueva de las voces negativas. Es fácil caer en la auto-compasión.
Quizás te estás enfrentando a un momento difícil en tu vida justo ahora. Algo, o alguien, te ha cuestionando que es lo que vas a hacer hoy o en los días por venir para resolverlo.
Habrá momentos en los que la confianza en ti mismo y tus habilidades sean sustituidas temporalmente por la duda y la preocupación.
Damos a los eventos una carga positiva o negativa, dependiendo de cómo elegimos verlos. Puedo estar teniendo el peor día de mi vida mientras que alguien más está teniendo el mejor día su vida. ¿Estoy realmente viviendo el peor día posible, o ver en mi mundo y en mi realidad solo me permito ver las cosas de manera negativa?
Así que, ¿cómo sobrevivirás a un mal día? Aquí hay algunas cosas que podrían ayudarte…
• Observa las cualidades en ti mismo y en los demás. Somos rápidos para identificar lo que no nos gusta ¿por qué no tratar de encontrar lo que sí nos gusta?
• Sé más flexible. Las cosas no siempre pueden ocurrir como lo deseas pero si estás abierto a nuevas formas de hacer las cosas, ciertamente será de gran ayuda.
• Deja las murmuraciones en el pasado. Si son de ayer, hace un mes, o años, es importante ver y creer que cada día es nuevo y está lleno de posibilidades para crecer y seguir adelante.
• Está bien cometer errores. Todos cometes unos cuantos y para algunos, los errores no son más que un paso en falso en el camino. La clave es reconocer cuando lo cometes, aprender de ellos y corregirlo cuando sea posible.
• Haz una buena acción al día. Ya se trate de un abrazo, un cumplido, hacer algo por alguien, ayudar a un desconocido, etc., un acto de bondad puede darnos una gran satisfacción cuando estamos teniendo un mal día.
• Reconoce a las personas en tu vida. Tu familia, amigos, conocidos, compañeros de trabajo, jefes, incluso desconocidos, tenemos que tenerlos en cuenta a todos.
• Sonríe. Convierte tu ceño fruncido en una sonrisa. No solo te beneficiará a ti sino que ese gesto de optimismo lo irradias a los demás.
• ¡No te rindas! «Si al principio no tienes éxito, intenta, intenta e inténtalo de nuevo. Si algo no funciona, trate de hacerlo de otra manera hasta que finalmente halles la manera de resolverlo.
• Tómate un tiempo para descansar. Date unos minutos para relajarte. ¡te lo mereces! A menudo, luego de tomarnos un descanso somos capaces de ver las cosas con mayor claridad.
• Escucha y medita. Aprenda a sintonizar esa voz apacible que hay dentro de ti, ésta tiene las respuestas a tus preguntas.
• Da un paseo. No hay nada como la naturaleza para acallar las emociones del día e inspirar a nuestros sentidos.
Desgraciadamente, las personas que tienen días malos muchas veces se quedan atascadas mentalmente en el tormento interior y no llegan a desarrollar su verdadero potencial. No estoy diciendo que todos los días buenos son muy buenos y todos los días malos son muy malos. Si has perdido a un ser querido debido a un accidente o enfermedad realmente puede calificarse como un mal día y si te dan un aumento que teda el éxito deseado y mejora tu economía seguramente lo calificarás como un muy buen día. Recuerda, tus experiencias tanto de los días buenos como de los malos, son los escalones para tu crecimiento y desarrollo personal.