Podemos calificar a la frustración como un sentimiento negativo provocado por el deseo de realizar algo o conseguir algo y la imposibilidad de conseguirlo. Visto de este modo, podríamos incluso decir que la frustración es una reacción natural, perfectamente comprensible más no por ello sana.
La frustración suele aparecen en nuestras vidas cuando no conseguimos alcanzar nuestras metas y proyecto, no concretamos nuestros sueño o no podemos volver realidad nuestros deseos. La frustración puede aparecen en algo muy simple que simplemente no pudimos realizar. Algunas veces la frustración es causada a veces por factores existentes dentro de nosotros mismos, que impiden la satisfacción de ciertos motivos.
Esto debido a que muchas veces la frustración se debe a que algunas veces las metas que nos imponemos tienden a ser pocos realistas los cual hace muy difícil alcanzar, y en otros casos se da que la persona es demasiado critica de sí misma, motivo por el cual al alcanzar una meta, considera que no la alcanzó en la medida deseada por lo cual sufre de cierto nivel de frustración.
El problema no es la emoción en sí, sino lo que esta nos impulsa a hacer y la manera en que la manejamos. A medida que vemos que la meta se ve cada vez más difícil de alcanzarla aumenta la sensación de fracaso resultando en estado de frustración aunque en algunos casos para las personas la sensación de frustración puede pasar desapercibida en otras puede que no.
Si no aprendemos a lidiar con la frustración, esta poco a poco se apoderará de nuestras vidas y se convertirá en un verdadero calvario repleto de amargura, resentimiento y todas las emociones negativas habidas y por haber.
Algo que hace particularmente dañina a la frustración, es que ésta suele sembrar dudas. Primero, comenzamos a cuestionarnos los motivos por los que no tuvimos éxito, para después hacernos titubear en cuanto nos propongamos comenzar de nueva cuenta. Finalmente, la frustración nos conduce a la postergación de sueños y metas, haciendo que nos sumamos en el conformismo y nos fijemos la idea de que no lograremos nada.
La frustración genera una elevada carencia de motivación, fomenta una imagen propia negativa y reduce nuestra valía. La frustración hace aún más probable nuestro fracaso, ya que esta engendra una actitud derrotista.
Cuando no sabemos encarar la frustración, un método alternativo y casi inconsciente que solemos usar es la evasión. Al evadirlos a través del consumo de bebidas o de fármacos o sustancias estupefacientes que dan una falsa sensación de tranquilidad, ponemos en pelinegro tanto nuestro cuerpo como nuestra mente ya que llega un momento en que seguimos ingiriendo estas sustancias para seguir percibiendo que la situación no es tan mala.
Pero entonces ¿Cómo podemos romper con este ciclo vicioso y aprender a lidiar con la frustración?
Lo primero que debemos aprender es la aceptación. Una persona que vive frustrada suele ser una persona que tiene muchas cuentas pendientes o capítulos de su vida sin cerrar, por lo que es necesario darle un cierre adecuado y dejar ir las cosas que no están en nuestras manos o ya no podemos cambiar. La aceptación no es solo a nivel mental, sino emocional. Podemos aceptar un fracaso desde el punto de vista lógico, pero también es importante que a nivel emocional lo aceptemos como tal.
Así mismo, es importante que aprendamos a aceptar nuestras limitaciones. Aceptar nuestras limitaciones no supone renunciar a todas nuestras posibilidades, por el contrario, es necesario conocer nuestras aptitudes para desarrollarlas y sacarles el mayor provecho. de este modo se logra una mayor confianza y seguridad en uno mismo, especialmente si se logra una mayor fuerza de voluntad y de autocontrol.
Las personas que saben como lidiar con la frustración, son personas cuya vida es más agradable, menos problemática y con menos estrés. Estas personas son capaces de convertir problemas en nuevas oportunidad, además de tener mayores probabilidades de resolverlos al no sucumbir ante la frustración, al no permitir que estos problemas o fracasos los perturben excesivamente.
Al adoptar una actitud correcta frente a la frustración, estarás permitiéndote pensar con claridad, facilitándote así la manera de encontrar las soluciones apropiadas en lugar de lamentarte y desarrollar sentimientos negativos que no te ayudarán en nada.