El ejercicio regular es un elemento fundamental para lograr un estilo de vida saludable. Las personas que llevan una vida más activa tienen mayores probabilidades de vivir más tiempo y tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades o padecimientos del corazón, cáncer y diabetes. El ejercicio no solo pone en forma tu cuerpo, sino que también ayuda a mejorar tu salud mental y en general, aumentar la sensación de bienestar.
Pero ¿Quién tiene que hacer ejercicio? Por lo general solemos pensar que las personas con problemas de sobrepeso o aquellas que están obsesionadas con mantener la línea. Lo cierto es que todos el mundo puede beneficiarse tan solo con hacer un poco de ejercicio. El ejercicio regular es fundamental tanto para los niños, los adultos y las personas mayores.
No tienen que ser una rutina de ejercicio vigoroso necesariamente, ya que se pueden encontrar maneras de incorporar la actividad física en tu rutina diaria – puede ser algo tan simple como ir caminando a la tienda. Si tú nunca has hecho ejercicio o no tienes tiempo, siempre es bueno empezar de a poco. Lo importante es que te decidas a incluirlo en tu rutina.
¿Por qué necesito mantenerme activo? El ejercicio aeróbico reglar puede ayudar a prevenir enfermedades graves ya que propicia una mayor oxigenación a tus pulmones, así como fortalecer y expandir tus músculos cardiacos mejorando así la eficiencia del bombeo del corazón. Sin importar sin eres nuevo ejercitándote o lo has hecho durante mucho tiempo, asegúrate de tomar las medidas necesarias para permanecer libre de lesiones y poder rendir al máximo de tu capacidad. La nutrición y la hidratación también juegan un papel clave a la hora de maximizar los beneficios del ejercicio. Es importante ingerir los alimentos correctos para proporcionarle a tu cuerpo el combustible que necesitas para hacer ejercicio y beber agua cuando tengas sed.
Algunas de las áreas de nuestro cuerpo que se ven beneficiadas con el ejercicio son:
El corazón. El ejercicio puede reducir el riesgo de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares. Las personas inactivas tienen el doble de riesgo de morir por enfermedades del corazón en comparación con aquellas que están más activas. Incluso algo tan sencillo como caminar podría disminuir el riesgo de contraer una de estas enfermedades.
Reducción de la presión arterial (hipertensión). La llamada “presión alta” también es uno de los signos de riesgo para un accidente cerebrovascular o ataque al corazón. El ejercicio también puede ayudar a prevenir el desarrollo de la hipertensión.
Baja los niveles de colesterol. El colesterol se adhiere a la superficie de la proteínas para poder circular en la sangre humana y nutrir los tejidos. Las nuevas partículas que nacen de la unión del colesterol y de la proteína son las llamadas lipoproteínas, cuando en el organismo humano hay un exceso de lipoproteínas existe un riesgo creciente de padecer enfermedades coronarias y ateroesclerosis. El ejercicio físico suele aumentarnos el colesterol bueno (HDL o de alta intensidad) y hace bajar el colesterol «malo» (LDL o de baja intensidad) actuando a la vez sobre los triglicéridos.
Huesos y articulaciones. Es mucho más probable que tengas dolores de espalda baja si no haces ningún tipo de ejercicio. Una actividad regular y moderada como cainar, nadar o andar en bicicleta también puede ayudar a reducir los dolores causados por la osteiartritis. A su vez el ejercicio puede prevenir y retrasar la progresión de la osteoartritis.
La actividad física puede aumentar la densidad mineral ósea en los niños y ayudar a mantener fuertes los huevos en los adolescentes. También retrasa la degeneración ósea a futuro. El mejor tipo de ejercicio para sus huesos es el de resistencia al peso. Éste es un tipo de ejercicio que lo fuerza a trabajar en contra de la gravedad, como caminar, subir montes, trotar, subir escaleras, jugar tenis y bailar. Algunos ejemplos de ejercicios que no son de resistencia al peso son nadar o andar en bicicleta. Sin embargo, estos ejercicios, como muchos ejercicios de resistencia al peso, producen grandes beneficios a la salud cardiovascular.
Disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Realizar una actividad física constante es uno de los factores más importantes para protegerse de algunos tipos de neoplasias, mientras que el exceso de peso, provoca una mayor cantidad de estrógenos. lo que indica que el aumento de peso puede eliminar los efectos beneficiosos del ejercicio sobre el riesgo de cáncer de mama.
Incorporar ejercicio aeróbico en tu rutina regular te ayuda a verte mejor, a tener más energía, a controlar el estrés, y a reducir tu riesgo de muchas enfermedades. Solo tienes que hacer el tiempo, tan poco como 30 minutos, cinco días a la semana, para cosechar estos beneficios.