Nuestro máximo objetivo en la vida, y en lo que invertimos gran parte de nuestro tiempo es en la búsqueda de la felicidad. Pero no siempre logramos esa felicidad por mucho que la busquemos. Hay ocasiones en las que nos sentimos tristes, afligidos, incluso podemos sentirnos indeseados y sin ganas de seguir adelante y mandar todo a la mierda.
Pero os aseguro que solo será por unos instantes, pues la felicidad se encuentra siempre cuando menos lo esperamos y donde menos lo esperamos. Es esencial que nos grabemos algo muy fuerte, y es que la felicidad se encuentra en los pequeños momentos y en los pequeños detalles. Y es que lo más insignificante puede hacernos las personas más felices en el momento que menos esperemos.
Disfrutar de la vida es la clave de la felicidad
Debemos tener muy claro que para encontrar la felicidad más completa, lo primero que debemos hacer es dejar de lado todos los aspectos negativos de nuestra vida. Dejar a un lado todo lo malo y empaparnos de todo lo bueno que nos rodea, de las tardes de sol, de los niños jugando en un parque, de nuestro tiempo libre…
Hay que dejar que todo en nuestra vida fluya con naturalidad. Tomarnos un tiempo al día para relajarnos nos ayuda a liberar nuestro estrés y a ser un poco más felices día a día. No podemos tener todo bajo control ni tampoco delegar en los demás todas nuestras obligaciones. La felicidad se basa en el equilibrio. Recuerda que todos los extremos son perjudiciales.
Evitar cualquier tipo de discusión o disputa, pedir disculpas cuando nos equivoquemos y saber que no siempre tenemos la razón son también algunas de las claves para conseguir alcanzar la más deseada felicidad.
Ante todo debemos ser nosotros mismos
Pero si hay una cosa esencial para encontrar nuestra felicidad, esa es ser nosotros mismos, ante todo y en todo momento. Nunca debemos cambiar nada por nadie. Si lo hacemos dejamos atrás nuestra esencia y nuestra felicidad. Así que si decidimos cambiar algo en nuestra vida, que sea para mejorar y para ser más felices por nosotros mismos, pero nunca para hacer más felices a otra persona.
El hecho de estar en constante búsqueda de la felicidad no significa que no podamos tener malos momentos. Es más, tener momentos malos tiene algunos beneficios, y es que así apreciaremos y disfrutaremos más los grandes momentos que nos da la vida.