Hay una película por la que siento una debilidad especial ya que me parece un canto a la alegría, a la amistad, a la ilusión, a las segundas oportunidades, al amor profundo y sencillo, a la lealtad sin concesiones, al optimismo. Continuar leyendo «Despertando a Ned: un canto al optimismo»
El lado positivo del estrés
Hay aspectos tanto positivos como negativos del estrés, por lo que es importante encontrar el equilibrio adecuado en tu vida. Siguiendo las estrategias para manejar el estrés se puede disfrutar de la parte beneficiosa de éste.
Para empezar ¿qué es el estrés? El estrés es el estado que se experimenta cuando percibes que no puedes resolver adecuadamente las exigencias que se te plantean; te sientes bajo presión y no tienen las reservas físicas ni mentales para hacerle frente. Esto puede ser porque no sabes cómo hacerle frente, no tienes los recursos para hacerle frente o estás en mal estado de salud.
¿Qué causa el estrés? Diferentes situaciones pueden causar el estrés, desde una serie de irritaciones menores constantes, presión en el trabajo, problemas personales, preocupaciones financieras, problemas de salud, perfeccionismo, mal manejo del tiempo, baja autoestima, poca confianza en uno mismo, así como las charlas repletas de negativismo que tengas contigo mismo. A veces no hay una causa obvia para el estrés.
¿Cuáles son los síntomas del estrés? La manera en que lidias con el estrés se refleja en cómo te relacionas contigo mismo y como manejas las situaciones que surjan. Si no puedes hacerles frente, experimentas una acumulación de tensiones que pueden afectarte física, psicológica y emocionalmente. Los síntomas del estrés pueden incluir:
– Las señales físicas como dolores de pecho, presión arterial elevada, taquicardias, palpitaciones, ataques de pánico, cansancio constante, calambres o espasmos musculares, antojos, mareos, falta de apetito, morderse las uñas, dolores de cabeza, trastornos estomacales, sensación frecuente de llanto, agitación, trastornos del sueño y una tendencia a sudar. El cuerpo produce químicos que lo preparan para una emergencia. El cortisol libera grasa y azúcar en el cuerpo, reduciendo la eficacia del sistema inmune. A largo plazo, esto puede desencadenar hipertensión, accidentes cerebro-vasculares, ataques cardiacos y otros graves problemas de salud.
– Los síntomas emocionales como sensaciones de ansiedad, miedo, enojo, frustración, enfermedades psicosomáticas y depresión. Los pensamientos pueden llegar a ser confusos y es posible que se preocupe de más por los problemas.
– Los cambios de comportamiento, tales como estar indeciso, inflexible, más sensible a las críticas, irritable, lloroso y agresivo, así como una constante incapacidad para concentrarse.
¿Cómo se puede manejar el estrés? El manejo del estrés implica el reconocimiento de los síntomas del estrés, la identificación de las causas, la adopción de medidas para abordar las causas y por lo tanto reducir los síntomas y en caso necesario, la adopción de medidas provisionales para aliviar los síntomas hasta que las causas subyacentes se hayan abordado. Hay muchas maneras diferentes de manejar el estrés, incluyendo:
-La gestión del tiempo, incluyendo metas y la planificación de acciones, la delegación de tareas y el perfeccionismo.
– Reconocimiento de los comportamientos negativos, aprender a manejar las críticas y el enojo, así como aprender a decir “no”.
– El pensamiento racional, incluyendo el pensamiento positivo, pensamiento distorsionado desafiante y creencias irracionales.
– Auto cuidado, incluyendo la relajación, divertirse, aprender a expresarse, comprenderse a sí mismo, hacer ejercicio, una alimentación sana, un buen equilibrio trabajo-vida, aficiones e intereses en vías de desarrollo, ampliando tu círculo de amistades y el cuidado de tu salud mental.
-Visitando al médico, incluyendo varios tipos de medicación.
– Las terapias de manejo del estrés, incluida la psicoterapia, asesoramiento, masajes, aromaterapia, reflexología y muchos más.
¿El estrés puede ser bueno para ti? El estrés no es necesariamente malo o peligroso y si se puede manejar el estrés de una manera positiva podrás mantener un ritmo de vida sano. Cuando estamos estresados, el cuerpo pasa de un estado de bajo rendimiento a uno de máximo rendimiento, pero a medida que los niveles de estrés continúan aumentando, nuestro rendimiento disminuye de nuevo, ya que se sobrecarga y alcanza un estado de agotamiento y desgaste.Como los niveles de estrés aumentan se pasa de un estado de bajo rendimiento a un estado de máximo rendimiento, pero a medida que los niveles de estrés continúan aumentando nuestro rendimiento disminuye de nuevo, ya que se sobrecarga y alcanzar un estado de agotamiento y el desgaste.
Este estado de excitación emocional es indispensable para la salud de las personas, pues es un motor que nos obliga a retarnos crónicamente y perfeccionarnos. Algunos de los beneficios que se obtienen del estrés es la rápida adaptación a los cambios, un mejor rendimiento y una mayor capacidad productiva; además de que conseguimos placer físico a través de los sentidos, por lo que logramos mantener un estilo de vida ideal.
Soltar el Control
La necesidad de tenerlo todo bajo control es natural en los seres humanos como un instinto de supervivencia. Pero de tomar el control en situaciones que necesitan nuestra presencia. Pero de tomar el control en situaciones que necesitan nuestra presencia –o cuando debemos tomar acción – a veces pasamos a ser controladores, intentando que nuestra manera de trabajar, pensar u organizar sea incuestionablemente la mejor y asumiendo que nuestra intervención es necesaria y beneficiosa para todos.
Nos transformamos en personas que quieren vigilar que las cosas ocurran a nuestra manera. Y tratando de mantener el control, lo perdemos.
Cada vez que crees que estas en control del otro y del mundo que te rodea estas dando a entender que te sientes superior, que no necesitas que nadie te ayude y que solo lo que tú haces está bien; esto tiene unos efectos devastadores para ti, pues resultas cargándote con cosas que no te pertenecen y además irrespetas a quien tu deseas controlar y a ti mismo, pues crees que el otro no puede hacerse cargo por sí mismo, menospreciándolo; y haces lo mismo contigo, pues dudas de tu capacidad de resolver situaciones de manera creativa.
Revisa tu historial personal. El deseo de controlar puede tener sus antecedentes en la infancia, ya sea por falta de armonía en el hogar, por no haber tenido una estructura familiar que nos hiciera sentir seguros o por haber tenido padres controladores. Al repasar esos años podremos descubrir que nuestra actitud actual tal vez sea una respuesta a lo que vivimos en aquel momento.
Cuidarse emocionalmente. La persona controladora tiene tendencia a ser impaciente, irritable y desesperada, quedando a un paso de la frustración y la agresividad, por lo que debe aprender a canalizar las emociones negativas para no reaccionar cuando sienta que pierde el control. Respirar profundamente cada vez que te sientas ansioso ayuda a liberar las emociones toxicas.
Todos lidiamos con el no saber que pasará, lidiamos con probabilidades y con la falta de control, sin embargo no todos afrontamos de la misma manera dicha incertidumbre.
Tal vez sería bueno empezar a preguntarle a quienes te rodean cómo afrontan el tema, qué piensan de la vida y de la muerte, cómo la aceptan y la toleran, cómo logran ser felices a pesar de todo ello.
Aprender de quienes nos rodean cómo lidian con el rechazo, cómo hacen lo que quieren sin importar el qué dirán, cómo se liberan de los mandatos y se lanzan hacia el más allá.
Se darán cuenta que su necesidad de control fluctúa. Puede incluso ser ligeramente diferente en una arena que en otra, pero fluctúa. Por lo tanto, es muy posible que una persona no sea controladora en el trabajo, por ejemplo, aunque ese trabajo pague las cuentas y le proporcione el techo. Porque cuando no está involucrado el miedo al amor, entonces la necesidad de control disminuye. Cuando tiene que ver con relaciones amorosas, esta misma persona tranquila y no controladora puede de pronto convertirse en un tirano. Entonces el sentimiento es, “Aquí es donde no puedo nunca obtener amor, o en donde podría perder el amor, o en donde no puedo responder al amor.” Hay miedo alrededor del amor. Entonces hay control.
La necesidad de control puede entenderse de distintas formas dependiendo de la evidencia de la cual inferimos que los organismos necesitan percibir cierto control sobre su entorno. De esta manera el control puede entenderse como una motivación más o menos básica a través de ciertos comportamientos, que se entiende obedecen a un rasgo o motivo común. También podemos inferir que los sujetos necesitan control tras observar los efectos negativos que su ausencia produce. Por último la existencia de una necesidad de control puede apreciarse cuando observamos los recursos que los sujetos invierten en la restauración de dicho control cuando perciben que éste está siendo amenazado.
Características de quienes buscan tener el control.
- Preocuparse más (no, ¡preocuparte no te dará mayor control!)
- Irritarse ante cualquier situación que cambie de su idea preconcebida.
- Tendencia al catastrofismo, es decir, a creer que va a suceder lo peor.
- Sentimientos de vulnerabilidad e inseguridad.
- Poca tolerancia a la frustración.
- Insatisfacción.
- Culpa .
- Tristeza.
- Crítica extrema.
¿Qué podemos hacer al respecto?
- Aceptar que sólo existen dos certezas en nuestra vida -el error y el fin de ésta-
- Reconocer y aceptar aquello sobre lo cual tenemos poco control o control moderado.
- Reconocer que no es una necesidad tener el control absoluto.
- Aceptar que las situaciones que nos provocan frustración son parte de nuestra vida.
- Aprender de nuestros errores.
- Prever sin exagerar. El control absoluto no es posible.
- Distraerse con actividades gratas.
- Tener horarios, administrar eficazmente el tiempo.
Cómo cultivar confianza
Lo primero que necesitas establecer es el concepto de apoderamiento. He leído varias definiciones que esencialmente lo describen como el poder que permite a las personas actuar o tomar cartas en el asunto. La palabra empowerment o apoderamiento se ha utilizado mucho durante los últimos años principalmente en cuestiones de discriminación hacia ciertos grupos, como los movimientos femeniles. Esta palabra, también puede ser utilizada en el ámbito del Desarrollo Personal siempre y cuando comprendamos cómo utilizarla.
Hoy el término ha trascendido las fronteras de las compañías y las organizaciones, y poco a poco se instala como una palabra que todos podemos usar en nuestras vidas, pero desde un ángulo distinto, porque no es que tengamos que esperar que alguien más nos entregue el poder de vivir, sino que lo que debemos hacer es aprender a tomarlo desde nuestro interior.
El empoderamiento se ha convertido en el paradigma de las teorías del desarrollo. Este concepto ha permitido que los individuos y sociedades que hasta ahora estaban marginados de la toma de decisiones sean ahora el eje central de las intervenciones. Sin embargo, diversos obstáculos como la falta de una definición consensuada y el limitado trabajo empírico relacionado con este enfoque han impedido que las políticas de cooperación internacional hayan incorporado adecuadamente esta terminología.
¿Qué significa el empoderamiento en una persona promedio? Bueno, si queremos apegarnos al significado, podríamos decir que todo comienza con el permiso que se da una persona para hacer algo que le gustaría hacer. Por ejemplo, una persona que no sabe cómo pedir un ascenso, tiene que comenzar permitiéndose el pedir un aumento. Esta es una cuestión de empoderamiento mayor que la de permitirle a alguien más hacer algo. El creer en uno mismo es uno de los atributos del empoderamiento que mejor controlamos. Es muy difícil obtener una meta sin ella.
La confianza en uno mismo se refiere a la seguridad en uno mismo, de estar orgulloso de tus propias habilidades. La confianza te ayudará a ser más positivo, a tomar riesgos y marcarte metas que son alcanzables. Sin embargo, hay una parte dentro de nosotros mismos que no confía y que siempre nos mantiene con dudas. La falta de confianza en uno mismo paraliza y no nos permite tomar decisiones ni ponernos las metas necesarias para lograr lo que realmente queremos.
Si sientes que ya es momento de cambiar las cosas en tu vida y sientes que existen ciertas barreras que te lo están impidiendo, aquí hay un par de cosas que puedes intentar para lograr vencerlas.
Pregúntate porqué. Comienza cuestionándote ¿porqué no puedes cambiar ciertas áreas de tu vida? El ejemplo del ascenso en el trabajo puedes reemplazarlo con metas propias. Es importante que sepas porqué necesitas alcanzar esa meta, ¿qué beneficios traerá a tu vida? ¿Cómo impactará en la vida de tu pareja y familia? Anota todos los posibles motivos positivos que tendría el no lograr dicha meta.
Siempre habrá un nuevo reto que nos pida que volvamos a trabajar nuestra seguridad y autoestima en ese aspecto concreto. La diferencia entre unas personas y otras radica en si creen en sí mismas y en su capacidad de afrontar nuevos retos. Es decir, si ahora tuviese que, por ejemplo, aprender a pilotar una avioneta, no me sentiría nada segura al hacerlo, en lo que sí que estaría seguro es en que mi capacidad de aprendizaje y de trabajo me llevarán a ser una buena piloto.
Si sientes que eres una persona que no tiene confianza en sí misma, debes intentar ser consciente de que posees una identidad plena, esto quiere decir que es necesario que tengas una idea clara de quién eres en realidad, ya que al descubrirte como una persona única, especial, con sus pasiones, su carácter, su sensibilidad, sus gustos, sus errores y aciertos, estarás empezando, paso a paso, a adquirir la confianza en ti misma que crees haber perdido. El “Empoderamiento” es el saber que tenemos el poder de cambiar las cosas, accionarlas y decidir sobre nuestras vidas, pero en consciencia, con respeto y valorando el que todos los otros pueden y deben hacer lo mismo.
Mi secreto para hacer más en un día
Cada día al despertar, mentalmente planificas todo lo que tienes que hacer durante lo que resta del día. Sin embargo, hay muchos obstáculos que pueden dificultarte esto, provocando que no logres concretar ni siquiera una cuarta parte de los planes que tenias en mente. Por el contrario, hay personas que planifican su día y logran terminar lo que está en su lista, incluso se animan a hacer un par de cosas más aún si no lo tenían previsto.
Hay varias formas y secretos que se pueden emplear para hacer las cosas que planificamos, además de la simple “lista” que muchos de nosotros seguro aún escribimos en un papel. A continuación te comparto algunos consejos que implemento para lograr hacer más en un día.
En primer lugar, lo ideal es no empezar el día revisando los mensajes de correo electrónico o tus cuentas en las redes sociales como Facebook o Twitter. Lo creas o no, esto podría generar algo que no tenías planeado (responder mensajes, dejar comentarios, ver algún video o fotografías compartidas, etc.) y te obligarás a desplazar para más tarde cosas que sí tenias previstas. Esos valiosos minutos frente a la computadora podrían ser los minutos que necesites para llegar a tiempo a algún lado ¿no lo crees?
Cuando estés en tu sitio de trabajo, evita todas las conversaciones innecesarias que te distraigan con tus compañeros de trabajo, incluidas las aplicaciones como el skype o Messenger. Procura tener tu teléfono celular en modo silencioso para evitar interrupciones, salvo cuando estés esperando una llamada importante. Recuerda que al no ser interrumpido no solo vas a terminar tu trabajo con mayor rapidez sino que corres menos riesgos de equivocarte en el proceso.
Evite realizar varias tareas al mismo tiempo. Muchas personas creen que realizar varias tareas al mismo tiempo es bueno y no voy a negar que puede ser bueno y que existe la posibilidad de terminar tus metas establecidas, sin embargo, tu concentración no estará puesta en uno solo de tus pendientes, por los que podrás cometer algún error o confusión, por otro lado, al querer realizar varias cosas al mismo tiempo te desgastas más rápido y quizás te sientas cansado mucho antes de concluir con tu lista del día.
Puedes optar por delegar algunas tareas o funciones a personas de confianza o los que consideres más eficientes (en el caso de que trabajes en equipo o tengas empleados a tu cargo). Por ejemplo, es posible que contrates a una persona calificada que termine algunas de tus tareas con tu supervisión. A medida que delegas ciertas funciones o tareas, habrá una diferencia significativa en la productividad tanto del departamento a área en que te encuentres así como la personal, pues te sentirás satisfecho por lograr tus objetivos planteados.
Mientras te encuentres planificando la lista de tareas que debes concluir, recuerda que es importante crear una jerarquía, de modo que las actividades o tareas más importantes encabecen la lista, dejando a lo último aquellas que no requieran una solución o ejecución inmediata. Empezar con lo más pesado pudiera no sonar muy alentador pero es lo ideal. Al concretar los pendientes más importantes en la orden del día estás disminuyendo con ello tu carga de trabajo y al mismo tiempo te deshaces del estrés que te generan tantas responsabilidades inconclusas.
Es necesario que tomes decisiones aún cuando sean difíciles. Postergar las cosas solo ocasiona que sea más difícil tomar decisiones concretas que te permitan tomar cartas en el asunto. Cuando tomas decisiones sobre alguna actividad o tarea por cumplir, puedes comenzar a trabajar en ello cuanto antes, lo cual será mucho mejor no solo para ti sino para las personas involucradas en tu área de trabajo.
No todos los trabajos son iguales, aunque algunos pueden tener sus similitudes. Lo importante es encontrar las técnicas o tácticas que te faciliten terminar con tus pendientes, gestionar mejor tu tiempo y desempeñarte con profesionalismo, dando como resultado la productividad laboral que tanto tu como tus jefes esperan.