¿Porque es tan peligrosa la procrastinacion?

La tendencia de la procrastinación puede afectar muchas áreas de tu vida. Y es que claro, cuando dejamos las cosas para después no podemos esperar más que consecuencias negativas. Al final terminamos preguntándonos el motivo por el que pospusimos las cosas aunque ni así aprendemos la lección de que dejar las cosas para otro momento no nos trae ni un solo beneficio.

procrastinationEn el mundo laboral, la procrastinación tiene un precio bastante alto e invisible. La persona, como decíamos, conscientemente, elige evitar actividades de cualquier grado de importancia en su vida en forma innecesaria. Por ejemplo, un ejecutivo que aplaza a diario una reunión para evitar situaciones conflictivas o un estudiante universitario, que sistemáticamente posterga preparar sus exámenes. Esta mala costumbre no tiene nada que ver con la noción de gestión del tiempo. Esta profundamente vinculada con criterios psicológicos como la autoestima débil (después de todo, la procrastinación es un mecanismo en el cual nos impedimos realizar lo que dijimos querer realizar), la búsqueda de objetivos o la reacción al trabajo

 La procrastinación no se trata solo de dejar las cosas importantes a un lado para hacer algo más divertido o interesante, sino que también puede ser aplicada en nuestro trabajo. Quizás ya te ha ocurrido que tienes algo muy importante y específico que hacer, pero en ese preciso momento alguna otra tarea o pendiente resulta mucho más atrayente.

En ocasiones esta tendencia puede resultar productiva. Quizás pudieras no tener terminado ese reporte tan importante para el final del día pero tu oficina está limpia, terminaste de archivar los papeles en tu escritorio y te ocupaste de todos esos emails que no habías eliminado.

El problema es que ese tipo de procrastinación te permite ser productivo pero no de la manera en que debieras y ese reporte o el pendiente que tanto precisa sigue incompleto o peor aún, ¡ni siquiera has empezado!

Para evitar caer en este tipo de procrastinación debes comenzar a ser más honesto contigo mismo sobre las tareas o pendientes que verdaderamente precisan, es decir, los que necesitan de tu atención lo antes posible. Posponer una tarea importante por un periodo breve, porque te sientes particularmente cansado no es  dilación, siempre y cuando no demores el inicio durante más de un día o dos, y siendo esto un evento ocasional. Si  tienes una buena razón para reprogramar algo importante, entonces no estás necesariamente en una actitud de procrastinar. Pero si estás simplemente buscando “una excusa”, porque realmente no quieres hacerlo, entonces si lo estás haciendo.  Debes  aprender que el trabajo también es una forma de procrastinación y por ende debes estar más alerta de este tipo de comportamiento. Si tu prioridad es terminar un reporte, no te entretengas con tareas de menor importancia y urgencia.

 La mayoría nos dan plazos para entregar los trabajos asignados, y aunque en esta sociedad posmoderna mediada por la inmediatez nos han acostumbrado a cumplir desde la escuela misma, en ocasiones fallamos en alguna entrega, debiendo improvisar una solución y llegando a salir bien librados de la situación; suele pasar. La procrastinación no es una costumbre que nazca de la noche a la mañana, de hecho para ser un costumbre tiene que ser una actividad que se repite cada vez más con mayor frecuencia. Eventualmente este comportamiento se vuelve algo tan común y constante que dejamos de ser conscientes de ello.

Si te has encontrado a ti mismo posponiendo tareas importantes una y otra vez, déjame decirte que no estás solo. De hecho, muchas personas posponen hasta cierto punto. Pero algunas se encuentran tan afectadas por esta característica, que se podría decir que sufren de una dilación crónica, que los frena inclusive para alcanzar su potencial total y puede incluso alterar la ejecución de sus carreras. Recuerda, la procrastinación tiene ventajas: no, la gestión del tiempo y de las planificaciones tiene ventajas, pero la procrastinación no presenta ventaja porque es una costumbre negativa y desvalorizante.

La clave para controlar este hábito destructivo, es reconocer cuando comienzas a postergar las cosas, entender por qué sucede (incluso al mejor de nosotros), y tomar medidas de acción para administrar tu tiempo y obtener mejores resultados.

 

 

 

 

Hábitos para ser más organizado

A algunas personas les gusta vivir en el desastre. Otras, no conocen otra manera de vivir si no es en el medio del caos que gobierna su casa, su escritorio e incluso, hasta su mente. Lo que estas personas no saben es que una vida más organizada no requiere de grandes sacrificios ni de complicados programas, sino de adquirir hábitos que se practiquen a diario.

Hábitos para ser más organizadoEl secreto para ser una persona organizada es, que no existe tal  cosa como un secreto. La base de un estilo de vida mucho más organizado consiste en el desarrollo de hábitos que eventualmente le darán a tu vida esa armonía que buscas. Los hábitos de una persona ordenada pueden aplicarse en su trabajo, en su casa, con sus hijos, en los espacios en que se desenvuelve y en general, en cualquier sitio que requiera orden. En lugar de darte una detallada lista de consejos para tener tu closet organizado, te daré un par de consejos que puedes utilizar en cualquier momento.

Lo primero que tienes que hacer es ser consciente de que no puedes deshacerte del desastre en un parpadeo. No hay manera de que una persona pueda ser organizada de la noche a la mañana. Debes comenzar a trabajar el hábito del orden de a poco. Por ejemplo, durante una semana asegúrate de no dejar ropa sucia por toda la habitación y pasada otra semana, concéntrate el regresar las cosas a su lugar. No intentes poner en práctica todos estos cambios al mismo tiempo o te sentirás abrumado y dejarás de intentarlo. Lo más eficiente y práctico sería dejar cada cosa en su sitio, de esta manera siempre podríamos saber dónde está cada cosa y no malgastar tiempo en buscarlo. Acabaríamos ahorrando muchos minutos perdidos y al fin y al cabo no viviríamos en un completo desorden en el que nos invada el estrés cuando tengamos que buscar un esquema importante para preparar un examen. Es frecuente en tiempo de exámenes ver como algunos tienen que descomponer una torre apilada de hojas para encontrar una hoja en concreto.

También puede implementar estos nuevos hábitos destinando de 30 a 60 minutos por día para organizarte, al menos en un principio, hasta que esta organización se dé de manera natural. Entonces, por ejemplo luego de un par de semanas bastarán con unos 10 minutos para acomodar las cosas en su lugar o para deshacerte de esas cosas acumuladas que ya no sirven.

Una vez que este punto ha quedado en claro, pasemos a los hábitos que debes implementar:

Mientras menos cosas, más fácil es organizar: he visto que con frecuencia la gente intenta organizar sus cosas, ya sean proyectos inconclusos o pertenencia, pero mientras más cosas haya que organizar más complicado será. Por ejemplo, si tienes un cajón atiborrado de objetos de oficina seguramente puedes comprar varios organizadores y meter ahí todos esos objetos, pero eventualmente tendrás muchas cosas organizadas que no utilizas o que no necesitas tener a la mano. Entonces, mi recomendación es que te deshagas de aquellas cosas que no necesitas más y te concentres en mantener organizadas y a la mano aquellas que sean verdaderamente necesarias.

2. Haz una lista: seguramente te es difícil mantener una lista mental de pendientes y por ende, como a la mayoría de las personas, en ocasiones esos pendientes siempre se olvidan y nos ocasionan momentos desagradables. Para poder ser más organizado la mejor manera de tener las cosas listas será haciendo una lista donde indiques las tareas e ideas que debes tener listas para el final del día para así mantener un orden y principalmente, no sentirte abrumado por tener que hacer tantas cosas al final del día, sino que las podrás distribuir a lo largo del mismo.

3. Un lugar para cada cosa: aunque es el hábito más simple, también es el más práctico. Basta con que le asignes un lugar a cada cosa para evitar perder valioso tiempo. Poner etiquetas te pueden ayudar a recordar cual es la casa de algo. Así cuando encuentres  algo en tu mesa o por ahí, sabrás que no pertenece ahí, y deberás dejarlo en su caja y no en otro lado.

Si tienes todo organizado, puedes descansar y disfrutar lo bueno que es. Ser organizado y tener todo simplificado en tu casa o tu trabajo es una tremenda satisfacción. Pero el problema es que un rato después, las cosas empiezan de nuevo a ponerse desorganizadas y acumularse. Todo tiende al caos. La solución: tienes que desarrollar un sistema para mantener un organización funcionado

¿Cómo lidiar con los patrones de pensamiento negativo?

Cientos de pensamientos negativos atraviesan nuestra mente cada momento del día. Y si bien algunos de esos pensamientos puede que tengan sentido, otros tantos no lo tendrán. Algunos de estos pensamientos pueden ser prácticos, como aquellos que nos recuerdan lo que debemos comprar o hacer ese día o al siguiente. Algunos de los tantos pensamientos que tenemos suelen ser de reflexión y nos permiten expandir nuestra mente, gracias a lo que más tarde dará pie a pensamientos creativos e ideas.

Sin embargo, de entre esta basta ramificación de pensamientos también existen aquellos en los que nos etiquetamos como personamos inútiles y carente de habilidades. La peligrosidad de los pensamientos negativos se debe a que suelen ser auto – destructivos e incluso, nos pueden sabotear. Los pensamientos negativos funcionan en muchos casos como una especie de grillete que nos impide movernos libremente hacia otra fase en la que podemos ser más felices y desarrollarnos.

Imagínate que tienes el mal hábito de insistir con los mismos pensamientos negativos una y otra vez. Y supón que existe una manifestación física externa asociada a ellos. Los pensamientos negativos son algo tan simple como un “Me siento deprimido”, “No me gusta mi trabajo” o “No puedo hacer esto o eso otro”. Pero ¿Cómo se puede romper este patrón de pensamientos negativos cuando es algo que se encuentra en tu mente?

En realidad, existen varias formas en las que se puede desacondicionar un patrón de pensamiento negativo. La idea básica consiste en sustituir el viejo patrón por uno nuevo. En ocasiones cuando buscamos resistirnos mentalmente al pensamiento negativo suele ser contraproducente, pues simplemente te estarás esforzando y harás las cosas mucho peores. Mientras más te esfuerces por ir contra ese patrón de pensamientos negativo, mayor será la resistencia que opondrá.

Para vencer la tendencia al negativismo puedes usar las llamadas “Técnicas de Distracción” que consisten en desviar tu atención de una emoción negativa, a una actividad placentera.

Consisten básicamente en elegir una actividad que para ti sea placentera y después comienza a realizarla.  Se trata de hacer una conducta (leer, cantar, cocinar, escribir, etc) y por tanto activar músculos, atención, pensamiento, etc. Esto supone dejar de centrarte en algo negativo, ya que no se puede tener dos actividades opuestas al mismo tiempo en el organismo.

Técnica de externalización que es el acto de centrar tu atención en sensaciones que se originan fuera del cuerpo. La externalización funciona porque distrae tu atención haciendo que te centres en lo externo, impidiendo así que aparezca el malestar. Consiste en usar uno o más sentidos para centrarte en alguna sensación externa: Observando minuciosamente, escuchando atentamente, sintiendo las texturas, oliendo o saboreando.

Técnica de la repetición: contar baldosas, las líneas o grietas del suelo, tamborilear con los dedos alguna canción, enrollar un trozo de papel de manera sistemática. Si haces esto no puedes estar recreándote en tu pensamiento negativo.

Técnica antimonotonía: a veces realizar las actividades de forma habitual hace que éstas se vuelvan desagradables para nosotros. Cambia la decoración de tu habitación, de tu puesto de trabajo. Vuelve a casa por otro camino o modifica el lugar donde haces tus compras. A veces basta con que algo sea novedoso para que sea más placentero. Las actividades que han llegado a ser automáticas porque se realizan a menudo, no funcionan para positivizar el pensamiento porque no necesitas emplear toda tu atención.

Técnicas simples que requieran concentración: recordar la letra de una canción que te gusta, determinar cuál va a ser el costo de una compra, pensar en un acontecimiento que te sea de agrado o alegría. En cambio ¿qué crees que hace tu cerebro si sólo estás pensando y hablando de cosas negativas? Pues hace que se manifieste en mayor intensidad, ya que gran parte de tu actividad cerebral está centrada en sólo ese asunto.

Puede que las técnicas de distracción no hagan que tus pensamientos negativos  desaparezcan por completo, pero te ayudarán a dedicar atención a otras cosas y hacer que ese patrón de pensamientos  sea más fácil de manejar.

Técnica de la conversación: conversar es una forma efectiva de distracción que puede usarse casi en cualquier lugar. La conversación sirve más como distractor cuando se es el conversador activo más que el oyente pasivo. Ojo, si eliges usar esta técnica no lo hagas con alguien que sea negativo o se encuentre en un mal momento emocional, ya que te generará más dolor.

¿Es posible mejorar el IQ?

El CI son las siglas de cociente intelectual. Entonces, ¿qué es el CI? El CI es una medida de la inteligencia expresada en un número. El CI de una persona se puede calcular haciendo que esa persona realice un test de inteligencia. El CI medio es de 100. Si consigue un CI superior a 100, es más inteligente que la media y una puntuación inferior significa que es (de alguna forma) menos inteligente. Algunas de las maneras en que podemos ejercitar nuestro cerebro y mejorar nuestro IQ son:

Es posible mejorar el IQHacer ejercicio. Caminar 45 minutos al día, tres veces por semana, estimula la producción del factor neurotrófico derivado del cerebro, una proteína que contribuye a la formación de neuronas nuevas, al aumento de conexiones sinápticas y al aprendizaje. Estudios dirigidos por Arthur Kramer, de la Universidad de Illinois en Urbana – Champaign, y por Kirk Erickson, de la Universidad de Pittsburgh, han demostrado que el ejercicio aumenta la sustancia gris en la región del hipocampo que procesa conocimientos nuevos, en particular la relación entre los distintos elementos de información que conforman los recuerdos complejos. Esto tal vez no eleve su CI, pero atiborrar su corteza cerebral con información sin duda lo volverá más erudito.

Ingerir los alimentos correctos. Si bien es cierto que una dieta saludable se asocia con un menor riesgo de contraer enfermedades como la diabetes y el mal de Alzheimer, y de sufrir ataques de apoplejía -los cuales dañan las funciones cerebrales-, no existen pruebas firmes de que los complementos vitamínicos o ciertos alimentos ricos en antioxidantes aumenten la inteligencia. Sin embargo, los científicos tienen la mira puesta en algunos de ellos. Por ejemplo, varios estudios en pequeña escala indican que la cúrcuma y el jugo de granada podrían mejorar la memoria y otras funciones cognitivas.

Consumir cafeína. La cafeína estimula el sistema nervioso central, bloqueando la adenosina, un neurotransmisor que produce un efecto relajante en el cuerpo. Sin embargo, según un estudio publicado en Nature en 2011, la cafeína es capaz de mucho más. En ratones, esta sustancia fortalece las conexiones neuronales. En un experimento, las ratas a las que se les dio un equivalente humano de dos tazas de café, mostraron una actividad eléctrica más poderosa entre las neuronas de una parte del hipocampo, llamada CA2. Una conexión más fuerte en esta área implica un mejor aprendizaje y una mejor capacidad de memoria. La autora de este estudio, Serena Dudek, del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de EE.UU., señala a La Tercera que sus estudios aún no aseguran que la cafeína aumente la inteligencia en los seres humanos, pero que si lo hace, se debería a este mismo proceso.

Aprender un nuevo idioma. ecientes investigaciones señalan que aprender al menos un segundo idioma implica un ejercicio cerebral muy completo, pues requiere la participación de muchas partes del cerebro, tales como la corteza izquierda temporal media, la corteza inferior frontal y un conjunto de regiones frontales y subcorticales. Como resultado de esa actividad cerebral, aumenta la materia gris y mejoran considerablemente todas las funciones cognitivas, la capacidad de lenguaje, la inteligencia, la atención, la memoria y la percepción. Así mismo, se dice que aprender un segundo idioma podría ayudar a equilibrar el envejecimiento y deterioro del sistema nervioso, incluso podría retrasar cuatro años la enfermedad de Alzheimer

Jugar ajedrez o haciendo puzles. Un estudio realizado en el año 2003 en el Albert Einstein College of Medicine encontró evidencia de que someter al cerebro a juegos mentales puede evitar la demencia. Los sujetos que mejores resultados mostraron fueron aquellos que practicaban el ajedrez. Si bien el estudio fue alentador, todavía la literatura científica al respecto no es concluyente. Otro ejemplo es el estudio de Robert Wilson (2007), investigador del Centro Médico Universitario de Chicago, en donde afirma que el ejercicio mental retrasa el inicio del deterioro cognitivo. En ese sentido, el Alzheimer es una enfermedad que ataca la memoria y la concentración, además de otras capacidades mentales, siendo las dos primeras las principales capacidades que se desarrollan jugando al ajedrez.

Por otro lado, los crucigramas y el cubo Rubik son rompecabezas  mentales que sin duda puede aumentar su nivel de coeficiente intelectual. Los puzzles mejoran su nivel de memoria y ayudan a mantener la memoria de corto plazo y el poder de concentración. Estas actividades se han demostrado para proteger de la demencia que suele ocurrir a una edad avanzada.

Escribir a mano. Tiene ventajas para el cerebro, según apuntan recientes investigaciones. Entre otras cosas, ayuda a fijar conceptos, a aprender un nuevo idioma y a mantener la mente activa. Gracias a imágenes de resonancia magnética, científicos de la Universidad de Indiana (EEUU) han visto que al escribir a mano se activan más regiones del cerebro y se favorece el aprendizaje de formas, símbolos y lenguas. Esta técnica ayuda a expresar mejor los pensamientos y las ideas. Incluso para algunos trastornos neurológicos, la habilidad en esta escritura puede servir como una herramienta de diagnóstico.

¿Podemos confiar en la intuición?

Steve Jobs durante el famoso discurso de apertura de la Universidad de Stanford en el 2005 le aconsejó a los estudiantes a “no permitir que las opiniones de los demás ahogasen su propia voz interior” sino que “tuvieran el coraje para seguir su corazón y su intuición”.

Pocos profesionales en la materia niegan que poseamos una mente perspicaz con Steve Jobs durante el famoso discurso de apertura de la Universidad de Stanford en el 2005 le aconsejó a los estudiantes a “no permitir que las opiniones de los demás ahogasen su propia voz interior” sino que “tuvieran el coraje para seguir su corazón y su intuición”.

Pocos profesionales en la materia niegan que poseamos una mente perspicaz con una gran fortalece, una gran alegría u una gran creatividad. Sin embargo, como científicos su tares es la de comprender como es que nuestra mente funciona.

Reconocer la intuición puede ser una gran herramienta para tomar mejores decisiones, libres de prejuicio y sin la carga emocional que por lo general tienen nuestras acciones. Pero aprender a reconocerla no es fácil, primordialmente porque nunca lo hemos practicado.

La intuición es el primer chispazo que se nos viene a la cabeza cuando queremos tomar una decisión. Muchas veces el qué es la intuición se confunde con otro tipo habilidades que poseemos como seres humanos, lo que sin duda nos aleja de poder usarla de manera efectiva en las decisiones que tomamos en el día a día.

Algunas definiciones del diccionario nos dicen que la intuición es: “La facultad de conocer, o conocimiento obtenido, sin recurrir a la deducción o razonamiento”, “Percepción clara, íntima, instantánea de una idea o verdad, como si se tuviera a la vista y sin que medie razonamiento”.

Por tanto nos podemos referir a la intuición como cualidad de los intuitivos, como acción de intuir y también como mensaje intuido.

Tal vez al intentar entender cómo nuestras intuiciones pueden engañarnos es que podríamos aprender a dominar la perspicacia de nuestra mente y así cultivar una mayor fuerza, así como la capacidad creativa y reflexiva.

Te aseguro que podemos encontrar un sin fin que tratan de explicar cómo funciona la intuición y de ellos puedo destacar en particular, que se ha puesto de moda afirmar que los métodos intuitivos para pensar y tomar decisiones son superiores a los métodos analíticos.

Esto es un argumento tentador ya que la intuición a menudo se asume como una manera de elegir cosas de manera rápida sin tener que recurrir a la deliberación racional.

Y, si bien es cierto que la intuición puede tomarnos el pelo muchas veces, – sobre todo cuando nos dejamos guiar por ella en una situación en la cual no tenemos experiencia alguna -.

Sin embargo, muchas personas opinan que mientras mayor es la experiencia que poseemos sobre un tema determinado mayor será la velocidad con la que el cerebro crea ciertas conexiones, lo que agiliza por ende la toma de decisiones.

Es en esas circunstancias en las que la intuición se vuelve la manera más adecuada de dar solución a un problema.

Cuando la intuición es la que lleva las riendas te resultará un tanto más difícil justificar tu respuesta o decisión sobre todo si se trata de una situación que implica a otra u otras personas.

Por ejemplo si quieres iniciar un negocio y tú socio simplemente no está seguro de ello porque te has basado en tu intuición para tomar decisiones importantes.

Soy de la opinión de que no es lo más conveniente mostrarte indiferente hacia alguien con una gran experiencia en su campo que toma una importante decisión intuitivamente, y sin embargo prefieres dejarte aconsejar por interminables razonamientos, discusiones, datos y estudios que, al contrario de lo que se piensa, no hacen más que nublar el horizonte y arruinar las ideas.

Es importante tomar en cuenta que una intuición es como el agua que se evapora y es tan frágil como el recuerdo de un sueño al despertar. A veces el escepticismo, los prejuicios y convencionalismos, hacen que perdamos de vista la idea inicial que nos había traído la intuición.

Es por esta causa que es conveniente anotar inmediatamente lo que se recibe. No es suficiente reconocer una intuición, se la debe comprender y obedecer aunque a veces pueda parecer desagradable.

La gran virtud de la intuición es justamente que surge previa al proceso de enmascaramiento de la realidad. No se saca ningún provecho con ella a pesar del gran beneficio que podría reportarte si te acostumbraras a percibir sus señales o indicaciones.

La intuición ayuda al ser humano a captar una situación, hecho o persona que podría ser perjudicial. A menudo el miedo a que nuestra intuición tenga una justificada realidad nos hace bloquearla, negarla obstaculizando su reflexión.

Una gran fortaleza, una gran alegría o una gran creatividad. Sin embargo, como científicos su tares es la de comprender como es que nuestra mente funciona. Reconocer la intuición puede ser una gran herramienta para tomar mejores decisiones, libres de prejuicio y sin la carga emocional que por lo general tienen nuestras acciones. Pero aprender a reconocerla no es fácil, primordialmente porque nunca lo hemos practicado.

La intuición es el primer chispazo que se nos viene a la cabeza cuando queremos tomar una decisión. Muchas veces el qué es la intuición se confunde con otro tipo habilidades que poseemos como seres humanos, lo que sin duda nos aleja de poder usarla de manera efectiva en las decisiones que tomamos en el día a día.

Algunas definiciones del diccionario nos dicen que la intuición es: “La facultad de conocer, o conocimiento obtenido, sin recurrir a la deducción o razonamiento”, “Percepción clara, íntima, instantánea de una idea o verdad, como si se tuviera a la vista y sin que medie razonamiento”.

Por tanto nos podemos referir a la intuición como cualidad de los intuitivos, como acción de intuir y también como mensaje intuido.

Tal vez al intentar entender cómo nuestras intuiciones pueden engañarnos es que podríamos aprender a dominar la perspicacia de nuestra mente y así cultivar una mayor fuerza, así como la capacidad creativa y reflexiva.

Te aseguro que podemos encontrar un sin fin que tratan de explicar cómo funciona la intuición y de ellos puedo destacar en particular, que se ha puesto de moda afirmar que los métodos intuitivos para pensar y tomar decisiones son superiores a los métodos analíticos.

Esto es un argumento tentador ya que la intuición a menudo se asume como una manera de elegir cosas de manera rápida sin tener que recurrir a la deliberación racional.

Y, si bien es cierto que la intuición puede tomarnos el pelo muchas veces, – sobre todo cuando nos dejamos guiar por ella en una situación en la cual no tenemos experiencia alguna -.

Sin embargo, muchas personas opinan que mientras mayor es la experiencia que poseemos sobre un tema determinado mayor será la velocidad con la que el cerebro crea ciertas conexiones, lo que agiliza por ende la toma de decisiones.

Es en esas circunstancias en las que la intuición se vuelve la manera más adecuada de dar solución a un problema.

Cuando la intuición es la que lleva las riendas te resultará un tanto más difícil justificar tu respuesta o decisión sobre todo si se trata de una situación que implica a otra u otras personas. Por ejemplo si quieres iniciar un negocio y tú socio simplemente no está seguro de ello porque te has basado en tu intuición para tomar decisiones importantes.

Soy de la opinión de que no es lo más conveniente mostrarte indiferente hacia alguien con una gran experiencia en su campo que toma una importante decisión intuitivamente, y sin embargo prefieres dejarte aconsejar por interminables razonamientos, discusiones, datos y estudios que, al contrario de lo que se piensa, no hacen más que nublar el horizonte y arruinar las ideas.

Es importante tomar en cuenta que una intuición es como el agua que se evapora y es tan frágil como el recuerdo de un sueño al despertar.

A veces el escepticismo, los prejuicios y convencionalismos, hacen que perdamos de vista la idea inicial que nos había traído la intuición.

Es por esta causa que es conveniente anotar inmediatamente lo que se recibe. No es suficiente reconocer una intuición, se la debe comprender y obedecer aunque a veces pueda parecer desagradable.

La gran virtud de la intuición es justamente que surge previa al proceso de enmascaramiento de la realidad. No se saca ningún provecho con ella a pesar del gran beneficio que podría reportarte si te acostumbraras a percibir sus señales o indicaciones.

La intuición ayuda al ser humano a captar una situación, hecho o persona que podría ser perjudicial. A menudo el miedo a que nuestra intuición tenga una justificada realidad nos hace bloquearla, negarla obstaculizando su reflexión.