Para muchos de nosotros, una agitada semana laboral tiende a terminar con un fin de semana repleto de tareas y pendientes en casa, toneladas de ropa que lavar, pasto que cortar, reparaciones entre otras tareas y obligaciones. Con estos horarios que parecieran no permitirnos ni respirar, la idea de tomarse el día entero para tenderse en el sofá a relajarse parece una broma. Pero aunque para algunos tomarse un día entero para descansar podría sonar como un lujo que no pueden costear, en realidad un día de descanso podría ser una buena forma de improvisar nuestra salud, de modo que sí, un día entero para descansar debería ser permisible, porque es importante descansar.
Nuestro cuerpo requiere de descanso para estar saludable. El impacto y los efectos negativos que ocasiona el estrés como músculos tensos e irritabilidad, aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, tales como enfermedades del corazón y cáncer. Incluso los estudios han revelado que no tomarse un periodo para descansar incrementa el riesgo de sufrir ataques al corazón en los hombres en más de un 30%. Más que considerar un día de descanso como un lujo, deberíamos considerarlo una necesidad.
Tomarse un día de descanso no es una invención de este siglo. Al contrario, desde que las culturas y las religiones existen en todo el mundo, esta tradición ha persistido. Pero claro, no necesitas practicar ninguna religión en concreto para tomarte un día para relajarse, sin importar lo que el concepto signifique para ti.
Para muchos de nosotros, la idea de de tomarse un día entero de la semana para descansar podría sonar estresante por sí mismo. Un día libre suele asociarse a la idea de “un día perdido”, un día en el que la lista interminable de pendientes solamente se alarga, un día en el que no necesariamente haremos algo de utilidad. La culpa es la principal culpable de que no podamos descansar y a menudo es la que nos reprende mentalmente hasta porque nos levantamos tarde un domingo en lugar de haber aprovechado la mañana.
Lo que ocurre es que nuestro sentido de “valor” está asociado con cosas materiales, tangibles y que nos sirven como una prueba de que nuestro trabajo ha tenido frutos, por lo que se nos dificulta estar sin hacer nada. Y ya que todo el mundo a nuestro alrededor trabaja sin descanso, lo lógico sería que nosotros también lo hiciéramos para no parecer una persona floja o auto indulgente si hacemos lo opuesto.
Forzarnos a nosotros mismos todo el tiempo para ser más productivos en realidad nos hace mucho menos productivos. Nuestro cuerpo requiere – y no por gusto – de periodos regulares de descanso para poder funcionar de manera correcta y retomar nuestra jornada. Mientras que el estrés nos atrae enfermedades y fatiga, la relajación nos vuelve físicamente más sanos. Muchos estudios confirman la importancia del descanso, ya que tanto en pequeñas como en grandes dosis, permiten que nuestro cerebro trabaje a su máxima capacidad. Es bastante simple, pero un día entero de descanso podría ser el incentivo que te mantenga productivo el resto de la semana.
Un día libre también puede ayudarte a mejorar tus relaciones, tanto en casa como en el trabajo, ya que puedes interactuar con tus hijos, tu pareja y tus colegas sin las tenciones del trabajo o la casa encima, lo cual es mucho mejor que pasar tan solo un rato con ellos. Y lo más importante s que nos ayudará a ser más longevos, ya que las tensiones se alejaran y habrá menos riesgo de contraer o desarrollar enfermedades serias.
Tomarte un día libre no tiene porque ser una odisea. Al contrario, un día libre lo puedes organizar de la manera en que quieras. Comienza pensando en qué es lo que necesitas dejar a un lado para empezar y luego, considera qué es lo que te despeja la mente. Puede ser algo específico, como salir a dar un paseo, o comenzar por dormir un rato más de lo habitual. Piensa en las actividades, las obligaciones y las actitudes que no te permiten descansar y evítalas a toda costa. Si por ejemplo, considerar que preparar el almuerzo es una obligación, entonces puedes dejar la comida lista desde un día antes o bien, ordenar comida a casa o salir a almorzar fuera con tu familia. Si por el contrario te gusta cocinar, aprovecha ese día para hacer un elaborado platillo que disfrutarán tanto tú como tu familia. Pregúntate lo mismo con respecto a otras tareas en el hogar y si las consideras una obligación, entonces evítalas lo más que puedas durante tu día libre.