Un abrazo es la manera más sencilla de decir a alguien que le aprecias y que le quieres, pero sus beneficios van mucho más allá. En los últimos tiempos muchas entidades se han preocupado por investigar acerca del provecho de los abrazos para nuestra salud física y, sobre todo, mental.
Los estudios de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, se han centrado en asegurar que los abrazos sirven para evitar la muerte de neuronas, si se reciben al ser un pequeño querubín; mientras que en la Universidad de Carolina del Norte garantizan que este contacto físico entre las personas libera oxitocina, que se conoce como la “hormona del amor”.
Así pues, un abrazo es beneficioso para el ser humano, y de esto podemos darnos cuenta sin recurrir a los intrincados estudios de las universidades de Estados Unidos. Cuando recibimos un abrazo nos sentimos menos solos, nuestro nivel de ansiedad se reduce, liberamos estrés y tantas otras cosas que, en definitiva, nos hacen sentirnos un poquito más felices.
Paul Zak y su reto de 8 abrazos
Para Paul Zak, pionero de Neuroeconomía y profesor de Psicología, ha relacionado la hormona de la oxitocina con la moral y lo que es más importante con la empatía que podemos llegar a sentir con los demás. Para él, segregar oxitocina es clave para la generosidad y la manera más fácil de liberar la hormona es dar abrazos.
La dosis de achuchones que se necesitan para cambiar nuestro ánimo, según Zak, es de ocho abrazos diarios. Por eso, su reto nos invita a observar detenidamente cuanto contacto físico tenemos al día y con cuantas personas y a aumentarlo poco a poco para comprobar que vamos siendo más positivos y felices cada vez.
Los efectos de la felicidad
Una de las cosas que aumenta en nosotros al abrazar (o lo que es igual, al tener cierto contacto físico con una persona) es la confianza y la seguridad. Además, cuando recibes un abrazo o caricia aumenta el autoestima porque nos sentimos más queridos y más cerca de otras personas.
Por otro lado, también tiene beneficios físicos ya que las hormonas que se liberan en un abrazo favorecen el rejuvenecimiento del cuerpo porque aumenta el nivel de oxígeno en la sangre. Además, reduce la presión arterial y hace que el riesgo de padecer demencia sea menor.
En definitiva, un abrazo es un relajante muscular sin contraindicaciones y aumenta los niveles de felicidad y bienestar.