El estrés es un elemento presente en la vida de toda persona. Algunas personas saben sobrellevar su estilo de vida ocupado y son capaces de lidiar con el estrés de manera efectiva a diario. Otras personas por el contrario, se sienten tensas todo el tiempo y se sienten abrumados por el más mínimo cambio de sus actividades establecidas en su rutina. La mayoría de las personas viven en un punto intermedio de estrés aunque cuando éste se dispara puede resultar problemático. El estrés se vuelve peligroso cuando una persona:
– No puede dormir adecuadamente debido a que las preocupaciones le quitan el sueño.
– Se siente impaciente o irritable a la menor provocación.
– No es capaz de concentrarse en una sola cosa debido a sus preocupaciones.
– Se le dificulta mucho tomar decisiones.
– Bebe o fuman más.
– No disfrutan demasiado de los alimentos.
– Son incapaces de relajarse pues siempre siente que hay algo que deberían estar haciendo.
– Se sienten tensos. A menudo existen síntomas físicos que se deben a las hormonas, como:
-Sentirse enfermos (nauseabundos)
-Sentir un nudo en el estómago.
-Sentir las manos sudorosas.
-Sentir la boca seca.
-Sentir el corazón acelerado.
Dolor abdominal y tensión en los músculos.
Te preguntarás si ¿El estrés es dañino? Pues bien, Estudios recientes mostraron que en realidad el estrés es un modo de defensa del cuerpo y que es una cosa buena, ya que en corto plazo alarga la capacidad de trabajo y rapidez de hacer las cosas. Sin embargo, a largo plazo puede tener consecuencias catastróficas, ya que poco a poco va disminuyendo la capacidad mental, produce problemas como insomnio, gastritis, colitis, e incluso un paro cardiaco, además de la falta de atención debido a que se piensa en cosas que parecen más importantes, pero que en realidad sólo disminuyen la capacidad de trabajo, etcétera.
Y ahora bien ¿Cómo podemos evitar el estrés? Las causas del estrés han cambiado enormemente, pero la primitiva respuesta del ser humano ante ellas ha permanecido inalterada. La civilización ha creado nuevas presiones, que ponen a prueba nuestra capacidad de sobrevivir. El empleo de esta facultad física ya no sirve para enfrentarse a las situaciones estresantes de la vida cotidiana en el mundo moderno; por tanto, muchas veces el cuerpo no da la respuesta adecuada a estos problemas. Ello no resulta perjudicial en sí mismo, siempre y cuando podamos liberar la energía y la tensión generada por la reacción de lucha o huida.
Sin embargo, a menudo nos enfrentamos, de manera continua, con situaciones que excitan inconscientemente nuestro organismo, acumulando energía que luego no utilizamos. La presión física se acumula y, a la larga, puede llevar al agotamiento y a la enfermedad.
Para evitar este tipo de situaciones, tenemos que:
Aprender a liberar la presión (por ejemplo practicando ejercicios) o a «apagar» la reacción de excitación, adoptando una técnica de relajación consciente. El momento en el cual la excitación positiva y administrable se convierte en un exceso de estrés poco saludable no es el mismo para todos los seres humanos. La personalidad, el comportamiento, y la manera de vivir influyen en el nivel de estrés. El estrés se acumula, por medio de emociones, como la agresión, la impaciencia, la ira, la ansiedad, y el miedo, emociones que desencadenan la reacción del organismo ante el estrés. Una dieta poco saludable, el tabaco, las bebidas alcohólicas y las drogas también pueden ayudar a incrementar las tensiones físicas. El estrés puede surgir de situaciones en el trabajo, en la casa, en las relaciones, puede ser el resultado de conflictos emotivos internos, del entorno, de la dieta, de la mala salud, de los apuros económicos y de ciertas situaciones importantes en la vida de un ser humano: los partos, los fallecimientos, el matrimonio, el divorcio, o la enfermedad crónica de un familiar.
El estrés es parte de nuestras vidas, todos hemos experimentado una situación de estrés al hablar en público, al dirigirnos a un lugar desconocido, al manejar por primera vez nuestro auto, al viajar, etc.Sin embargo el estrés negativo no es de ninguna utilidad y no comporta ninguna ventaja.
Un aspecto importante a tener en cuenta es que la inversión en prevención del estrés es mínima en comparación con el ahorro de costes y todo el tiempo que invertirás al tratar las enfermedades o malestares que el estrés pudiera acarrearte.