Los cambios en la vida tienden a ser algo bueno y a menudo descubrimos nuevas maneras de sentirnos satisfechos sin importar las circunstancias. La gente quiere que su vida sea feliz y satisfactoria pero sin tener que modificar las estructuras internas y externas donde se encuentra. Es decir, quieren ser felices tal cual son, con la misma vida y la misma manera de relacionarse con las cosas. El problema es que si yo no soy feliz no es necesariamente por una profunda razón existencial, sino simplemente porque las cosas que hago y la forma como las hago no satisfacen mis necesidades emocionales, psicológicas, sexuales, espirituales, físicas, etc. La identidad de una persona puede ser explicada debido a la evolución y la adaptación cultural, pero todo está controlado por el inconsciente. Por ti mismo. De modo que si deseas que te espere un mañana en el que te sientas satisfecho lo que debes empezar a hacer es: cambiar Visualiza lo que deseas. La visualización, aunque pudiera ser un término de moda, es en realidad una actividad cotidiana que todos hacemos, en mayor o menor medida, de manera casi siempre inconsciente y sin dirección. Visualizar el cambio es imaginarse donde estaremos dentro de tres, seis meses, un año. Es una manera de anticiparse a los acontecimientos y de preparar el futuro. Es muy importante que en tu práctica de visualización logres la disciplina de la concentración. La meditación regular nos enseña a mantener la atención en un objeto o suceso, como la respiración o una parte del cuerpo, como en la tradición Vipassana; o en cantos y mantras diseñados para concentrarse, como en la tradición Tibetana. Normalmente se pide en la meditación que observes y dejes pasar todos tus pensamientos. En la visualización enfocada en algún resultado específico –cambios de conducta, logro de objetivos, alcance de tus metas – el punto a concentrarse es precisamente ese: La imagen que quieres lograr, sin dejar que otros pensamientos te distraigan. Ábrete a la retroalimentación. La retroalimentación establece la conexión entre los que pensamos y lo que hacemos, entre nuestras impresiones y la forma en que otros perciben nuestras acciones. A falta de retroalimentación, en ningún momento es posible tener la certeza de cómo afecta nuestro comportamiento a los demás. De ser así, tenemos que indagar por cuenta propia qué piensan y sienten los demás. Yo se que la retroalimentación, muchas veces, no surge de una verdad, sino de una interpretación que el otro hace de la realidad que observa en función de sus propias experiencias e interpretaciones, pero aún así son de gran ayuda para nosotros, porque muchas veces no es solo importante lo que yo intento hacer, sino lo que los demás perciben que trato de hacer. Instrúyete. Elabora un mapa a grandes rasgos de lo que se puede saber y entender y, además, de aprender cómo se podría averiguar más sobre ciertas regiones en particular. La formación es, por lo tanto, un aprendizaje doble: se aprende del mundo y se aprende cómo aprender. No hay nadie que conozca con precisión más que una pequeña sección del mundo. Pero eso no requiere la idea de la formación. La persona culta es aquélla que se puede imaginar qué es la precisión y que ésta significa algo muy diferente en diversas regiones del conocimiento. Registra tu progreso. Si bien es importante soñar y saber que se quiere de la vida, hay que saber ser realistas y saber que todo objetivo lleva un proceso. Para ello necesitarás hacer una línea de tiempo específico, ya que es necesario determinar las acciones específicas que puedes tomar para alcanzar cada objetivo específico. El primer logro importante en el camino hacia esa meta será completar la investigación. Luego hay que fijar un tiempo para completar su esquema básico. A continuación, un tiempo para completar cada capítulo. A continuación, un tiempo para la edición. Puedes dividir cada paso importante en pasos pequeños que se deben hacer todos los días a fin de completar todos los “capítulos” para su fecha límite. Una vez que seas consciente de lo que debes hacer cada día para lograr tu gran objetivo, pregúntate si la tarea de cada día es razonable y puede realizarse en el tiempo que especificaste previamente. Recuerda que mantener una actitud positiva es uno de los caminos más poderosos que nosotros podemos tener, pues no son nuestras circunstancias las que nos hacen miserables –es nuestra actitud frente a ellas.