La honestidad como valor y la integridad como valor van de la mano, pero hoy en día, pareciera que la gente es tan perezosa que estas características se han ido volando por la ventana. De hecho, si le pregunta a la mayoría de los jóvenes hoy en día “¿Qué es la honestidad?” seguramente responderán que es decir la verdad y probablemente no serán capaces de dar una definición mucho más amplia.
Aunque la mayoría de la gente entiende que la honestidad es “decir la verdad”, ¿realmente entiende lo que “decir la verdad” implica? Por ejemplo, si está mal mentir ¿También está mal no decir toda la verdad o no contar toda la historia, por así decirlo? Mucha gente cree que retener parte de la verdad también es mentir y si eres de esas personas que no dicen toda la verdad, no estás siendo honesto.
La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.
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