Para algunas personas, la comida se convierte en su único aliado cuando se está atravesando por malos momentos emocionales pues comer en exceso les provoca una sensación de bienestar. He aquí la relación entre obesidad y depresión, tal es así que dos terceras partes de las personas con problemas de obesidad, también sufren rasgos depresivos severos o crónicos.
En la mayoría de los casos se trata de individuos con una baja autoestima o con poco amor a sí mismos. Al ser personas que pasan por malos momentos emocionales por múltiples causas, ven en la comida a su único aliado, pues comer en exceso causa una sensación placentera.
Lo que comienza por ser un escape de la depresión, termina por formar un círculo vicioso.
Aunque la obesidad es multifactorial, la depresión es determinante y se convierte en un “círculo vicioso”, pues el deprimido se descuida y solo se dedica a sobrevivir; le da igual comer una torta con cientos de calorías, que una ensalada de verduras, pues nada les interesa. Incrementa el consumo de estos alimentos y va aumentando de peso hasta ser obeso, lo que a su vez le genera una mayor depresión.
Especialistas señalan que la depresión es un problema de salud pública que afecta más a la mujer, en proporción de tres a uno, debido a que está más predispuesta por las alteraciones hormonales, razón por la que su mayor incidencia es después de los 35 años, cuando se agudizan los cuadros depresivos y se favorece la acumulación de grasa en el cuerpo.
Según el Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH), el trastorno depresivo es una enfermedad que afecta al organismo (cerebro), al estado de ánimo, y a la forma de pensar. Afecta también al ritmo del sueño, al apetito y al concepto que uno tiene de sí mismo.
La depresión suele provocar que la persona se vuelva pasiva, y los medicamentos recetados para tratar la depresión o la ansiedad, provocan con frecuencia subidas de peso.
Es necesario superar la depresión, antes de plantearse realizar cualquier tipo de tratamiento dietético y desde luego plantearse una intervención quirúrgica (banda gástrica, tubo gástrico, bypass gástrico).
Para ello, es recomendable realizar psicoterapia, y, en algunos casos, tomar una medicación adecuada que facilite la mejoría.
En la terapia cognitiva, el psicólogo ayuda al paciente a analizar sus pensamientos negativos, que inducen a distorsionar la realidad y producen sentimientos desvalorativos.