Los cambios en general son buenos, con lo cual, si que puedo afirmar que estamos mejor que hace unos años. En muchas ocasiones los cambios nos liberan de ataduras, que a veces son invencibles. Pero son oportunidades que nos da la vida para crecer como personas. Ya que la vida es como un viaje, cuyo protagonista es cada persona que la vive.
Las cosas, las creencias, las necesidades, como todo lo que vive, se transforman, vienen y se van. A esto se le puede llamar, evolución. Si retenemos lo que se ha de ir, entonces estamos impidiendo el cambio, impedimos que llegue lo nuevo. Estamos estrangulando nuestro crecimiento personal, nuestro bienestar natural e imprescindible a nuestra felicidad cotidiana.
La Vida es un continuo flujo de cosas, situaciones, relaciones… todo va y viene, como una constante oportunidad de cambiar o mejorar las situaciones. Si pretendemos llegar a tener una vida más próspera que la que hemos tenido hasta ahora, más próspera en todos los sentidos que cada uno le quiera dar a esta palabra.
No es bueno estar reciclando siempre en lo mismo, girar alrededor del mismo círculo vicioso de quejas y dolores: “Es que mi esposo es alcohólico y aparte es histérico”, “Es que es un irresponsable y no me da para el gasto”, “Es que me violaron”, “Es que me engañaron”, “Es que me dejaron”, “Es que se burlaron de mí”, “Es que estoy enferma”, “Es que soy muy pobre”, “Es que soy muy torpe”, “Es que no tengo suerte”. Oye, ¿Sabes cómo se llama todo eso?, Esas frases se llaman: Excusas, excusas, excusas, entiéndelo de una vez, o habrás perdido tu tiempo miserablemente. No permites que las excusas te impidan adoptar la actitud del cambio. Que te pueden llevar a una vida mucho mejor.
Cuando digo una vida mejor no me refiero a una con más comodidades materiales, aunque estas pueden ser un resultado del cambio personal, sino una vida evolucionada libre de jaulas, esas jaulas que nos imponen las ideas y los sentimientos erróneos, ficciones que crea nuestra mente y a las que les damos tanto poder que se convierten en monstruos reales.
-Aprende a estar más alerta. Es importante comprender que no estarás preparado para los cambios si mentalmente no estás listo para los mismos. Debes estar consciente de que si algo no ocurre de la manera en que esperas tenderás a sentirte decepcionado, así podrás hacer algo al respecto para no sentirte así. En tus rutinas procura incluir un “Plan B” para tus actividades. Por ejemplo, si pensaba pasar la tarde viendo TV pero no hay energía eléctrica, sal a caminar por el vecindario o realizar alguna otra tarea que tuvieras planeada para más adelante y que no se vea interrumpida precisamente por la falta de energía eléctrica.
-Respira. Cuando sientas que te estás molestando o frustrando, respira profundamente. Este es un paso importante debido a que te permitirá tranquilizarte y continuar haciendo el resto de la o las tareas en las que estabas trabajando. Práctica esto cada vez con mayor frecuencia hasta que se vuelva uno más de tus hábitos.
-Acostumbra a ver las cosas en perspectiva. Esto siempre ayuda. Por ejemplo, piensa en algo sobre lo que acostumbras molestarte – como que el auto se descompone o que tus hijos hicieron un desastre en la cocina – entonces respira hondo y da un paso hacia atrás. Observa lo que ocurre a tu alrededor, ¿en verdad eso que ocurrió es tan grave como para arruinar todo tu día? Quizás no es una pequeñez, pero si le das menos importancia de la que debieras, puede convertirse en una. Esos pequeños incidentes pueden permanecer pequeños si evitas hacerlos más grandes de lo que inicialmente debieran ser.
-Practica. Es importante que te des cuenta de que cuando aprendes una nueva habilidad, probablemente no serás bueno en ella a la primera. Las habilidades se desarrollan con la práctica, así que cuando estés aprendiendo a ir con la corriente es probable que en algún momento se te dificulte y no sepas como hacerlo.