¿Eres de las personas que deja que las demás decidan la clase de día que tendrás? Lo que quiero decir es si permites que las actitudes o acciones de los demás te roben tu felicidad. ¿Estas dispuesto a permitir que tu vida la dirija la influencia social?
Por ejemplo, cuando estás en un embotellamiento de tráfico y alguien te cierra el paso, ¿dejas que esto te moleste durante el resto del día? ¿un jefe injusto te arruina el día? ¿si tu pareja está de malas, eso te echa a perder el día a ti también? ¿si alguien es descortés contigo, tu también lo serás?
Lo cierto es que la gente que está molesta, enojada, es descortés o simplemente es miserable son personas infelices por dentro y lo exteriorizan. Este tipo de conductas tiene menos que ver contigo y más con como son ellos por dentro. Así que ¡no te lo tomes de forma personal!
¿Quién decide?
Uno no puede decidir gran parte de los acontecimientos que atraviesa diariamente, pero sí puede decidir cómo pasarlos.
Ten cuidado al permitirle a las actitudes de los demás tener un impacto en la tuya. Si dejas que se te metan bajo la piel y arruinen tu día, entonces son ellos y no tú quien gobierne los sentimientos que predominarán durante tu día. Cuando pienses al respecto, hazlo imaginándote que eres una mascota son ataduras. Las actitudes ajenas con las que tironean de tu cadena y tú estarás reaccionando de la manera en que ellos lo deseen.
O, puedes decidir cómo actuar mucho antes de encontrarte con ese tipo de personas o situaciones , para que terminen robándose tu energía y alegría durante el día. Cada mañana, al despertar, haz consciencia de cómo quieres que sea tu actitud durante ese día, sin importar lo que ocurra durante el transcurso del día, no dejarás que nadie te arruine el día.
La felicidad es algo que decides con el tiempo. Si me gusta o no mi cuarto, no depende de cómo estén arreglados los muebles, depende de cómo arregle mi mente.”
Ya decidí que me gusta. Es una decisión que hago cada mañana, cuando me levanto. Tengo la elección; Puedo pasar el día en la cama, repasando la dificultad que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan, o salir de la cama y estar agradecida por las partes que sí funcionan”.
Ten por seguro que al instante en que uno de estos eventos desagradable ocurra ten molestaras al instante, pero eres tú quien debe esforzarse para que ese malestar no dure más que unos segundos. Date cuenta de que solo porque alguien más está de malas no es motivo para que arrastre a los demás consigo.
Cuando tomes el control de cómo vas a sentirte durante el día y no le des a las personas o a las cosas el poder de modificar tu decisión, empezarás a disfrutar más de tu día a día.
¿A qué decisión me refiero?
Haz la prueba. Toma la decisión en este momento de que el resto del día será un gran día y que nadie va a cambiar eso. ¡punto!
Y si eso se te hace mucho, entonces proponte retos de mayor a menos. En una hora, no dejarás que nada de lo que ocurra, te digan o te hagan cambiará el buen humor que deseas que perdura para el resto del día. ¿Por qué no lo intentas? ¿qué tienes que perder?
Todos podemos comprobar cómo se ve afectado nuestro estado emocional haciendo un ejercicio muy simple. Si dejamos caer los hombros, nos inclinamos ligeramente hacia delante, respiramos superficialmente, mantenemos la cabeza gacha y la mirada baja, notaremos como nuestros sentimientos lentamente se hacen cada vez más y más depresivos.
El caso contrario es mucho más recomendable. Adopta una postura erguida, respira profundamente, levanta la cabeza y sonríe.
Ya sabes lo que dicen, “la vida es muy corta para vivirla con el ceño fruncido”. Yo más bien diría que la vida es muy larga como para vivirla enojado. La conclusión es que tu eres quien decide cómo quieres que sea. Puedes escoger estar de buen o mal humor, sin importar las circunstancias.
Si no te siente verdaderamente bien y no puedes modificar las cosas que ocurrieron para que esto suceda, puedes cambiar tu fisiología. Eso no solucionará tus inconvenientes, pero te ayudará a recuperar recursos tales como el buen humor y una visión más positiva de la vida, que hacen más sencillo sobrellevar los momentos difíciles.
No te quedes empantanado sólo por cosas superficiales y sin importancia. Opta por cambiar con energía positiva aquella negativa que irrumpe en tu perspectiva positiva del día. Cuando te despreocupas de las pequeñeces, la vida parece fluir con mayor soltura.