La mayoría de las personas están más pendientes del estado del tiempo o del saldo de su cuenta corriente que de la tensión de su propio cuerpo. Pero no olviden que saber qué es el estrés, reconocerlo y, sobre todo, averiguar qué lo está desencadenando y cómo está afectando a nuestro organismo, es el primer paso en su manejo y control.
Las causas del estrés en la mente, pueden comenzar incluso desde algo tan simple como un dolor de cabeza. Este podría ser el comienzo de un período de estrés en tu vida, por lo que necesitas saber que puedes tener serios problemas e implicaciones en el futuro. Es necesario ser capaz de notar los síntomas de estrés para apreciar la gravedad del mismo.
Se ha comprobado que la relajación es uno de los métodos más eficientes para ayudar a aliviar los síntomas del estrés y puede funcionar como “una pausa” ante situaciones estresantes.
Aunque la relajación no va a desaparecer las causas de tu ansiedad, es probable que te sientas mucho más capaz de lidiar con éste una vez que te hayas liberado de la tensión en tu cuerpo y hayas limpiado tus pensamientos. Entender porque resulta beneficioso el descanso y la relajación pueden ayudarte a incrementar tu deseo de tomar más tiempo para ti:
Relajarse puede aumentar la productividad, la creatividad, la sanación del cuerpo, la paciencia y la felicidad.
Todas las técnicas de relajación combinan la respiración profunda con la relajación de los músculos. Si al principio te resulta difícil relajarte, no te preocupes. Al igual que todas las habilidades aprendidas, al principio te será difícil y su aprendizaje vendrá con la práctica.
El yoga y el taichí son buenas formas de hacer ejercicio y además, técnicas que te ayudarán a mejor tu respiración y promover la relajación.
La respiración profunda. Lo ideal es practicar la respiración profunda a la misma hora y en un lugar tranquilo donde no seas molestado. Aflójate o retira quítate cualquier ropa ajustada que lleves, como zapatos, corbata o chaquetas. Lo ideal es que te pongas cómodo.
Siéntate en una silla cómoda donde puedas apoyar la cabeza o si lo prefieres, en el suelo o la cama. Coloca los brazos en los antebrazos de la silla o si estás recostado, colócalas en la superficie de la cama o suelo, un poco lejos del torso de tu cuerpo con las palmas hacia arriba. Procura estirar las piernas, manteniéndolas a la altura de la cadera o en una apertura mucho más amplia. Si estás sentado en una silla, no cruces las piernas.
La relajación efectiva comienza siempre enfocándote en la respiración. La manera de hacerlo es inhalando y exhalando lentamente, a un ritmo regular que es el que te ayudará a calmarte.
Llena la totalidad de tus pulmones de aire, sin forzarlos. Respira por la nariz y exhala por la boca. Procura hacerlo lentamente y contando pausadamente hasta cinco, si no logras llegar hasta cinco, no te preocupes. Luego, simplemente dejar escapar el aliento paulatinamente, contando nuevamente del uno al cinco. Sigue haciendo esto hasta que te sientas tranquilo. Respira sin detenerte o conteniendo la respiración.
Practica la respiración de tres a cinco minutos, dos o tres veces al día – o en su defecto, cada vez que te sientas estresado.
Relajación muscular profunda. Esta técnica toma alrededor de 20 minutos. Funciona a través de la tensión y relajación de los músculos, ayudando a liberar la tensión del cuerpo y relajando la mente. La esencia de la técnica consiste en tensar ciertas partes del cuerpo y seguidamente relajarlas. Notar la sensación de tensión y posteriormente de relajación al dejar de contraer un músculo ayudará a sentir un placentero bienestar corporal que se irá traduciendo en un equilibrio psicológico.
Para ello, encuentra un lugar cálido, tranquilo y sin distracciones. Asegúrate de ponerte cómodo, ya sea sentado o acostado. Cierra los ojos y empieza centrándote en la relación: una respiración que sea lenta y profunda, como se describió anteriormente. La postura más adecuada es tumbado sobre la espalda, los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y las piernas ligeramente separadas con los pies caídos hacia los lados. El cuerpo ha de quedar lo más horizontal posible, nuca y cuello bien extendidos y rectos. La boca cerrada, pero es muy importante que no se presionen los dientes, que la mandíbula esté relajada. Los ojos, conviene mantenerlos cerrados o semi-cerrados.
Si tienes dolor en ciertos músculos o si te resulta difícil concentrarte en ello, dedícale más tiempo a la respiración para que logres relajarte.
Recuerda que la relajación ayuda a prevenir las enfermedades o patologías que resultan de un desgaste continuo de los órganos debido al estrés continuo. Promueve la calma mental, con lo que conseguimos concentrarnos mejor y pensar de manera más eficaz. Así como la disminución de respuestas emocionales no saludables, como el enojo, ira, llanto, ansiedad, estrés y la frustración.