El comportamiento impulsivo, definido como el hecho de actuar sin prever o considerar las consecuencias, es un rasgo distintivo de numerosos trastornos, incluyendo la agresividad, la adicción, el trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH), el trastorno de personalidad antisocial y el suicidio. La tendencia hacia la impulsividad no siempre es negativa; cuando se requiere la toma rápida de decisiones o cuando el incumplimiento de plazos puede provocar la pérdida de oportunidades, puede ser una ventaja.
Las conductas impulsivas se producen por una pobre toma de decisiones que da lugar a consecuencias deletéreas, a menudo en el contexto de un incremento de la búsqueda de novedades. La impulsividad y la búsqueda de novedades son generalmente elevadas en la adolescencia y bajas en la vejez.
Los instrumentos que miden la toma de decisiones identifican la impulsividad como una preferencia por decisiones de elevado riesgo/ bajo beneficio o por pequeñas recompensas inmediatas sobre grandes recompensas retrasadas.
En un estudio publicado en la revista Journal of Neuroscience se ha demostrado que los niveles elevados de dopamina aumentan la tendencia a optar por la gratificación instantánea, en lugar de esperar una recompensa más beneficiosa, si ésta será más tardía.
Esta investigación puede ayudar a explicar por qué la gente afectada por problemas como el transtorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), caracterizado por presentar unos altos niveles de dopamina en el cerebro, tiende a mostrar un comportamiento extremadamente impulsivo. Del mismo modo, pone de relieve por qué este comportamiento puede ser un potencial efecto secundario negativo de la L-dopa, un medicamento que se usa para ayudar a aliviar los síntomas de la enfermedad de Parkinson.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Vanderbilt ha analizado la función de la dopamina en el cerebro para descubrir con más precisión lo que hace que algunas personas sean más susceptibles a la conducta impulsiva. Los científicos fueron capaces de demostrar una deficiencia de dopamina en el control del cerebro, lo que indica una persona propensa a la impulsividad, tal como se explica Joshua W. Buckholtz, del Instituto Vanderbilt cerebro y el Departamento de Neurociencia del Departamento de Psicología de la Universidad de Vanderbilt
Buckholtz comparó la regulación de autorreceptores de dopamina por la acción de un termostato. El cerebro tiene un número diferente de los termostatos, que detecta los niveles de ciertos químicos y ajusta la salida de estas sustancias, según las necesidades. «Hemos demostrado que el termostato, como un mecanismo de regulación del cerebro medio autorreceptor, la liberación de dopamina estriatal en algunas partes, en las personas con altos niveles de impulsividad, explicó.
Como resultado, la dopamina mucho se produce en ciertas regiones del cerebro asociadas con la recompensa y la motivación. Este exceso puede conducir a una mayor motivación para obtener recompensas en las personas impulsivas, que tienden a reclamar una indemnización sin tener en cuenta las consecuencias de sus acciones, y sin la capacidad de poner freno a su comportamiento.
La impulsividad se convierte en patológica en individuos que frente a una determinada situación, no pueden demorar el momento de satisfacer una necesidad; Esa persona no puede demorar su necesidad, por ejemplo, de beber y es entonces cuando se da atracones a beber y entonces aparece el alcoholismo, o bien no puede demorar una relación sexual y aparece la adicción al sexo. Puede ocurrir, igualmente, que sienta una cierta incapacidad ante situaciones como estar con más gente y se siente irritado, molesto y reacciona con agresividad e incluso con violencia: en definitiva, el sujeto es incapaz de inhibir una respuesta que en condiciones normales debería poder ser inhibida.