¿Alguna vez te has sentado frente a la computadora para redactar un importante informe y has terminado revisando tu muro de Facebook? O ¿Has comenzado a apilar ropa sucia en tu habitación hasta el punto en que es prácticamente imposible andar por ahí sin tropezar? Quizás no te ha pasado exactamente eso, pero seguramente habrás dejado de hacer las cosas que éstas obligado a hacer simplemente porque no tienes ganas de ello.
Es completamente normal, puesto que todos tenemos momento en los que solo queremos holgazanear. El problema de esto surge cuando esto sucede con demasiada frecuencia o directamente entramos en un estado de desmotivación crónica que le resta sentido a la vida y que está bastante asociado a un estado de depresión.
A menudo esto sucede porque hay una falta de motivación que no puedes comprender. Entre los principales motivos que ocasionan esta desmotivación está que:
– Nos fijamos metas inalcanzables.
– No sabemos cómo lograr dichas metas.
– Perseguimos metas que la presión social o familia nos ha impuesto, no las que nos hemos fijado nosotros mismos.
– Solemos tomar como propias las metas de alguien más, por imitación y no por deseo.
En ocasiones una constate desmotivación desencadena apatía, la cual se caracteriza por síntomas:
Anímicos: tristeza, abatimiento, irritabilidad, nerviosismo, cansancio.
Conductuales: desmotivación.
Cognitivos: menos atención, memoria, concentración.
Físicos: insomnio, pérdida de apetito y menor deseo sexual.
Interpersonales: se daña la relación con el entorno. La vida social casi desaparece.
Para ayudarte a lidiar con la desmotivación, he aquí algunos tips que a mí me han funcionado:
Mantente activo. Haz algo, ¡Lo que sea! Comienza a organizar esa gran pila de pendientes que tienes en el escritorio, organiza el desorden que tienes en el garage o simplemente empieza cualquier otro proyecto que ya hayas postergado por mucho tiempo. La parte más difícil siempre es el comienzo así que basta con que te propongas realizar lo que comenzaste por al menos 15 minutos. Para entonces, seguramente ya te habrás metido de lleno en esa actividad y no querrás dejarla hasta no verla terminada.
Divide y conquistarás. Nadie dice que tengas que sentarte a terminar las cosas en un mismo día. Si por ejemplo, tienes que encargarte del mantenimiento de tu hogar, divide los pendientes grandes en pequeñas tareas y comienza completando una tarea a la vez. Si por ejemplo tienes que escribir un ensayo, comienza por el párrafo introductorio. Si tienes que lavar pilas de ropa, comienza separando la ropa por colores. Siéntete satisfecho por tus avances y por supuesto, también por el logro de esas pequeñas tareas que te llevaran a tu meta final. Te sorprenderás de lo mucho que puedes avanzar en tus objetivos cuando los llevas a cabo de un paso a la vez.
Mantente positivo. Es prácticamente imposible mantenerse motivado cuando tienes la cabeza por los suelos. Para hacer a un lado este mal humor, escucha música. Abre las ventanas y deja que circule el aire, aprovecha los rayos del sol y sal a dar una caminata. Te sentirás mucho más productivo una vez que hayas despejado tu mente.
Pídele ayuda a tus amigos. Ya sabes lo que dice el dicho: “dos cabezas piensas mejor que una”. Quizás no eres tú el único falto de motivación. A veces el simple hecho de no tener que hacer las cosas solo es una gran motivación.
Habla las cosas. Ya sea que lo hagas con un amigo o con un terapeuta, es bueno platicar sobre esas cosas que te agobian, sobre lo que tienes que hacer y sobre lo que quieres hacer. Sin duda al hablar de ello, la otra persona puede darte su opinión, alentarte a seguir o bien darte un par de consejos para que el proceso sea mucho más fácil.
Visualiza el resultado. Evita relaciones los resultados negativos con la inactividad y mejor piensa en que los buenos resultados solo puede obtenerse si comienzas a trabajar al respecto. Es posible que cometas un error, pero la perseverancia y el conocimiento de qué fue lo que hiciste mal la primera vez sin duda te ayudará a lograrlo a la segunda.
Recuerda por qué haces las cosas. Es normal que en el transcurso en el que estés intentando lograr un objetivo te desmotives. Sin embargo, es recomendable que hagas una lista mental de las razones por las cuales deseas lograr cierta meta que es importante para ti, así cuando te sientas desanimado, apóyate en esta lista. Verás como releer esta lista y recordar los motivos por los que inicialmente pusiste manos a la obra despertará tu entusiasmo nuevamente.