Ya sea que tu enojo proviene del tráfico en el camino, de tu relación, de tu trabajo o de cualquier otras cosas en tu vida, la causa subyacente podría ser la misma. Es fácil culpa al conductor que te rebasó en el camino, a tu pareja o a tu jefe por hacerte sentir molesto, pero el verdadero culpable, probablemente sean tus expectativas.
En caso de incertidumbre, una expectativa es lo que se considera lo más probable que suceda. Una expectativa, que es una suposición centrada en el futuro, puede o no ser realista. Un resultado menos ventajoso ocasiona una decepción. Si algo que pasa es completamente inesperado es una sorpresa. Una expectativa sobre la conducta o desempeño de otra persona, expresada a esa persona, puede tener la naturaleza de una fuerte petición, o una orden.
Generar unas expectativas muy altas en el grupo nos puede llevar a no cumplir dichas expectativas lo cual podría producir un grado alto de insatisfacción en el grupo incluso de frustración. Generar unas expectativas muy pobres en el grupo que nos lleve a cumplir con creces dichas expectativas podría producir un grado alto de satisfacción en el grupo.
Cómo se genera una expectativa?, todo se genera en el pensamiento de acuerdo a nuestras creencias y acciones, por ejemplo si alguien piensa que comer carne de cerdo es un “acto impuro” puede ocurrir que esa persona se enferme después de haber comido esa carne.
Normalmente cuando hacemos algo esperamos un resultado, para tener éxito ese resultado siempre debe estar enfocado de manera positiva.
Posiblemente tus expectativas son decepciones premeditadas. Así que, cuando estás molesto, en realidad estás buscando una expectativa que no se cumplió. La buena noticia es que a medida que cambias tus expectativas tendrás el poder de hacerte inmune tu mismo al enojo. Y es importante hacerlo, ya que sentirse enojado no te deja nada bueno.
Debes evitar que tus expectativas se conviertan en enojo y frustración y por el contrario, saquen lo mejor de ti. Lo que consigas en la vida no tiene que ser necesariamente lo que quieres, sino lo que esperas.
Tus expectativas ejercen una poderosa e invisible influencia que hace que las personas se comporten y las situaciones se desarrollen según tus previsiones.
Por tu forma de hablar sobre cómo piensas que resultarán las cosas, se diría que en cierto modo estás constantemente actuando como adivino de tu propia existencia. Las personas acostumbradas al éxito suelen tener auto expectativas llenas de certidumbre y positivismo. Esperan tener éxito, ser felices, y casi siempre se salen con la suya.