El cerebro se alimenta de glucosa y oxígeno para su óptimo funcionamiento. Está formado por 100 mil millones de neuronas y consume la quinta parte del total de la energía ingerida en los alimentos. Durante los primeros tres años de vida se desarrolla hasta setenta por ciento. Alcanza el que será su tamaño real a los 15 años y produce señales químicas en las que influye directamente el tipo de dieta y la hidratación.
El hierro, el zinc y algunas vitaminas y grasas esenciales influyen en las funciones de la concentración. La concentración es la fijación de la mente en un soporte, la capacidad de que la mente se estabilice en el objeto que la ocupa. Así como toda fuerza canalizada gana en potencia, también la mente canalizada obtiene mayor penetración y hace posible una comprensión más enriquecedora y profunda.
Las neuronas transmiten información a lo largo del sistema nervioso a través de neurotransmisores. En la formación de estos aminoácidos es básico el triptófano, que está presenten en alimentos como la leche, huevo, pescado, carne, leguminosas, frutos secos, plátano, piña y aguacate.
Las neuronas utilizan triptófano para la formación de serotonina, neurotransmisor importantísimo para evitar la depresión, la ansiedad y mejorar el humor. Por lo tanto se considera al triptófano como protector del sistema nervioso central.
Reduce la ansiedad, ya que tiene efectos ansiolíticos; por lo tanto reduce el apetito. Es muy útil para el tratamiento de la bulimia.
Por otro lado el triptófano, a través de la serotonina, estimula la formación de la melatonina; hormona que mejora la calidad del sueño.
El hierro también es esencial en la formación de neurotransmisores, de hecho, su deficiencia puede causar anemia. El hierro ayuda a mantener niveles adecuados de dopamina en el ser humano, por lo que es indispensable ingerir alimentos como la carne, el pollo, los pescados y los cereales integrales.
La noradrenalina o norepinefrina también es una hormona y un neurotransmisor.
Entre otras funciones, interviene en casos de estrés y oxigena el cerebro.
Para contribuir a la presencia de noradrelina es conveniente consumir alimentos ricos en cobre.
Entre ellos, se encuentran las carnes magras, los mariscos, las legumbres, los frutos secos, la leche, los huevos, los cereales integrales, los champiñones, las papas y el chocolate. El consumo diario recomendado de hierro para un varón adulto es de 10 mg, para mujeres adultas 15 mg, en embarazadas 25 mg, y en los niños 10 mg.
El zinc desempeña un papel importante en el crecimiento y desarrollo, la respuesta inmunitaria, la función neurológica y la reproducción. A nivel celular, la función del zinc puede ser catalítica, estructura y reguladora .
El consumo de grandes cantidades de zinc (50 mg/día o más) a lo largo de semanas puede disminuir la absorción de cobre en las células intestinales
Otro mineral, el fósforo, que se está en los frutos secos, aumenta la capacidad de memorización.
La glucosa, que se obtiene principalmente de los hidratos de carbono como los cereales, las legumbres, las frutas y las verduras, es una especie de gasolina que proporciona energía al cerebro para funcionar y, además, mejora el estado de ánimo.
Saber elegir los alimentos adecuados y seguir una dieta sana es la mejor y casi única opción para estar al 100% durante todo el día. Realizar ejercicio de manera regular también ayuda a mantener este estado óptimo, cuya base siempre es la alimentación. Durante largos periodos de estrés o cansancio, el organismo pierde la capacidad de concentración. Según un estudio realizado por la revista Forbes, la alimentación es clave para evitar esta situación.