Lo que a todos nos hace falta es tener un botón de pausa que nos permita detenernos en nuestras tareas y actuar teniendo en cuenta nuestros más altos valores, en lugar de hacerlo impulsados por las emociones o las circunstancias.
Un amigo mío se propone algo crucial todos los días: al llegar a casa, se queda en el coche y oprime el botón de pausa para decirse: “Mi familia es lo más bello, lo más disfrutable y lo más importante de mi vida. Voy a entrar y a demostrarles todo el mor que siento por ellos”.
Al entrar a su hogar, en vez de hacer críticas o irse directamente a descansar, interactua muy de cerca con los suyos: besa a su esposa, juega en el suelo con sus hijos; deja a un lado el cansancio, los problemas del trabajo y su tendencia a censurar, y de esa manera se convierte en una fuerza positiva.
La esencia de esta actitud es asumir su responsabilidad y concentrarse en las cosas que se pueden cambiar o mejorar. Un modo de lograrlo es concebir la vida como un círculo encerrado en otro círculo. El Círculo de lo Importante es el mayor e incluye todo aquello que nos interesa y por lo cual nos preocupamos.
Dentro de él está el Círculo de la Influencia, que abarca las cosas que se pueden cambiar o mejorar.
La gente tiende a concentrar la energía negativa en el Círculo de lo Importante, sin considerar que esto hace que el Circulo de la Influencia se vuelva más pequeño. Pero si concentramos nuestra energía positiva en el Círculo de la Influencia, éste se agranda. El secreto es ser capaz de elegir la manera de reaccionar.
Por ejemplo, conozco a una pareja de casados que llegaron a la conclusión de que la conducta de su hija estaba destruyendo a la familia. El padre decidió que cuando ella volviera a casa esa noche, le diría que debía cumplir con ciertas reglas o irse a vivir a otro sitio. Mientras esperaba anotó en una tarjeta los cambios que la chica tendría que hacer si quería quedarse.
Movido por el estado de ánimo en que se encontraba, volteó la tarjeta y comenzó a anotar los cambios que él haría si ella aceptaba sus condiciones. Se sorprendió al darse cuenta de que su lista era mucho más larga que la de su hija. Entonces cuando ésta llega a casa, la saludó con humildad y se enfrascó con ella en una fructífera conversación que empezó con la lista de lo que él estaba dispuesto a cambiar. Gracias a que decidió abordar así el problema, concentrándose en el Círculo de la Influencia, las cosas mejoraron mucho.
Estos son algunos secretos que debes saber para mantener a los tuyos cerca, unidos y felices:
• Cuando llegues a casa siéntate a platicar un rato con la familia antes de encender la televisión, ésta puede cancelar la comunicación.
• Demostrarle amor a tu pareja enfrente de los niños es uno de los principios más importantes para darle seguridad a tus hijos.
• Sentarse a cenar juntos al menos tres veces a la semana genera un sentimiento de unión en los miembros de la familia.
• Evitar los gritos es una manera de cuidar los sentimientos de tu familia. Gritarle a los niños o a la pareja es un acto de violencia que lastima profundamente.
• Fomenta la armonía entre hermanos.
• Enséñales a respetar a los niños el tiempo de sus padres.
No nos caben dudas de que es más fácil decirlo que hacerlo. Por la misma naturaleza de esta institución, las familias cambian, y todos debemos estar abiertos a estos cambios que generalmente están relacionados con la edad de nuestros hijos.
Alguien se casa, alguien muere, alguien vuelve a casarse, y los adolescentes ya no son chicos y los adultos jóvenes ya no son adolescentes, pero aún siguen siendo parte de la familia.
Los padres deben ser siempre primeros. En consecuencia, nuestros hijos se transforman en proveedores sustitutos de amor, y realmente esta es una carga injusta que muchos padres ponen sobre los niños, y este aspecto también es malo para la familia en general, ya que los chicos abandonarán el hogar algún día.
Hay familias en las que los hijos van siempre primero. Los hijos acaparan nuestro tiempo pero debemos estar trabajando en buscar tiempo para la pareja todo el tiempo, que este se convierta en nuestra prioridad. Por ejemplo, buscando espacios para los dos, realizando una salida al cine o a cenar, o alquilando una película sólo para los dos etc. Mejorando cada día la comunicación entre los esposos, siempre con amor, respeto, tolerancia y sobre todo sin engaños ni mentiras al otro. Cuando la relación de los padres es de calidad y es fuerte en todo sentido, esto se transmitirá hacia los hijos en todas las dimensiones, sin duda. Debemos recordar que ellos siempre seguirán nuestro ejemplo, en todas las acciones que realicemos.