Aunque no existe una manera de estar seguros de que las decisiones que tomamos sean siempre las correctas, es importante que reflexiones sobre las consecuencias de tus decisiones y en caso de ser necesario, hagamos algo para remediarlo. Es decir, lo que si podemos hacer es tener en cuenta unas técnicas para tomar decisiones y así decidir cual nos parece más correcta, basándonos en la realidad, hacer elecciones alineadas con nuestras creencias, en nuestros valores, en las cosas que nos resultan más importantes, utilizando la lógica o incluso la intuición.
Antes de que comiences a tomar decisiones, debes de comprender lo que una decisión hace. Cualquier decisión que tomes desata una cadena de eventos en movimiento.
Tomar decisiones es una habilidad que podemos desarrollar con atención y cuidado, a la vez que desarrollamos nuestra autoestima, confianza en nosotros mismos y construimos nuestro pensamiento positivo.
A continuación te presento un par de tips que puedes aplicar a la hora de tomar decisiones, así puedes hacerlo sin temor a equivocarte con tanta frecuencia:
1. Realizar tus decisiones poniendo por delante tus valores. Se debe elaborar una escala de valores en la que el más importante siempre sea la honestidad. A partir de esta escala, es importante encaminar sus decisiones. Debe valuar sus posibilidades y a valorar cuidadosamente las consecuencias. Pregúntate qué cosa estuvo bien y qué cosa estuvo mal de esa decisión que tomaste, pregúntate lo que puedes aprender de esto para que tu siguiente decisión respecto a este asunto sea mejor que la anterior. No pongas muchos énfasis en los resultados a corto plazo, más bien céntrate en los de largo plazo. Son cambios que puedes ir logrando y que lograrás con la práctica y el tiempo.
2. Búscale la solución a los problemas. Hay que aprender a resolver problemas, a buscar soluciones constructivas y creativas, que exploren diversas alternativas y estar preparados para afrontar situaciones de riesgo, y aprender a para tomar decisiones acertadas basada en lo aprendido y reflexionado.
3. Toma en cuenta todas tus opciones. Es clave saber que existen otras opciones, que hay dos, tres o cuatro alternativas, y cualquier momento es bueno llenarse de mensajes positivos y aprender a ser críticos y a tener un buen juicio. Tomar una decisión no quiere decir que no puedas estar abierto a otras opciones. Si algo se atraviesa, hay otras opciones que puedes tomar para cumplir con esa meta, la decisión que tomaste es algo fijo pero la manera en cómo podrás realizar puede variar.
4. Consulta a terceros. Compartir un dilema en grupo les ayuda a explorar las diferentes posibilidades y consecuencias. Otra opción, es comentar con otras personas las dificultades antes de tomar decisiones. El diálogo familiar es clave. Hay que saber escuchar. Hay algo que te empuja a completar una decisión cuando se lo cuentas a alguien más. Por ejemplo, si eres de los que te cuesta trabajo iniciar el día temprano y tomas la decisión de levantarte todos los días a las 6 de la mañana, platícale a alguien tu compromiso, para que la presión te apoye en el logro de tu cometido.
5. Controla tus emociones. Algunas determinaciones están motivadas por emociones. Es necesario aprender a controlarlas, reconocerlas y transformarlas cuando son negativas. También, ver que un sentimiento puede llegar a influir en el comportamiento.
Antes de que comiences a tomar decisiones, debes de comprender lo que una decisión hace. Cualquier decisión que tomes desata una cadena de eventos en movimiento. Cuando decides sacar un cigarro para fumarlo, esa decisión puede llevarte a que saques otro más tarde para obtener la misma sensación. A lo largo del día es posible que hayas terminado con una cajetilla sin darte cuenta. Pero si decides no fumar ese primer cigarrillo, y tomar una decisión cada 5 minutos para enfocar tu atención en otra cosa cuando sientas el antojo, tus antojos eventualmente se irán desvaneciendo y dejarás de fumar, pero todo se reduce a tomar esa primera e importante decisión.
Si quieres cambios reales en tu vida, tienes que hacer un hábito de actuar en base a tus decisiones hasta completarlas. Haciendo esto muchas veces, te sentirás más confiado tomando más decisiones porque todo es cuestión de práctica.
Finalmente, tómate un tiempo para sopesar tu decisión. Tómate un lapso de un par de horas o de ser posible un día entero para confirmar que la decisión que has tomado realmente es la que te sienta mejor. Así, tendrás un lapso de tiempo en el que tras meditarlo, puedes cambiar de opinión o bien, reafirmar la decisión que habías tomado previamente.