Ya sea caliente o frío, verde, rojo o negro, el té es el rey de las bebidas por excelencia, ya que tiene grandes beneficios para la salud. El New York Times afirmó alguna vez que el té se estaba convirtiendo en el café de antaño. En efecto, ahora goza de una extraordinaria popularidad en todo el mundo. El té es el remedio china para muchas enfermedades y toda una institución británica a la hora de las comidas. Tanto si tomamos té para calmar nuestro dolor como por puro placer, todos podremos apreciar las grandes virtudes que tiene, protegiéndonos a su vez de diversos peligros para la salud.
Fortalece el corazón. Según un estudio realizado en Holanda en el 2002 con cuatro mil 807 personas, aquellas que bebían por lo menos una taza y media de té corrían 50 por ciento menos riesgo de sufrir un infarto que las que no lo bebían. Ese mismo año, unos investigadores de Boston observaron que los enfermos cardíacos que tomaban dos o más tazas de té al día tenían 44 por ciento menos probabilidad de morir en el curso de los cuatro años siguientes.
Otro estudio estadounidense reveló que, en promedio, el té puede reducir el 10 por cierto del nivel de colesterol malo en la sangre.
Combate el cáncer. Un estudio realizado en Japón en 1998 mostró que beber 10 o más tazas de té verde al día retrasaba casi nueve años la aparición de cáncer en las mujeres y unos tres años en los hombres. Y según un estudio canadiense, los varones que beben tres tazas al día corren 30 por ciento menos riesgo de contraer cáncer de próstata.
Actividad antioxidante. Los compuestos polifenólicos del té, en particular las catequinas, protegen contra el daño celular provocado por los radicales libres, en las proteínas, los lípidos y el DNA. Se cree que enfermedades como el cáncer o los trastornos cardiovasculares son producidos o agravados por los radicales libes, al igual que el envejecimiento celular prematuro. Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que la capacidad antioxidante del té verde es suprior a la del té negro y a otros productos vegetales. No obstante, conviene resaltar que para que se manifiesten dichos efectos protectores, el té verde debe consumirse como un componente más de una dieta equilibrada, además de llevar un estilo de vida saludable.
Los polifenoles no son los únicos antioxidantes que contiene el té verde. Al igual que en muchos vegetales, en el té verde también hay vitamina A, vitamina B2, vitamina C, vitamina E y carotenoides. En cuanto a los minerales presentes en el té verdes, están el calcio, el cromo, el magnesio, el hierro, el cobre, el zinc, el molibdeno, el sodio, el fósforo, el cobalto, el estroncio, el niquel, el potasio, el aluminio, el flúor y el selencio. Mientras que las necesidades corporales de algunos de ellos están normalmente cubiertos por la alimentación habitual, como es el caso del sodio, el calcio o el hierro, no ocurre lo mismo con otros como el manganeso o el selenio, de los cuales es deficitaria una gran parte de la población y cuya carencia puede originar trastornos crónicos. Una sola taza de té verde contiene la cantidad de manganesos que el cuerpo humano necesita diariamente.
Protege los huesos. Al parecer, los flavonoides del té brindan protección a los huesos. El té también contiene fluoruros y otras sustancias que impiden que las bacterias se adhieran a los dientes, con lo cual ayudan a prevenir la caries. Incluso el té helado resulta benéfico, aunque generalmente está más diluido. Como los flavonoides se desintegran con el tiempo, es mejor preparar en casa el té que comprarlo embotellado.
Si la cafeína te quita el sueño, prueba con el té descafeinado, cuyo contenido de flavonoides es menor es tan sólo 10 a 15 por cierto.
El té verde y el blanco (como variante de té verde) llaman la atención por sus propiedades antioxidantes, así como por su papel en la prevención de afecciones cardiovasculares, cáncer y procesos infecciones o inflamatorios, existiendo una intensa investigación al respecto, sin embargo los beneficios para la salud de los tés herbales no se han determinado aún con precisión.