¿Es malo el conformismo?

El conformismo es un problema recurrente en nuestra sociedad ya que las personas no ven ni buscan la manera de superarse, este es un problema que afecta a personas de todas las edades y culturas, generalmente es la causa de la falta de progreso en muchos lugares.

Otro gran problema latente que puedo percibir, es que las personas mediocres y conformistas son extremadamente vulnerables a la manipulación. Siendo así, sería sencillo que cualquier pseudo intelectual, pseudo idealista pudiera controlar a esas personas sin que fuera cuestionado. Hay dos posibles razones para el conformismo de una persona. Una es que la conducta de los otros puede convencerle de que su juicio inicial era erróneo. Otra es que puede querer evitar un castigo (como el rechazo o el ridículo) u obtener una recompensa (como amor o aceptación) del grupo.
CARACTERÍSTICAS DE UNA PERSONA CONFORMISTA: 
Una persona conformista está llena de ciertas características que por su conformismo salen a flote, entre ellas están:
• Tiene Falta de una “Felicidad Real” y es una persona aislada de los demás.
• El conformismo, en la mayoría de las veces, no es otra cosa que temor al fracaso.
• Es una persona “auto-justificada”, ejemplo: «para que quiero más, si con lo que tengo me alcanza y me sobra» (normalmente no le alcanza y mucho menos le sobra), o de lo contrario dice «yo no soy ambicioso» (la realidad es que le teme a ambicionar o desear algo y no poder alcanzarlo).
• Un conformista nunca piensa en mejorar, en salir adelante.
• Por lo general son personas mediocres, es decir personas que comienzan algo y no lo terminan.
Si tomamos en cuenta lo que hemos mencionado hasta aquí, podemos aseverar que el conformismo es la contrapartida de la lucha para obtener algo.

La conformidad, no obstante, no es siempre mala. Si nadie adecuara sus conductas a las normas de grupo, nunca sabríamos lo que podemos esperar, y estaríamos constantemente enfrentados a un montón de decisiones relacionadas con las actividades cotidianas. No podríamos contar con que los demás conductores se pararan ante un semáforo en rojo, etc. La mayoría de las veces, el comportamiento conformista es, simplemente, conveniente, tanto para nosotros como para los demás.

La clave está en saber cuando es apropiado y cuando entra en conflicto con normas y valores más importantes. Esto es a menudo difícil, incluso para personas que ocupan altos puestos. Una consecuencia de que el hombre sea un animal social es vivir en un estado de tensión entre valores asociados a la individualidad y valores asociados al conformismo.
No estoy diciendo que la gente deba ser ambiciosa y deban hacer todo lo posible por lograr el éxito. No. Cualquier cosa en exceso es mala, dañina. Pero tampoco es posible mantenerse totalmente pasivos sin importar lo que está pasando a nuestro alrededor.
El conformismo es la mayor razón del fracaso de las personas. Para superar el conformismo es necesario ser mas optimistas y deshacerse del cualquier excusa miedo o limitación que cada persona crea tener o sentir.

Cómo cultivar la curiosidad hacia los demás

Mostrar genuina curiosidad por las personas es por mucho, la mejor manera de fortalecer nuestras relaciones inter personales. La curiosidad nos lleva a hacer preguntas y escuchar las historias que nos comparten. Nos hace preguntarnos sobre las posibilidades de conectarnos realmente con esa persona. Nos ayuda a pensar de forma creativa y tener una visión más profunda.

Si solo nos interesa lo nuestro, nuestra sabiduría se ve muy limitada. Las personas que saben de algo, por lo general, suelen transmitir con pasión aquello que dominan, y con deseo de aprender y un poco de humildad, podemos aprender mucho de la convivencia con los demás, y también enseñar.

Uno de los errores más frecuentes que tenemos  al comunicarnos  con las personas es precisamente ese, que no nos comunicamos. Probablemente tú tampoco lo hagas. Precisamente ese es el problema, que algunos hablamos mucho. Otro problema es “escuchar”,  hacer como si uno escuchara, pero realmente sin hacerlo. El secreto es tan sencillo que a veces no lo creemos. El secreto es: Interésese sinceramente por los demás.

Interésate  sinceramente por los demás. Cuando digo sinceramente deja de pensar en lo que vas a ganar. Escucha atentamente, da si puedes dar, sirve, ayuda, y deja de esperar algo a cambio, porque cuando realmente necesites algo, puedes estar seguro de que alguien lo hará por ti.

Piensa en alguno de los reporteros más destacados; ellos utilizan la curiosidad para permitirse indagar más en los demás, logrando llevar a su audiencia las  ideas  concretas de sus entrevistados: lo que los motiva, lo que los inspira, lo que los forja y los influencia.

De la misma manera puedes utilizar  las mismas técnicas al tratar con la gente que te rodea. Al mostrar una curiosidad respetuosa, demuestras que estás interesado en lo que tengan que decir. Evidencias tu interés por ellos, haciéndolos sentir valorados e importantes.

Algunos ejemplos de esta manera de mostrar curiosidad, incluyen:

Las preguntas que piden “porqués”. Nuestras vidas pueden ser una serie de experiencias digeridas, lo que quiere decir que, si bien a menudo podemos narrar nuestras experiencias vividas, no necesariamente procesamos el significado de esas experiencias. Al preguntar “porqué” podemos ayudar a la persona que está hablando a lograr una mayor comprensión acerca de por qué se tomaron ciertas decisiones o llegaron a ciertas conclusiones.

Es muy importante y necesario que sepamos escuchar a los demás cuando nos tienen que contar algo, sin interrumpirles ni juzgarles. Sin embargo, esto cada vez se hace menos porque todos queremos llevar el protagonismo de la conversación y que nos escuchen.

Hay que escuchar de forma activa, prestando atención a lo que nos cuentan los demás y a cómo se sienten. Escuchar activamente supone captar todos los mensajes del otro interlocutor para que se desahogue o nos transmita todo lo que tiene que decir sobre un tema, sin interrupciones de ningún tipo, a no ser que os pregunte algo sobre ese tema. Cuando finalice, podrás dar tu  opinión sobre ese asunto porque además conocer  el sentir de la otra parte que te permitirá poder posicionar sin juzgar a la otra parte.

Por supuesto, escuchar de forma activa lleva implícito respetar las opiniones de las otras partes sin intentar convencerles cuando puedas hablar vosotros de tu  punto de vista. En caso de que las posturas sean muy distintas, deberás  intentar llegar a un consenso adecuado para ambas partes. Cada parte tiene su opinión, igualmente aceptable y respetable que la del resto.

En conclusión, escuchar de manera efectiva implica algo más que el simple acto de evitar el hábito de interrumpir a los demás cuando hablan, o acabar sus frases. Implica sentirse complacido con escuchar la totalidad del pensamiento de alguien, en lugar de aguardar impacientemente una oportunidad para responder.

La importancia de creer en uno mismo

La imagen que cada quien tiene sobre sí mismo influye definitivamente en el desarrollo profesional y personal, ya que actuará directamente sobre la autoestima. Las personas que no tienen confianza en sí mismas se infravaloran constantemente, y no imaginan que otros puedan encontrarles alguna cualidad. La falta de confianza simplemente les impide tomar iniciativas e ir hacia adelante. No creen en lo que hacen, así que dejan de intentarlo.

La importancia de creer en uno mismoEn ese concepto sobre uno mismo, se concentran los valores personales, la percepción que se tiene del mundo, los modelos con lo que nos identificamos así como todas las referencias para la propia vida. Es un sentimiento que depende de nosotros, de cómo nos desenvolvamos en nuestro entorno y de nuestras relaciones con los demás. Va creciendo según nuestra actitud ante las circunstancias y según nuestra forma de ver las cosas.

Sin embargo, es bien sabido que una gran cantidad de confianza se puede ganar al tener una actitud positiva. Debemos optar por centrarse en la gran cantidad de cosas en la vida que valen la pena, al igual que su familia, amigos, las flores, el canto de los pájaros o la música hermosa. Hay muchas cosas positivas en este mundo, sino que elegimos ignorar.

Si deseamos que los demás crean en nosotros, tenemos que ser nosotros los primeros en transmitir esa confianza creyendo en nosotros mismos y en nuestras posibilidades. Si estamos convencidos de nuestra valía personal, los demás también creerán en ella.

 

Si la proyectamos según el concepto o la opinión que los demás tengan de nosotros, estaremos debilitando y destruyendo la confianza en nosotros mismos y, por tanto, nunca conseguiremos transmitirla. La confianza nunca viene dada de fuera, depende de nosotros, de lo válidos que nos consideremos para llevar a cabo la vida que hemos elegido.

Las críticas  – pese a que a nadie le gustan – suelen ser una buena manera de saber cuánto estás avanzando porque muchas personas se ponen a ver lo que tú estás haciendo, ya sea lo que tú estás escribiendo, desarrollando, componiendo o pintando. Es bueno interpretar las críticas de manera positiva para creer en ti mismo, porque ese poder lo tenemos nosotros. No sirve de nada interpretar las críticas de manera negativa, ¿Por qué?, si luego nos sentiremos mal por ello, de haber trabajado tanto por algo y luego pensar que no vale nada.

Aquello que necesitas para confiar en ti mismo se encuentra en tu interior.  Es una posición que eliges adoptar para presentarte ante el mundo y que va creciendo en tu interior conforme desarrollas los pilares que sostienen esa postura.

Muchas de las inseguridades que sientes día a día son probablemente debidas a conceptos heredados de tu familias. Esto pasa sobre todo en las personas que no han sido apoyadas positivamente por sus familias y/o entornos de crianza y que han absorbido de esta etapa prejuicios y creencias limitantes que les siguen a través del camino de la vida impidiéndoles ver las posibilidades que se abren ante ellos para crear un futuro mejor.

En lugar de conectarte con tus inseguridades y tu baja autoestima, tienes que buscar conectarte a fondo con las mejores partes de ti y con aquello que quieres alcanzar para sobreponerte a esta fea sensación.

Meditación: beneficios para el cerebro

Mientras que la mente activa se dedica al procesamiento intelectual de la información que llega al cerebro (razona, imagina, organiza todos los datos para darles forma de conocimiento y expresarlo en acciones concretas), la mente receptiva permanece atenta y sensible para captar nuevas informaciones. Esto quiere decir que una parte de nuestra mente está de continuo abierta a la captación de aspectos más profundos de la información existente en el mundo externo e interno, y otra parte, está ligada a la formulación ordenada de las percepciones resultantes de la experiencia y a la traducción de estas últimas en acciones y voluntades.

Practicar la meditación hace que te sientas más optimista, aumenta tu empatía, mejora tu capacidad cognitiva (memoria, atención, concentración, rendimiento académico), mejora tu autocontrol y tu autoestima, reduce el estrés, aumenta la salud física, reduce la ansiedad, la depresión, el dolor de cabeza y el dolor en general, te sientes más positivo y tolerante con los demás, te sientes más relajado pero con la mente más despierta. En definitiva, sientes una mayor serenidad y bienestar.

 

Mientras estás meditando se producen cambios bioquímicos y físicos en tu cuerpo, que cambian el metabolismo, la respiración, la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y la actividad cerebral (produciéndose un aumento de las ondas alfa).

Los beneficios por cada persona son singulares, pero el balance psicológico y fisiológico es común. Se realizarán algunos de los beneficios de meditación rápidamente y otros beneficios tomarán muchos meses; no seas desanimado.

Cuando Meditar: Se recomienda  que meditas dos veces al día. Los tiempos ideales para meditar son antes de desayunar y antes de cenar. (El sistema digestivo cesa frecuentemente durante la meditación. Por eso, un estómago lleno puede resultar en indigestión.) Recuerda, cualquier cosa que te ocurre está bien. Está bien dormirte o no te pones de relajar, está bien reír o llorar, está bien estar o no estar en un estado cambiado. Está bien si la mantra no sigue el ritmo del aliento como yo he sugerido, o si se va la mantra. Lo importante es que tú tengas la intención de pensar en la mantra durante tu meditación. En breve, no trates de controlarlo. Por 20 minutos, dos veces al día, simplemente existe.

A continuación, te comparto  una serie de pautas posturales y del entorno en el que vas  a realizar la meditación:

Comienza por sentarte cómodamente buscando una postura que te permita mantener la quietud durante al menos 20 o 30 minutos.

Los hombros deben estar relajados, y los brazos cómodamente apoyados sobre las piernas.

Coloca la cabeza equilibrada con la columna, y la barbilla apuntando suavemente hacia el pecho.

Elige  un lugar agradable y si queréis también  puedes encender un par de velas o prender una varita de incienso para crear un ambiente más relajado.

 

Dependiendo del tipo de meditación, a nuestra mente le costará más o menos trabajo alcanzar un estado meditativo.

Hay meditaciones en las que se repite un mantra, bien cantándolo en voz alta o recitándolo mentalmente. Esto mantiene “entretenida” a la mente, hasta que, a través del sonido, la mente queda hipnotizada por las frecuencias sonoras del mantra, pudiendo así nuestras ondas cerebrales alcanzar el estado de frecuencia alfa.

Por eso, para aprender a meditar, yo aconsejo empezar con mantras, ya que si empiezas desde el primer día a meditar en silencio, la mente puede tomar el control por ti y desarrollar una cantidad inimaginable de pensamientos como estos: “¿Por qué estoy aquí sentado? Me duelen las rodillas. ¿Y tengo que estar así de quieto durante diez minutos?. . .”

A todas las personas no tiene por que pasarle esto, pero es lo más habitual. No hay calificaciones ni exigencias en este terreno. No se trata de meditar bien o mal. Quien se inicia en esta práctica suele creer (desde su mente racional-crítica) que hay un modo correcto de meditar y parte de sus distracciones tienen que ver con las inseguridades que siente cuando se plantea internamente si está haciendo lo que el guía o instructor espera que haga ó cuando se pregunta mentalmente, mientras lo está haciendo, si lo estará haciendo correctamente.

 

Las dificultades de tratar con gente difícil

Para comenzar, quizás deberíamos definir a que me refiero con “gente difícil”. Cuando interactúas con alguien, el proceso va esencialmente en los dos sentidos. Tal como tu responderás a las palabras y acciones de la otra persona, ésta hará lo mismo contigo.

Comprenderte a ti mismo realmente requiere coraje porque siempre hay cosas que no nos gustan de nosotros mismos y que preferimos ocultar en las evaluaciones de nuestras fortalezas y debilidades. Desde el día en que nacimos, todos llegamos a aprender que lo que se espera de nuestros patrones de conducta es que obtengamos las mejores respuestas de aquellos con los que sostenemos una conversación.

Cuando hablo de tratar con gente difícil, en realidad me refiero a tratar con un comportamiento difícil.  Al aprender a entender qué es lo que causa que alguien se comporte y hable de un modo difícil, estamos en una mejor posición, no sólo para encargarnos de la situación, sino también para ayudar a la otra persona a resolver los conflictos que en primer lugar lo convirtieron en alguien “difícil”.

Lo cierto es que, la gente difícil está por todas partes y como todos, debes aprender a tratarlas. Sin importar si compañeros de trabajo subordinados o compañeros de clase, las personas difíciles y sus conductas frustrantes pueden adoptar varias formas: una negatividad persistente, como resistirse a cambios necesarios o rebatir ideas nuevas, no dejar de quejarse y descuidar los compromisos; cualquiera que sea la forma que adopte la conducta difícil, representa un reto en cuanto a la convivencia.

Aunque las conductas difíciles pueden resultar de una personalidad innatamente fastidiosa o de problemas de salud física o mental, en la mayoría de los casos surgen emociones fuertes. Estas emociones incluyen ansiedad, ira, miedo a la pérdida, un deseo de ganar en las discusiones y de tener siempre la razón, así como una necesidad de sentirse competente, simpático e importante en su entorno.

La única manera de superar los problemas que esta gente nos acarrea, sin por eso dejar el trabajo, claro, es desarrollar algunas habilidades que beneficien a ambas partes, ya que de nada servirá el enfrentamiento directo, donde ambos perderán tiempo y concentración en el trabajo, lo que afectará tu productividad.

 

En estos casos hay una serie de consejos que pueden ayudarte a sobrellevar la situación minimizando al máximo su impacto negativo sobre ti:

 

–          Acepta su estilo. No puedes cambiar a la gente, así que no malgastes tu energía ni arriesgues tu estabilidad emocional intentándolo

–          No te lo tomes como algo personal

–          No malgastes tu tiempo quejándote de esa persona

–          Minimiza al máximo el tiempo que interaccionas con esa persona. Define por anticipado qué es lo que necesitas de ella e intenta conseguirlo dedicando el menor tiempo posible, preferiblemente por email

–          Aprende lo que puedas de ella. Las personas difíciles con frecuencia suelen destacar en algo y no ser reconocidas por ello, lo cual es en parte causa de su difícil comportamiento

Antes de tratar de identificar si estamos rodeados de gente difícil es conveniente identificar primero el cuestionamiento más complicado: nosotros mismos. ¿Somos gente difícil?, existen algunas razones físicas comprensibles que nos hacen ser personas difíciles en algún momento de nuestra vida, por ejemplo hay personas que si no comen a su debida hora o si no duermen lo suficiente, se ponen de muy mal humor, pero en general no tienen muchos conflictos con las demás personas.

También debemos identificar si en realidad somos maduros, ¿pero qué es ser maduros? Según el autor, maduro son las personas que controlan sus emociones, emociones ya sea de ira, alegría,… una persona madura no se dejará afectar por la forma en la que lo traten los demás.

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