Todos hemos tenido uno de esos terriblemente horripilantes malos días, cuantas veces has oído o dicho tengo un día de perros. Todo comienza por quedarnos dormidos, llegar mal al trabajo o a la escuela, recibir los resultados negativos de una evaluación o el rechazo de un proyecto. Pero al llegar a casa las cosas no mejoran y te das cuenta de que olvidaste las llaves de tu casa o que el perro o que el perro ha vuelto a hacer de las suyas en el jardín. Más tarde charlando con un amigo te enteras de que la persona que te gusta está saliendo con alguien más, tu madre te llama para darte una mala noticia y por si fuera poco, esa noche la energía eléctrica falla. Ese sin duda es un terrible día.
Sin duda sería todo un alivio poder cambiar todo ese día. Este tipo de días generan malestar y pequeñas crisis, logrando hacernos sentir extraños al no comprender porque toda esa serie de cosas negativas nos ocurren a nosotros. En esos días de insatisfacción con el mundo, lo peor es no hacer nada. El problema es que con ese estado no nos dan ganas de hacer nada. Sin embargo, hay que empezar a cambiar esa mentalidad conformista que te tiene prisionero, esa mentalidad que no te deja ser libre y vivir lo que en realidad quieres.
Sin lugar a dudas, si lo queremos y nos ponemos manos a la obra, podemos aprender a ser más optimistas durante un mal día. Aquí te presento un par de estrategias que suelo usar para sobrellevar este tipo de días:
Consiéntete. Si tu día no está resultando cómo quisieras y ya no hay manera de remediarlo, no malgaste los siguientes minutos del día culpándote. En lugar de ello, consiéntete. Ve a una tienda y regálate esa blusa que tanto quieres. Toma un baño relajante o cómprate un helado. Enfócate en ti mismo una hora.
Haz algo bueno por alguien más. Quien ayuda se siente bien: La mayoría de las veces, al menos. Y esa sensación positiva de poder echar una mano es muy gratificante. La persona que recibe el favor suele mostrar gratitud y aprecio a quien le brinda la ayuda. Esto, desafortunadamente, no ocurre en todos los casos pero, cuando sucede, quien ayuda es ayudado a su vez gracias a esta “retro alimentación” positivo.
Distráete. Hay quien se divierte con actividades que puede hacer estando solo y hay personas que necesitan a otras personas para divertirse. Algunos prefieren actividades que requieren mucho esfuerzo o fuerza física y otros buscan actividades más tranquilas.
Lo importante, es encontrar qué es lo que te divierte a ti y así, dejar de pensar en esas cosas negativas que ocurrieron durante al día al menos durante un rato. Seguramente cuando retomes lo que estabas haciendo te sentirás más tranquilo y podrás ver las cosas desde otro enfoque.
Haz ejercicio. Algunas investigaciones confirman que el ejercicio tendrá sobre ti un efecto ansiolítico y tranquilizante. El ejercicio más recomendado para liberar tensiones Algunas investigaciones confirman que el ejercicio tendrá sobre ti un efecto ansiolítico y tranquilizante. El ejercicio más recomendado para liberar tensiones. Cualquier tipo de ejercicio favorece tu bienestar y tu salud, tanto física como mental ya que a través de él se descargan tensiones.
Finalmente, intenta ver el lado positivo de las cosas e intenta ver el lado positivo de cada momento y pensar en la crisis como un cambio que puede dar lugar a nuevas oportunidades. Una actitud es positiva ante los improvisto te permite estar abierto a las cosas buenas. Mentalmente te encontrarás mejor ya que estarás lejos de recelos, autocríticas, y del estrés. Por otra parte, recordemos que querer ser más optimista no debe implicar huir de los problemas ni negar las emociones negativas, sino enfrentarlas y buscar su solución de manera adecuada.