A menudo, solemos preocuparnos por cosas a las cuales podríamos restar importancia y con ello, lograr centrarnos en las que verdaderamente tienen importancia. Cómo dejar de preocuparse de tantas cosas, he aquí algunas de esas cosas sin verdadera importancia de las cuales puedes prescindir para comenzar el día con el pie derecho.
A veces podemos sentirnos fuertemente aturdidos, mareados o con terribles jaquecas por algo que nos preocupa, y tal como se soluciona el asunto, ¡Nos encontramos de maravilla¡ Esto es claro ejemplo de cómo pueden afectarnos las preocupaciones, y de lo bien que nos sentimos cuando no están. Esta situación es ejemplo de cómo pueden afectar a nuestro estado físico.
Deja de preocuparte por las opiniones de los demás. En general, lo que las demás personas piensas y dicen de ti no tiene porque tener tanta importancia como que tu opines de ti mismo. No digo que no prestes atención a las opiniones de tus familiares y la gente más allegada a ti, sin embargo, considera que las opiniones a las cuales debes prestarle atención es a las de las personas que tienen permanencia en tu vida.
A menos que estés intentando dar una buena primera impresión ( como en una entrevista de trabajo, una cita, etc.) no dejes que las opiniones de los demás se interpongan en tu camino. Recuerda que sin importar lo que digan y piensen los demás, lo verdaderamente importante es cómo te sientes sobre ti mismo.
Deja de preocuparte tanto por ser políticamente correcto. A menudo me encuentro con personas que difieren de esta idea ya que, soy de la idea de que no debes expresarte de una manera determinada solo para complacer a los demás ya que esto contribuye a la perdida de la propia voz interior. No estoy diciendo que debamos ser groseros o no tengamos la delicadeza para expresar ciertas opiniones respecto a algo o alguien, sin embargo hay que decir lo que se tenga decir cuando se tenga que decir. No tenemos porque censurarnos ni mucho menos, estar de acuerdo con ideas u opiniones con las que no nos identificamos con tal de encajar en un círculo.
Deja de preocuparte por lucir como los demás. No existe tal cosa como una manera correcta de vestirse o llevar el cabello. No estoy diciendo tampoco que debas vestirte con harapos a fin de remarcar tu individualidad, pero todo el mundo busca objetivos distintos y termina apuntando la vista hacia el mismo punto. Sé quién eres, apégate a eso con lo que defines tu identidad. Usa la ropa y el estilo con el que te sientas cómodo. Vístete exactamente como te gusta hacerlo. No malgastes tu tiempo intentando parecerte a alguien más, ocultas tu belleza al hacerlo. Lo mejor que puedes hacer por tu imagen es encontrar el valor para seguir siendo esa impresionante persona que eres sin importar lo que lleves puesto encima.
El miedo causa la preocupación y la preocupación crea ulceras, te come el estomago, te pone tenso y nervioso, hace que nuestro organismo funcione incorrectamente, afecta al sistema nervioso, en especial el estomago, a como generamos nuestros jugos gástricos, nos hace apretar la mandíbula, curte nuestros rostros con arrugas, nos pone de mal humor, nos vuelve grises e irritables, nos hace fruncir el ceño, provoca erupciones en la cara, manchas, granos, nos envejece la piel, etc.
La preocupación excesiva, afecta nuestra salud e impide que tomemos buenas decisiones y resolvamos adecuadamente nuestros problemas. Tú sabes que la información es importante, pero la acción es determinante.
Trabaja en las conductas, hábitos, pensamientos, etc., que necesites modificar.
Reconócete y apláudete por cada logro, por pequeño que sea, porque te lo mereces por tu esfuerzo.