Los hábitos de la gente feliz son distintos, muchas personas suelen creer que una vida de calidad, gozo y sabiduría humana son algo que nos acompaña desde el nacimiento y llega a nosotros con el paso del tiempo. En realidad, las personas no solemos reflexionar en el momento en que éstas llegan a nuestra vida ni mucho menos, que debemos aprender a vivir con ellas; que existen determinadas disciplinas y formas de ver el mundo que habrá que dominar antes de que podamos despertar dentro de una vida simple, feliz y gratificante.
Los estudios realizados por la psicóloga Sonja Lyubomirsky señalan que existen ciertas acciones o tareas que las personas felices realizan de manera diferente para aumentar sus niveles de felicidad. Éstas son cosas que podemos comenzar a hacer hoy mismo para lograr sentir los efectos de una mayor felicidad en nuestras vidas. Me gustaría indagar un poco en estos puntos, ya que sin importar en qué punto en el camino de nuestras vidas nos encontremos, estos “buenos hábitos” de la felicidad siempre resultarán útiles.
Expresa gratitud. Cuando aprecias lo que tienes, lo que aprecias es algo de valor. ¿esto es cierto, ¿no te parece? Básicamente, estar agradecido por las bondades que tienes en tu vida le dará un sentido más profundo a la felicidad. Ser agradecido genera Emociones positivas que te hacen sentir bien y ofrece una sensación de comodidad. Cuando tomamos un momento para expresar nuestro agradecimiento por dentro de uno mismo ó lo expresamos externamente, inmediatamente comenzamos a sentirnos más felices, más relajados y más optimistas.
Cultiva el optimismo. Ser optimista o pesimista está determinado, en una parte, por la herencia genética y, en otra parte, por experiencias tempranas. Generalmente, aprendemos cualquiera de las dos actitudes desde niños. Lo hacemos viendo la forma de ser de nuestros padres y de otras personas importantes para nosotros, y escuchando sus comentarios ante cualquier problema. Más adelante, nuestras propias experiencias refuerzan o debilitan esa actitud aprendida. Los ganadores tienen la capacidad para construir su propio optimismo. Sin importar cuál sea la situación, el éxito será como una diva que siempre encontrará una manera de darle un giro optimista a la vida. Sin importar las adversidades por las que atraviesan, las personas optimistas suelen ver el fracaso como una oportunidad para crecer y aprender una nueva lección d vida. Las personas que piensan con optimismo suelen ver el mundo como un lugar repleto de oportunidades, especialmente en tiempos difíciles.
Evita las comparaciones. Compararte con alguien más podría ser intoxicante. Si te comparas con una persona con la que de alguna manera seas “mejor”, te dará una falsa y enfermiza sensación de superioridad. Nuestro ego es algo que puede inflarse fácilmente. Pero, si te comparas con una persona que es mucho mejor que tu en algo, por lo general solemos desacreditar nuestro trabajo y menospreciamos nuestros avances o progresos.
Practica la bondad. Realiza actos de bondad libera serotonina en el cerebro. La serotonina es una sustancia que tienen enormes beneficios en la salud, incluyendo la de hacernos sentir mucho más felices. La gente de tendencia bondadosa tiende a mostrar sincera una disposición de crear bienestar para los demás, ya sea porque esa es su condición innata o lo aprendió en un procedo de formación educativa formal o no, en valores morales o espirituales como: la tolerancia, la empatía, la compasión o la solidaridad.
Podemos ser bondadosos por temor a un castigo, por deseo de recompensa, por sentimiento de culpa o por el placer de dar. Las personas amorosas tienden a tener mejor salud, mejores relaciones y una más fuerte influencia social. Es importante resaltar que actuar con bondad, no implica ser un tonto o aceptar abusos. No. Incluso personajes como Gandhi o Mandela, con mensajes sobre tolerancia, amor e igualdad, mostraron que se puede ser amoroso y firme a la vez.
Cultiva tus relaciones sociales. Las relaciones personales tienen una importancia fundamental en la vida de las personas y en su crecimiento personal. Algunas investigaciones dicen que cuanto más amplia es la red social de alguien, tiene menos riesgo de mortalidad; y al contrario la falta de relaciones sociales tiene el mismo riesgo de mortalidad que fumar o tener la tensión alta. Muchos estudios han demostrado bastante relación entre las relaciones sociales y el sistema cardiovascular. Aquellos que tienen pocos lazos sociales tienen el más riesgo de morir de enfermedades del corazón y son más propensos a constiparse.