El sueño es un momento importante para el cuerpo, es el momento del día para funciones vitales, tales como el crecimiento, la reparación de las células, la liberación y el reequilibrio de las hormonas.
El sueño regular por las noches puede restaurar y rejuvenecer las capacidades mentales del cerebro, así como reducir las hormonas del estrés (cortisol) y la depresión, que son los dos indicadores biológicos de las enfermedades cardiovaculares. El sueño también te ayudará a reparar el daño de los rayos UV a tu piel y es cuando el cuerpo mejor combate los radicales libres.
Los especialistas del suelo de la Universidad de Chicago hicieron un experimento en el que mostraron los efectos de la privación del sueño, utilizaron un grupo de adultos jóvenes varones con buen estado de salud y los limitaron a dormir solo cuatro horas al día. Luego de seis noches seguidas, sus niveles de insulina en la sangre eran casi los mismos que los niveles de un diabético.
Esto podría ser el motivo por el que las enfermedades crónicas afectan más a quienes duermen poco, ya que ocasiona dificultades para mantener niveles estables de azúcar en la sangre, así como volverlos propensos a la obesidad.
Como ya he dicho, no dormir lo suficiente también puede aumentar la producción de cortisol, una hormona del estrés, lo que puede conducir a la hipertensión y a la pérdida de la memoria. Mientras más aumenta el cortisol, la presión arterial se eleva aún más. Esto puede ocasionar depresión, que a su vez impacta el sistema inmune y al corazón.
En general, los adultos necesitan dormir entre 7 y 9 horas casa noche, aunque en casos excepcionales esto puede variar desde 5 horas hasta 10 horas por noche.
Los adolescentes y niños de entre 9 y 12 años necesitan dormir alrededor de 9 horas por noche, los niños menos entre 10 y 12 horas. Por supuesto que estas cifras pueden aumentar, especialmente durante la temporada invernal.
Lamentablemente, vivimos en una sociedad donde nuestras actividades diarias son tan absorbentes que les damos prioridad y dejamos de lado nuestra necesidad de dormir, restándole importancia. De hecho, nuestra vida activa puede ser tan demandante o quizás emocionante, que llegamos al punto en que quisiéramos disminuir la velocidad y poder tener el tiempo para dormir lo suficiente.
Pero, pensemos un momento en algunos de los resultados negativos de un mal hábito constante en la forma de dormir.
Quienes tienen una vida en la que no duermen lo suficiente, a largo plazo afectar el buen funcionamiento de su cerebro; nuestra capacidad de respuesta se ralentiza así como nuestros reflejos, nuestra capacidad de concentración se ve afectada, los lapsos de memoria así como la creativa. A menudo se sienten somnolientos y carecen de un buen juicio en situaciones de menor importancia.
Los estudios demuestran que la mayoría de los adultos requieren de seis a ocho horas de sueño cada noche. Eso es alrededor de un tercio de nuestras vidas. También se ha demostrado que las personas que duermen lo suficiente son más productivas y más felices que quienes no duermen lo suficiente. Es decir, que las personas que descansan bien durmiendo lo suficiente son las personas más productivas, tanto en casa como en el trabajo.
Por lo tanto, al detener o pausar el tiempo que debería estar destinado al sueño, te pierdes de todos estos beneficios y es que es tan importante para tu salud como el ejercicio o una dieta saludable.
En mi opinión, no está mal ser alguien trabajador, pero si quieres vivir una vida más larga y productiva necesitas prestar suficiente atención a las horas que destinas a tu sueño. Más que una pérdida de tiempo, dormir es una inversión de tiempo.