Alimentarse correctamente no significa necesariamente apegarse a estrictas filosofías alimenticias, ni a mantenerse ridículamente esbeltos o a la privación de la comida que te gusta. Lo que sí significa es una alimentación que te haga sentir bien, con más energía, con un humor estable y que mantenga tanto tu cuerpo como tu mente sanos. Todo esto puedo lograrse aprendiendo algunas reglas básicas de alimentación para usarlas de la manera en que mejor funcione para ti. Quizás no lo sepas, pero puedes alimentarte correctamente – sin dejar de comer lo que te gusta – simplemente ampliando tus opciones alimenticias y buscando la manera de incluirlas en tus alimentos diarios.
Pero ¿Realmente tu dieta puede ponerte de buen humor? Y ¿lo que bebes y comes puede realmente subir tu ánimo o sumirte en una entera depresión?
Aunque no existen dietas o alimentos que te saquen de la depresión como por arte de magia (o ponerte de mejor humor de manera instantánea) pueden ser una herramienta bastante útil para dicho propósito. Cada vez existen más y más estudios que demuestran que de alguna manera lo que comemos influyen en nuestro humor.
Las vitaminas nos aportan fundamentalmente vitalidad, a la vez que son fundamentales para que nuestro humor no caiga en la tristeza. Para conseguir esto es necesario que consumamos a diario frutas y verduras en todas nuestras comidas: es recomendable que la consumamos entre las comidas para aprovechar al máximo sus vitaminas.
Los antioxidantes como la vitamina E y el selenio ayudan al organismo a recuperarse del estrés físico y emocional. Fuentes naturales de vitamina E: aceite de germen de trigo, cereales integrales, huevos, espinacas, soja. Fuentes naturales de selenio: germen de trigo, cebollas, brécol, atún, tomates.
Por otro lado, el triptófano y la serotonina también influyen radicalmente en nuestro humor. Estas sustancias afectan directamente al cerebro, haciendo que éste se active de manera positiva, haciendo que nuestro humor mejore. La serotonina, llamada hormona del humor, es un mensajero químico relacionado con el sueño, el estado de ánimo y el buen humor, y su concentración en el cerebro es directamente proporcional a la concentración de triptófano en el plasma y el cerebro. Las podemos encontrar en productos como los frutos secos, que contienen triptófano en grandes cantidades, así como el plátano, la carne y todos sus derivados, los lácteos y los huevos también, pues al tratarse de aminoácidos nos los encontramos en altas dosis.
La vitamina C es conocida también como la vitamina del buen humor y que resulta esencial para asimilar el hierro, aliado del buen humor. Fuentes naturales de vitamina C: cítricos, kiwi, piña, verduras frescas, especialmente col de hoja verde, pimiento y perejil.
Existen alimentos que intervienen en nuestra conducta, modifican el nivel de azúcar en la sangre, lo que afecta en buena medida el estado mental. Los dulces tienen un efecto positivo sobre el humor, porque los azúcares que contienen al entrar en contacto con la lengua estimulan el cerebro, dejando paso a las endorfinas, que nos dan una sensación de bienestar indefinido.
Igualmente, la carencia de algunas vitaminas y minerales causa ciertos trastornos, por ejemplo, la falta de potasio provoca cansancio y confusión. Si no consumimos magnesio, estaremos apáticos y débiles, mientras que si carecemos de vitamina B12 podemos padecer un deterioro del sistema nervioso. Asimismo, fatiga y depresión se presentan cuando no hay suficiente vitamina B3, la cual ayuda a eliminar los depósitos tóxicos del organismo.
Si nos falta energía, podemos comer, carne roja, hígado, sardinas, mariscos, verduras de hojas verdes, también pasta, pan integral, pollo, pescado, productos lácteos y huevos, ya que contienen zinc que aumentará la energía; hierro, que ayudará a prevenir anemia; y carbohidratos, que aumentan la sensación de bienestar. Pero hemos de evitar el consumo de carbohidratos refinados -que se encuentran en galletas, caramelos y pasteles- ya que causan debilidad.