La gente no nace con falta de autoestima. Tampoco es algo que nacemos sabiendo, sino que la autoestima debe ser enseñada. Pero si nuestros padres nos dijeron que no somos dignos de alguna cosa o en la escuela nos repetían que éramos feos, finalmente esas son las creencias con las que crecimos.
Quizás vivimos en una sociedad que crea ideales inalcanzables con los que nadie puede vivir y somos bombardeados muy frecuentemente con estas imágenes que nos recuerdan que no somos dignos o suficientemente buenos.
La baja autoestima surge cuando en lugar de aceptarnos tal y como somos, nos exigimos ser como creemos que debemos ser o como los demás quieren que seamos. Esto nos lleva a estar en la búsqueda constante de nuestro “Yo ideal”, que muy difícilmente se podrá corresponder con la realidad, pero que buscaremos sin cesar y sin conseguir nuestro objetivo, lo que nos llevará a frustrarnos y a no sentirnos capaces “de nada”.