¿Cómo puede el optimismo ayudarte a mejorar tus relaciones?

Así como el optimismo puede ayudarte a lidiar con tus enemigos o gente indeseable a tu alrededor, también puede llenar tu mundo con personas amorosas y enriquecedoras para ti.

Los escándalos, las peleas, las discusiones acaloradas – todas estas cosas pueden ser parte de la vida de la mayoría de la gente. En el trabajo, solemos estar disconformes con nuestro jefe y criticarlo constantemente, discutir con nuestro cónyuge en casa,  indicándole a tus hijos como comportarte, qué hacer, etc.

Además, solemos desgastarnos y perder mucha energía y ánimo cuando vivimos discutiendo de esta manera. Nos sentimos exhaustos, comenzamos a sentir lástima por nosotros mismos y si tenemos a alguien que nos comprenda, resulta maravilloso.

Pero en realidad, sabes ¿Cómo evitar todas estas discusiones?, ¿Cómo hacer que tus seres queridos verdaderamente te estimen?, ¿Cómo hacer que tus colegas te respeten? Quizás no, pero es posible. El optimismo puede aplicarse como una serie de simples reglas que te permitirán actuar no solo en base a emociones positivas sino que te ayudara a tener esa apertura al diálogo necesaria para una sana convivencia.

Pero ¿Cómo es que el optimismo exactamente te ayudará a desarrollar mejores relaciones? Todos sabemos que el mundo es un sitio basto, diverso. De modo que hemos aprendido a aceptar todas esas particularidades del mundo en que vivimos. Así mismo lo son las personas que habitan el mundo, las cuales son completamente distintas: cada una tiene su propio carácter, sus gustos, estilo de vida, sueños y deseos.

Quizás seas una persona muy propia y educada, mientras que tu colega es una persona grosera. Esto no quiere decir que él sea malo y tu el bueno, sino que él tienen su propia manera de ver el mundo y que es distinta a la tuya por múltiples motivos. Recuerda, el mundo es una pluralidad, todos somos diferentes y  debes aceptarlos tal y como son.

No intentes cambiar a alguien. Sin importar si se tratar de tu cónyuge, tu amigo o tu colega. Si haces eso, no tendrás éxito y además terminarás sintiéndote frustrado.

¿Qué es lo que te hace esforzarte en la vida?  En ocasiones, la gente tiende a pensar demasiado sobre alguna idea que les viene a la mente y cuando no son capaces de llevarla a cabo, se sienten deprimidos.

Por ejemplo, podrías llegar a pensar que el hombre o la mujer de tus sueños debería ser una persona adinerada y generosa pero la persona de la que estás enamorado no cumple con esos criterios. Es ahí cuando comienzas a quejarte y finalmente, luego de innumerables discusiones y esfuerzos por hacerle cambiar, terminan rompiendo.

Para evitar esto, debes olvidarte del perfeccionismo. Está claro que todos – o la gran mayoría – desea mejorar su vida pero no debes olvidar que nada es perfecto. Acepta a tu pareja tal y cómo es, recuerda ver las cosas positivas en ella, olvídate de sus errores y no vivas asediando sus defectos.  Y una vez más, no intentes cambiarlo. Sólo así serán capaces de mejorar su relación.

Aprecia lo bueno, confía en tu pareja y apóyate en el afecto que se tienen para lidiar con esos detalles que ocasionan roces entre ustedes. Si llegan a tener discusiones, no es motivo para alarmarse. Analicen lo que ocurre, perdónense, platíquenlo. Si son capaces de resolver sus diferencias con un poco de optimismo de por medio, esta podría ser la base para resolver problemas a futuro y por ende, la “solución” que les permitirá seguir unidos.

El optimismo nos ayuda a salir adelante en la vida, a resolver mejor nuestros problemas y a disminuir el sufrimiento.  El pesimismo por otra parte, nos limita, nos impide ver con claridad y objetividad el problema y su solución, aumenta el estrés y la preocupación y fácilmente se lo transmitimos a la gente que nos rodea. Si logramos adquirir una actitud más optimista en nuestro día a día, Tendremos mayores probabilidades de tener éxito en aquello que hacemos, porque tenemos una actitud abierta, mayor perseverancia y mejor autoestima tanto para nosotros mismos como hacia los demás.

Cansancio: las razones médicas que lo generan

Cualquier enfermedad, sobre todas las graves y dolorosas, nos hacen sentir cansados. Sin embargo, algunas enfermedades más leves tienden a disminuir nuestras energías sin que nos percatemos de ellas.

Cansancio: las razones médicas que lo generan¿El cansancio se puede confundir con enfermedad? Si estas durmiendo  ocho horas diarias de sueño por la noche y aún así te sientes cansando, es necesario que visites a un médico.  También resulta conveniente visitar al médico si tienes alguno de estos síntomas:

          Mareo

          Visión borrosa

          Pérdida o ganancia de peso inexplicable

          Hinchazón en extremidades

          Estreñimiento crónico

          Insomnio

          Dolor de cabeza constante

No obstante, los padecimientos médicos que podrían estarte haciendo sentir cansando son:

 Enfermedad celíaca. Es una enfermedad del sistema inmune en la que las personas no pueden consumir gluten porque daña su intestino delgado. En personas con predisposición genética, cuando el gluten de la dieta llega al intestino delgado atraviesa la barrera epitelial y reacciona con las células de la zona desencadenando una inflamación en la mucosa. Ésta es la responsable de la diarrea y la pérdida de peso, síntomas característicos de la enfermedad aunque no los únicos

Los síntomas frecuentes la anemia, la osteoporosis, el estreñimiento y el cansancio crónico. También puede aparecer irritabilidad, insomnio y síntomas depresivos.

Anemia.  La anemia es una enfermedad caracterizada por una disminución anormal en el número de glóbulos rojos o en su contenido de hemoglobina. Las más comunes son las anemias heredadas o trastornos congénitos por malnutrición, por parasitosis y debido a trastornos hormonales. La anemia cuando se manifiesta lo hace con mareos, cansancio crónico, fatiga, palidez, palpitaciones y en caso de ser muy avanzada hasta con desmayos.

Fatiga crónica. El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por un gran cansancio inexplicable después de cualquier tipo de esfuerzo mínimo, pese a tener la voluntad de hacerlo. Los síntomas del síndrome de fatiga crónica son similares a los de la gripe y otras enfermedades virales comunes y abarcan dolores musculares, dolor de cabeza y fatiga extrema. Sin embargo, los síntomas del SFC duran por seis meses o más.

Apnea del sueño. La apnea del sueño (ó Síndrome de apnea obstructiva del sueño – SAOS) se trata de una alteración en el sueño caracterizada por episodios de ausencia de respiración (llamadas apneas), asociadas a múltiples despertares durante la noche. La somnolencia diurna y la fatiga causada por la apnea del sueño traen severas consecuencias en lo laboral y trastornos en actividades de rutina.

Hipotiroidismo. El cansancio en el hipotiroidismo es la consecuencia de las alteraciones del sistema muscular que se producen cuando el tiroides no trabaja bien y no produce la cantidad de hormonas tiroideas que el organismo necesita. El déficit de hormonas tiroideas se manifiesta de muchas maneras, pero el síntoma que el paciente siente de una forma más evidente es el cansancio.

Diabetes. Sus síntomas particulares son el aumento de la necesidad de beber y de la cantidad de orina, la sensación de cansancio y la pérdida de peso. , cansancio y falta de energía, que no debe confundirse con la somnolencia, que es cuando sentimos la necesidad de dormir. La fatiga puede ser la respuesta normal al estrés, el esfuerzo físico o la falta de sueño, pero cuando es muy frecuente y no podemos explicar sus causas, entonces puede deberse a un trastorno mental o físico más grave, como la diabetes.

Ansiedad. Los sujetos afectados por estados de ansiedad crónica se encuentran cansados al acostarse por la noche, y al levantarse por la mañana. Muchos se quejan de que están «siempre cansados»; ni el reposo ni el sueño parecen mejorar su estado de postración o aportarles más fuerza y energía.

 A menudo se registran notables variaciones en la sensación de profundo cansancio; en un momento dado el paciente se siente exhausto y en otro momento, a veces apenas unos minutos después, está lleno de energía y es capaz de afrontar cualquier tarea.

El agotamiento es una respuesta importante y normal tras un esfuerzo físico, tensión emocional, o carencia de sueño.

 Cuando el cansancio con o sin adormecimiento o con o sin apatía se presenta sin causa conocida que lo justifique es cuando se debe tomar como un síntoma que debe ser estudiado desde el punto de vista médico.

En primer lugar, se deben ajustar las causas normales de cansancio como son el esfuerzo físico, la tensión emocional, o la carencia de sueño. Cuida que tus  comidas sean equilibradas y a sus horas. Evita tomar medicamentos que produzcan cansancio como antialérgicos, antihipertensivos, ansiolíticos, diuréticos,  etc. Si a pesar de ello no mejora en cansancio deberá acudir a su médico.

La felicidad comienza por los cambios

Una vida más saludable, más plena y feliz puede ser una meta que muchos de nosotros deseamos, pero pocos son los que ponen manos a la obra para alcanzar esta meta. La verdadera felicidad pudiera no ser solamente lo que comúnmente pensamos, como una gran suma de dinero en el banco, una esposa bonita o una gran casa.

La felicidad comienza por los cambiosSi bien podemos ser felices con lo que tenemos, es posible aumentar el disfrute del presenta al tomar en cuenta los siguientes consejos:

No te quejes tanto. La gente exitosa no se queja todo el tiempo, sino que piensan en los beneficios que una situación no planeada les puede traer. En pocas palabras, no pensamos  tanto en el problema sino en la solución del mismo.

No dejes que la pereza te gane. Trata de hacerle frente a la pereza. Sé que hay momentos de hastío en los que no quisieras hacer nada más que tirarte en tu cama y dormir, pero recuerda que la felicidad y la pereza son incompatibles.

Ten una buena actitud hacia los demás. Desarrolla tu talento para reforzar tus relaciones interpersonales  y para encontrar verdaderos amigos. Busca personas que compartan tus mismos intereses y una visión positiva de la vida.

Trabaja duro. ¡Esfuérzate! Concéntrate en tus metas. Se paciente y trabaja duro para lograrlas. Ser laborioso significa trabajar más duro que los demás, estudiar más que los demás e incluso en ocasiones, sufrir más que los demás. Debes comprender la importancia que tiene la gratificación que se obtiene luego de lograr objetivos y metas propuestas, y luchar para conseguirla.

Pasa menos tiempo frente al televisor. Al ver menos televisión no me refiero a que no puedas divertirte y distraerte un rato, sino a que evites esos programas que pudieran cargarte de información negativa o que te pongan irritable. Sin embargo, ver una buena película o un documental podría incluso animarte a seguir trabajando en tus metas o analizar cómo es que alguien más puso manos a la obra para lograr las suyas.

Determina tus objetivos en la vida. No solo se trata de establecer metas, sino de fijar los pequeños pasos que te acercarán a la misma. Revisa periódicamente tu progreso y en caso de estancarte en alguno de éstos “escalones”, piensa en las soluciones alternativas al mismo para poder continuar con este ascenso hacia tu meta fijada.

Enfrenta tus problemas. La vida no es fácil y más cuando tenemos muchos problemas con los cuales lidiar. No obstante, la solución tampoco es ignorarlo o rehuir de estos. El ver la vida fácil o difícil únicamente depende de la actitud con que tomes los obstáculos con los que te enfrentas en el camino. La actitud lo es todo, y ser positivo siempre te llevará a enfocar adecuadamente los problemas de manera que encuentres una solución fácilmente y además, obtengas un aprendizaje de ello. Inclusive de los errores aprendemos, así que no hay necesidad de verlo como algo negativo.

Vive el presente. Debemos comprender que todo lo que nos ha sucedido ha sido por un motivo y que nos ha transformado en la persona que somos ahora y nos ha permitido aprender. A menudo volvemos a encontrarnos con lecciones que quizás creíamos haber aprendido pero posiblemente nos hace falta revisar, o bien otras que en su momento fuimos incapaces de aprender porque no estábamos preparados y surgen nuevamente porque ahora sí lo estamos Hacer planes a futuro así como el establecimiento de tus metas a largo plazo es algo importante. Pero también debes aprender a disfrutar el momento presente y valorar aquello que tienes.

Tips de relajación contra el estrés

La mayoría de las personas están más pendientes del estado del tiempo o del saldo de su cuenta corriente que de la tensión de su propio cuerpo. Pero no olviden que saber qué es el estrés, reconocerlo y, sobre todo, averiguar qué lo está desencadenando y cómo está afectando a nuestro organismo, es el primer paso en su manejo y control.

 Las causas del estrés en la mente, pueden comenzar incluso desde algo tan simple como un dolor de cabeza. Este podría ser el comienzo de un período de estrés en tu vida, por lo que necesitas saber que puedes tener serios problemas e implicaciones en el futuro. Es necesario ser capaz de notar los síntomas de estrés para apreciar la gravedad del mismo.

Se ha comprobado que la relajación es uno de los métodos más eficientes para ayudar a aliviar los síntomas del estrés y puede funcionar como “una pausa” ante situaciones estresantes.

Aunque la relajación no va a desaparecer las causas de tu ansiedad, es probable que  te sientas mucho más capaz de lidiar con éste una vez que te hayas liberado de la tensión en tu cuerpo y hayas limpiado tus pensamientos.  Entender porque resulta beneficioso el descanso y la relajación pueden ayudarte a incrementar tu deseo de tomar más tiempo para ti:
Relajarse puede aumentar la productividad, la creatividad, la sanación del cuerpo, la paciencia y la felicidad.

Todas las técnicas de relajación combinan la respiración profunda con la relajación de los músculos. Si al principio te resulta difícil relajarte, no te preocupes. Al igual que todas las habilidades aprendidas, al principio te será difícil y su aprendizaje vendrá con la práctica.

El yoga y el taichí  son buenas formas de hacer ejercicio y además, técnicas que te ayudarán a mejor tu respiración y promover la relajación.

La respiración profunda.  Lo ideal es practicar la respiración profunda a la misma hora y en un lugar tranquilo donde no seas molestado. Aflójate o retira quítate cualquier ropa ajustada que lleves, como zapatos, corbata o chaquetas. Lo ideal es que te pongas cómodo.

Siéntate en una silla cómoda donde puedas apoyar la cabeza o si lo prefieres, en el suelo o la cama. Coloca los brazos en los antebrazos de la silla  o si estás recostado, colócalas en la superficie de la cama o suelo, un poco lejos del torso de tu cuerpo con las palmas hacia arriba. Procura estirar las piernas, manteniéndolas a la altura de la cadera o en una apertura mucho más amplia. Si estás sentado en una silla, no cruces las piernas.

La relajación efectiva comienza siempre enfocándote en la respiración. La manera de hacerlo es inhalando y exhalando lentamente, a un ritmo regular que es el que te ayudará a calmarte.

Llena la totalidad de tus pulmones de aire, sin forzarlos. Respira por la nariz y exhala por la boca.  Procura hacerlo lentamente y contando pausadamente hasta cinco, si no logras llegar hasta cinco, no te preocupes.  Luego, simplemente dejar escapar el aliento paulatinamente, contando nuevamente del uno al cinco. Sigue haciendo esto hasta que te sientas tranquilo. Respira sin detenerte o conteniendo la respiración.

Practica la respiración de tres a cinco minutos, dos o tres veces al día – o en su defecto, cada vez que te sientas estresado.

Relajación muscular profunda. Esta técnica toma alrededor de 20 minutos. Funciona a través de la tensión y relajación de los músculos, ayudando a liberar la tensión del cuerpo y relajando la mente. La esencia de la técnica consiste en tensar ciertas partes del cuerpo y seguidamente relajarlas. Notar la sensación de tensión y posteriormente de relajación al dejar de contraer un músculo ayudará a sentir un placentero bienestar corporal que se irá traduciendo en un equilibrio psicológico.

Para ello, encuentra un lugar cálido, tranquilo y sin distracciones. Asegúrate de ponerte cómodo, ya sea sentado o acostado. Cierra los ojos y empieza centrándote en la relación: una respiración que sea lenta y profunda, como se describió anteriormente.  La postura más adecuada es tumbado sobre la espalda, los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y las piernas ligeramente separadas con los pies caídos hacia los lados. El cuerpo ha de quedar lo más horizontal posible, nuca y cuello bien extendidos y rectos. La boca cerrada, pero es muy importante que no se presionen los dientes, que la mandíbula esté relajada. Los ojos, conviene mantenerlos cerrados o semi-cerrados.

Si tienes dolor en ciertos músculos o si te resulta difícil concentrarte en ello, dedícale más tiempo a la respiración para que logres relajarte.

Recuerda que la relajación ayuda a prevenir las enfermedades o patologías que resultan de un desgaste continuo de los órganos debido al estrés continuo. Promueve la calma mental, con lo que conseguimos concentrarnos mejor y pensar de manera más eficaz. Así como la disminución de respuestas emocionales no saludables, como el enojo, ira, llanto, ansiedad, estrés y la frustración.

La ira y sus repercusiones en la salud

La ira es una emoción fuerte que implica la alteración  del sistema nervioso y a su vez, una serie de efectos en todo el cuerpo.  La ira, a diferencia de otras emociones no es nada sutil.

Pero me pregunto si la ira ¿es una emoción incomprendida?  Muchas personas piensan que expresar ira es malo y que el manifestarla solo genera consecuencias negativas.  De hecho, los arrebatos repentinos de ira o enojo prolongado son malos para ti. Una emoción tan fuerte que se acompaña de la exaltación del sistema nervioso tiene repercusiones en el cuerpo. La ira de a poco se devora tu sistema  cardiovascular y hasta tus intestinos, así como el sistema nervioso, afectando a su paso la capacidad de pensar con claridad. Lo más alarmante es que la intensidad de la ira suele aumentar.

La ira y sus repercusiones en la salud No obstante, expresar la ira no es necesariamente la mejor manera de deshacernos de ella. La ira no se disipa automáticamente al ser liberada y rara vez experimentamos una catarsis. Las palabras altisonantes o las acciones violentas no hacen que la ira sea más fácil de manejar y son éstas las que a menudo aumentan la intensidad de la ira. La ira a menudo se alimenta de sí mismo. Además, dar pie a la agresión hacia los demás en un momento de ira solo crea un daño irreversible en nuestras relaciones interpersonales con los demás.

La gente suele tener problemas para manejar la ira y muchos otros sentimientos negativos. A menudo ésta es una de las pocas emociones cuya visualización se considera “aceptable”. Pero no por ello la gente responde bien cuando alguien manifiesta su enojo hacia ellos debido a que es una emoción negativa tan contundente que hace que la gente se sienta incómoda, casi como si de un tabú se tratara.  ¿A cuántos de nosotros no nos dijeron de niños : “ Si sigues haciendo rabietas te irás a tu habitación”?

Lo triste de todo esto, es que desde niños no se nos enseña a manejar la ira adecuadamente. Hay gente que ni siquiera puede reconocer que está enojada o suelen ocultarlo hasta que explotan y se manifiesta en forma de palabras o acciones hirientes.

Los estudios demuestran que la capacidad de identificar y etiquetar las emociones correctamente, así como hablar de éstas sin rodeos hasta el punto de sentirse comprendidos, hace que los sentimientos negativos se disipen. Y la alteración fisiológica que acompaña a esos sentimientos también disminuye dramáticamente.

La ira descontrolada tiene efectos emocionales y físicos a largo plazo en nuestro cuerpo:  

– Aumenta la secreción de adrenalina, presión alta e incrementa el ritmo cardiaco, aumentando el riesgo de derrames y ataques al corazón.

– La ira aumenta la producción de  adrenalina, que altera el funcionamiento normal de nuestro cuerpo. Esta alteración afecta nuestro sistema inmunológico, puede provocar contracturas y dolores musculares o de cabeza y nos hace más vulnerables a algunas enfermedades, como gastritis, colitis, dermatitis, etc.

Las descargas frecuentes de estas substancias producidas por la ira  deterioran el sistema inmunológico pueden ocasionar constantes dolores de cabeza que pueden convertirse a la larga en migraña.

– También crea una intensa culpa, sentimiento s de fracaso, depresión, agitación constante, furia violenta y posiblemente suicidio.

Sin embargo, a veces decirle a alguien que estamos enojados trae un sentimiento de alivio, sobre todo cuando expresamos los motivos por los que estamos enojados. Los psicólogo creen que el alivio que sentimos en esas circunstancias no es porque ventilamos nuestro enojo sino porque identificamos las circunstancias que producen el enojo, permitiéndonos trabajar en la búsqueda de una solución ante el mismo.

Muchísima gente que sufre de esas explosiones de ira, aún después de un largo rato de haber estallado, siguen experimentando a nivel físico y mental las consecuencias. Lo peor es que la trascendencia de su ira en otras personas puede durar mucho más tiempo.

Hay que señalar que la ira tiene un valor positivo y es la gran motivación al cambio. El enojo nos anima a hablar sobre las cosas que nos preocupan. La ira puede controlarse, puesto que todas las emociones son respuestas que se dan a un estímulo. Se puede controlar la intensidad de las emociones con inteligencia y voluntad. No obstante, hay que saber expresar estos malestares de una manera en la que nuestras reacciones no nos afecten  física ni emocionalmente, así como tampoco a las personas que nos rodean.