En común que nos sintamos abrumados hoy en día. Con cada paso que damos en la vida tratamos de mejorarnos a nosotros mismos pero a veces las cosas comienzan a acumularse y llegamos a sentirnos tan agobiados que perdemos de vista lo que estamos tratando de lograr. Las cargas que llevamos por necesidad o por elección, en lugar de hacernos caer con su peso ¡podrían elevarnos! Uno de los máximos desastres de la vida es estar abrumado.
No hay escape de las cargas de la vida porque son parte de la misma; la alegría al vivir está en nuestra actitud hacia nuestras cargas, de la misma manera en que las aceptamos y llevamos. Cada vez que me siento abrumada, el entender “¿porqué?” me ayuda mucho.
Para comenzar tenemos que cuestionarnos ¿de dónde vienen los sentimientos de control? ¿Dónde e que comienza esa sensación de estar abrumados? Vamos a echar un vistazo a algunas preguntas que quizás puedan ayudarte a ver las cosas con mayor claridad.
¿Vives planificando muchas cosas?
¿Vives la vida siendo fiel a tus valores?
¿Tu trabajo o tu carrera demandan gran parte de tu tiempo?
¿Tu ambición profesional hace que te sientas abrumado con el resto de tu vida?
¿Tienes suficiente tiempo a solas con el fin de volver a conectarte contigo mismo?
¿Estás haciendo suficiente ejercicio?
¿La comida chatarra en tu dieta se equilibra con alimentos nutritivos?
Al analizar estas preguntas puedo ver que por lo general hay un desequilibrio en la forma en que estoy viviendo. Mis expectativas son demasiado altas, haciendo que pierda de vista mis límites, lo que a su vez me hace sentir abrumada. Sea cual sea el caso, debemos tener alguna manera de volver a la realidad y entender el significado de todo o al menos reorientarlo. Pero ¿cómo hacer esto? Quizás estos consejos te ayuden:
Reconoce tu verdadero valor. Nuestros valores nos dan una idea de dónde está el suelo. Nos permiten ver el panorama y nos ayuda a comprender que, aunque hoy no es el mejor de los casos, todavía tenemos valor para contribuir un poco más a cada día que está por venir.
Reconoce cuando te sientas agobiado. Cuando te des cuenta de que te siente fuera de control, lo mejor es reconocerlo, traerlo desde el perímetro de tu mente y no perderlo de vista. De esa manera serás capaz de tratar con él en lugar de dejarlo crecer más fuerte en las sombras. Ahora, somos capaces de darnos cuenta de que no podemos complacer a todos, es simplemente imposible. Y con eso, podemos dar un paso atrás y decidir simplemente lo mejor para nosotros cada día sabiendo que no todo el mundo estará satisfecho, pero que tú lo estarás, ya que diste tu mejor esfuerzo.
Toma tus decisiones futuras en base a tus valores y no en los valores u opiniones de los demás. Esta es tu vida y necesitas enfrentarte a ti mismo al final del día. Tomar decisiones que te mantendrán en el buen camino y no en contradicción con lo que te gusta. Está bien decir que no a los demás, expresar tus ideas y pronto la gente entenderá cómo eres realmente e internamente aprenderán a respetar eso.
Programa un tiempo de silencio para volver a conectarte contigo mismo. Esto significa literalmente que tienes que agendar un momento o prometerte unos minutos del día solo para ti. Es fácil dejar de darnos un tiempo para nosotros mismos, pues al estar abrumados sentimos que nuestro día tiene muy pocas horas y hay muchas por hacer y la prioridad de darnos 10 minutos de silencio se vuelve un lujo.
Sin embargo, encontrar este momento de tranquilidad es necesario para que nuestra mente no piense en nada en concreto y aprovechar ese lapso para respirar profundamente. Nuestro cerebro está trabajando constantemente, por lo que él también necesita un descanso. Levántate unos minutos más temprano todos los días y enlista mentalmente lo que es importante. Haz un poco de yoga para conectar la mente y el cuerpo. Reza por los demás y por ti mismo. Recuerda a todos con los que estás agradecido y a aquellos que aprecias.
No nos trae nada bueno estar abrumados, por lo que es bueno restablecer y encontrar la causa de ello, de esa manera podemos obtener el control de nuevo y vivir la vida con un poco más de paz.