Porque nos afecta la caída del cabello, pues porque por mucho que nos empeñemos en que hemos de aceptarnos tal como somos, en que la belleza está en el interior (la verdad, a mí las radiografías me invitan a pensar que eso de la belleza interior es una descomunal falacia) y demás tonterías blandengues con tufillo a guionista de Disney con empacho de caramelos de fresa. Por mucho que queramos, digo, negarlo, tener buen aspecto redunda en favor de la felicidad…
… ¡Pero! ¿Qué es esto? ¡¡Pelos en el peine!! ¡Ay mísero de mí, y ay, infelice! / Apurar, cielos, pretendo, / ya que me tratáis así / qué delito cometí / contra vosotros naciendo; / aunque si nací, ya entiendo / qué delito he cometido.
Dejando de lado el sobrecogedor monólogo de Segismundo, en La vida es sueño de Calderón de la Barca. Y dejando, de acuerdo, los dramas excesivos, a muchas personas no les acaba de gustar en absoluto la idea de quedarse calvas. Pero, ¿qué hacer?:
Todo tiene solución
¿Resignarse y perder el pelo con dignidad o usar un bisoñé y, a la vez que calentar, tapamos la desnudez craneal?… (esto último suena un poco a aquello de Hamlet “soportar los golpes y flechas de la ultrajante fortuna o alzarse en armas contra un mar de problemas y, enfrentándolos, acabar con todo”, ¿no?).
Pues no va a ser preciso llevar la alopecia con orgullo, taparnos con un bisoñé ni mucho menos (afortunadamente) alzarse en armas. Existen otras soluciones tal como nos recuerdan desde, por ejemplo, el Instituto del Pelo Vila-Rovira, de Barcelona, como es el caso de la técnica FUE.
Dos técnicas complementarias
El acrónimo FUE se refiere a “Follicular Unit Extraction” o “Extracción individual de folículos”, en contraposición a otro acrónimo, también referido a soluciones contra la calvicie. En este caso FUSS, “Follicular Unit Strip Surgery” o “técnica de la tira”.
De este modo, si usando la FUSS se extrae una banda de piel de entre quince y veinte centímetros de largo por uno de ancho, con pelo, de una zona que no vaya a quedarse calva para trasplantarla en otra ya afectada por la alopecia, en la FUE se extraen uno a uno los folículos sin necesidad de cirugía en la zona donante. Estos folículos, de entre uno y cuatro pelos, se sacan junto con todo aquello que los rodea (vasos capilares, músculo erector, glándula sebácea…).
La diferencia es clara… o no
Para entendernos, la diferencia entre la técnica FUSS y la FUE es similar a la de trasplantar una lámina de césped de dos por dos metros y trasplantar las briznas una por una, cada una de ellas con su raíz. Sí: el hecho de que la FUE sea una práctica factible, además de efectiva, demuestra que es el avance más puntero en el campo de la recuperación del cabello.
Ahora, bien, si existen y se ofrecen dos técnicas diferentes, por algún motivo será. Y éste se refiere a que cada caso requiere una atención diferenciada. Llegados a este punto, ¿a qué pacientes les viene mejor qué técnica?
FUE o FUSS
Pues bien: los pacientes a los que la FUSS les viene mejor son aquellos cuya alopecia abarca mayor superficie puesto que se trasplanta un mayor número de pelos (con gran efectividad) en menos sesiones, lo que supone, como beneficio añadido, un ahorro económico.
La técnica FUE, por su parte, suele aplicarse en pérdidas de pelo limitadas y controladas; alopecias causadas por cicatrices medianas o pequeñas; personas que, queriendo trasplantarse, quieren llevar luego el pelo corto, de modo que se les vería la cicatriz que deja la técnica FUSS; aquellos que tienen poca densidad capilar en la zona donante; y varios casos concretos más.
Las variaciones se limitan al método de extracción
Efectivamente, de lo dicho hasta ahora se infiere que no existe una técnica mejor que otra a priori, sino que varía la forma en la que se obtiene el pelo de la zona donante, aunque las subsiguientes fases, preparación e implantación, son idénticas.
Por supuesto, el resultado final, empleando cualquiera de las dos técnicas debe ser el mismo y sólo ha de depender de la experiencia y la pericia del profesional que lleve a cabo el implante, así como de lo interesado que esté en que el resultado final sea lo más natural posible.
Imágenes que convierten a las palabras en meros adornos
De esta forma, aquí tenemos algunos ejemplos del trabajo de manos expertas, algunas fotos del antes y después de un trasplante de pelo. Sólo que en este caso el modelo es el mismo y las imágenes no requieren retoque alguno:
Este es el caso de un hombre de 25 años que, intervenido de labio leporino, necesitaba reconstruir el bigote. En esta ocasión, se tapó la cicatriz mediante la técnica FUE.
Y, para terminar, este es el resultado que se obtuvo con un hombre de 48 años, con alopecia androgenética. Este es el resultado al cabo de un año, tras una sesión de 2.360 microunidades foliculares.
Si hay un caso en el que una imagen vale más que mil palabras, es este.