La necesidad de aprobación no es algo negativo pero lo importante es que no crezca de manera desproporcionada. El problema comienza cuando nos esforzamos en demasía con el único objetivo de lograr la aprobación de los demás. Un problema que a veces tenemos sin percatarnos de que existe, lo cual, obviamente, nos impide avanzar. Antes de analizar la necesidad patológica de aprobación es importante comprender de dónde proviene esta dependencia. Debemos tener presentes que somos seres sociales, que nos construimos a nosotros mismos a partir de las relaciones con los demás y, por tanto, es lógico que las valoraciones de los demás incidan sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos.
Para ser sinceros, a todos nos encanta que nos aplaudan y que nos prodiguen palabras de halago, nos hace sentir bien. Sin embargo, cuando supeditamos nuestras decisiones y comportamientos a la opinión de los demás, entonces tenemos un problema.
La aprobación de los demás es imposible tenerla completamente. Si somos de izquierdas nos van a criticar los de derechas y si somos de derechas nos van a criticar los de izquierdas. Es imposible tener la aceptación de todo el mundo. Si que nos gustaría que mucha gente nos aprobara, pero no siempre va a ser así.
Es importante estar bien tanto abajo como arriba. Es importante saber estar bien tanto si eres un ministro como un indigente. La gente que sabe estar bien, los fuertes, son aquellos que saben estar bien tanto arriba como abajo. Para conseguir esto hay que comprender que “esa aprobación de los demás, esa imagen no la necesitamos para tener una gran vida”. Para hacer cosas valiosas no necesitamos la aprobación de los demás. Nuestras ganas de hacer las cosas, nuestra capacidad es lo que va a hacer que seamos o no felices.
Algo lo podemos hacer mal pero seguro que otras muchas cosas las podemos hacer bien. La aprobación de los demás es agradable pero por un rato, no es una cosa tan importante. Tanto si estamos arriba como abajo no importa. Esto no sólo hay que sentirlo con gente desconocida sino también con amigos y familiares. La necesidad de obtener aprobación aparece en nuestra infancia cuando requerimos urgentemente el afecto de quienes amamos, para vivir. En esta etapa de la vida aún no estamos listos para hacernos cargo de nosotros, ni de proveernos nuestras necesidades; por eso los otros se ocupan de nosotros y si obtenemos su aprobación nos aseguramos que lo sigan haciendo.
Puede que nos pasemos empleando nuestro tiempo y energía tratando de agradar a la gente y ganarnos su aprobación; pero entonces estamos dependiendo de ello y, que pasa si sólo recibimos una actitud de desaprobación, vamos a permitir que arruinen nuestro sentido de autoestima y lo que es peor estaríamos perdiendo la libertad de «ser», para vivir siempre atados a lo que piense o diga la gente de nosotros. No importa lo mucho que nos esforcemos por agradar a la gente y ganarnos su aprobación, pues queramos o no siempre habrá alguien que no nos apruebe.
Pero, la necesidad de aprobación tiene sus retribuciones sicológicas. Es una forma de poner la responsabilidad en los demás. Si te sientes mal porque el otro no te aprueba, le atribuyes toda la responsabilidad, de esa manera evitamos el cambio, no tenemos necesidad de cambiar porque son responsables los demás. No tomamos riesgo alguno, refuerzas la imagen pobre que tienes de ti mismo, y fomenta la autocompasión y la idea de que otros tienen que ocuparse de ti. Nos permite encajar en el medio en el que estamos porque nuestro comportamiento es aprobado.
A veces solo es necesario un cambio sutil que dé la vuelta a tus ideas y así construir a partir de ahí una buena autoestima dentro de ti sin la necesidad de que nadie te apruebe. Para mejorar tu autoestima mira lo que conseguiste en el pasado, que cosas haces mejor que nadie, lo perfecto que eres porque no existe alguien igual a ti. Estos son buenos puntos de partida para enfocarse y concentrarse. Trata de encontrar un propósito del que te puedas enorgullecer. Todos necesitamos ayuda y ánimos a veces, pero no la aprobación de otros porque no la necesitamos para tener sana la autoestima.
Recuerda, la necesidad de aprobación constante muestra carencias internas que uno mismo tiene que trabajar para poder mejorar y cubrir esa falta de afecto con una buena autoestima y amor propio. La necesidad de aprobación constante es agotadora para quien la vive porque necesita poner a prueba al otro y confirmar una y mil veces que le quiere.