La imagen que proyectamos de nosotros mismos influye en todo: desde conseguir un empleo hasta casarnos. Es muy probable que la gente juzgue tu desorden, ya sea que se trate de tu lugar de trabajo y tu casa. A la gente desordenada se le considera perezosa e indolente (lo que a menudo es cierto). Así que será mejor que ordenes ese sucio escritorio de una vez por todas.
A menudo uno se encuentro con personas descontentas con su organización. Casi todas dicen y se amparan en la frase “soy un desastre total” para no intentar, ni lo más mínimo, un pequeño cambio que suponga una gran mejora. Y ésa es la clave: no hay que volver a nacer para mejorar las cosas. Basta con realizar algunos pequeños cambios.
Ser “organizado” no tiene nada que ver con ser un maniático, un robot automatizado o verse sometido por rutinas aburridas. Consiste en aprovecharte de una serie de sencillísimos y prácticos hábitos que te hacen la vida y el trabajo mejor. Por ser organizado no hay medallas pero sí grandes premios: cada día eres más eficiente, te anticipas a los problemas, te vuelcas en las cosas importantes, no te rompes la cabeza con tonterías y haces más en menos tiempo.
El magnesio, un mineral indispensable para nuestro cuerpo, es quizás uno de los remedios naturales más importantes para combatir con eficacia los efectos de la ansiedad. Tanto porque su uso es seguro, tanto por la facilidad de conseguirlo, como por su razonable valor monetario.

